El ministro de Hacienda nuevamente apeló a la alianza público-privado y prometió una reforma laboral gradual, mientras que el agresivo discurso del presidente de la CPC reflejó el clima crispado en que se desarrolla el encuentro.
El tono de la Enade 2014 lo marcó el presidente de Icare, Guillermo Tagle.
El anfitrión del encuentro fue directo al grano acerca de lo que preocupa al empresariado: la reforma laboral genera incertidumbre y hay que fortalecer la institucionalidad.
Tagle también hizo un llamado a reducir el clima crispado, afirmando que la magnitud y profundidad de los cambios que propone el gobierno de Michelle Bachelet son preocupantes.
La respuesta del ministro de Hacienda fue igual de directa: la reforma laboral será gradual y seguirá un camino similar a lo que se hizo con la reforma tributaria. Ese mensaje es el que consistentemente ha estado dando el gobierno para generar confianza con el mundo privado.
«La implementación de la Agenda laboral será consistente con los objetivos de recuperar el dinamismo del crecimiento de la economía. Por lo mismo, su aplicación será gradual y tendrá una transición en su implementación tal como lo hicimos en la reforma tributaria», fue su mensaje.
Alberto Arenas nuevamente apeló a la alianza público-privado, reiterando la importancia que tiene el empresariado para el crecimiento y el desarrollo de la economía, describiendo a los empresarios como «el corazón de la economía y son el motor del crecimiento». Y les prometió que trabajará para ayudar a destrabar los proyectos.
«En Chile la institucionalidad ambiental y energética debe funcionar. Somos un país serio», dijo. Y reiteró el apoyo del gobierno a los proyectos Alto Maipo y Punta Alcalde.
Pero si el ministro de Hacienda hizo un esfuerzo por seducir a los empresarios, también les reiteró que «no podemos seguir haciendo lo mismo. Las reformas van a darle sustentabilidad y legitimidad al crecimiento». Dijo que se seguirán haciendo con responsabilidad, para darle gobernabilidad y estabilidad social al país.
Asimismo, reconoció que la desaceleración ha sido más larga y profunda de lo que anticipaban, lo que hasta cierto punto «muestra las deficiencias estructurales de nuestra economía».
La respuesta del presidente de la CPC no fue quizás la que el ministro Arenas esperaba.
Andrés Santa Cruz dio un discurso purísimo y fue enfático en sus críticas a las reformas. El mensaje parece que reflejó el sentimiento predominante de la audiencia, porque fue interrumpido por fuertes aplausos y numerosas ovaciones.
«No estamos contra los cambios, pero cambios que perfeccionan, no que solo les den el gusto a los que gritan», fue una de sus frases más aplaudidas.
Santa Cruz dijo que, para que los privados aporten a la alianza que quiere el gobierno, «se requiere de un marco de mayor certidumbre y seguridad jurídica, junto con jugarse el capital político que permita llevar adelante las inversiones».
Señaló que el país enfrenta un momento histórico e hizo un mea culpa, dedicando palabras a los abusos de los que han sido acusadas algunas empresas del sector privado.
«Condenamos enérgicamente y sin vacilar todos los actos que atentan contra la ley, la ética, la transparencia y la confianza», dijo el presidente de la CPC.
«No podemos quedarnos impávidos. En caso de comprobarse una conducta ilegítima, la Asociación Gremial correspondiente debiera tomar acciones ejemplares contra los socios involucrados. No podemos desconocer el grave daño que se le hace, en primer lugar, al país y, en segundo término, al empresariado, cuando uno de nosotros comete faltas contra la verdad, la justicia o la libre competencia. Por lo mismo, seamos valientes a la hora de enfrentar estos hechos. Aquí no hay ni habrá espacio para las defensas corporativas, de los amigos, ni de los parientes. ¡A ponernos los pantalones!».
