Fue la respuesta del ministro Rodrigo Valdés a la dura advertencia del FMI sobre vacíos regulatorios en supervisión financiera. Dijo que casos como el de CorpBanca y Penta fueron bien manejados por la institucionalidad vigente y que “no se puede hacer todo”.
Una advertencia acerca de la necesidad de seguir la supervisión de los conglomerados financieros y llenar los vacíos regulatorios, fue uno de los pocos temas en que el Ministerio de Hacienda estuvo en desacuerdo con el informe anual sobre Chile del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Entre las conclusiones de la Consulta del Artículo IV de 2015, el FMI dice que es necesario fortalecer la regulación y supervisión financieras.
El FMI añade que, si bien la Ley del Consejo de Estabilidad Financiera representa un avance importante, “las autoridades deberían seguir fortaleciendo la supervisión de los conglomerados financieros. A medida que continúa la expansión de las compañías de seguros en inversiones de mayor riesgo y menos líquidas, es esencial aprobar el proyecto de ley por el que se implementa la supervisión basada en el riesgo y se adoptan nuevos requisitos de solvencia para las compañías de seguros”.
La respuesta de Hacienda es que no es prioridad. El ministro Rodrigo Valdés admitió estar de acuerdo con varias de las recomendaciones del FMI, no obstante, dijo “estar en desacuerdo respecto de otras sugerencias, como la de avanzar rápidamente en la supervisión de conglomerados, que hoy está entregada al Comité de Superintendentes y algunos aspectos también pueden abordarse en el Consejo de Estabilidad Financiera”.
“La verdad es que esto no está en las prioridades de corto plazo. Es algo que tenemos que trabajar con tiempo, no se puede hacer todo al mismo tiempo. De hecho le pedimos al mismo Fondo Monetario un reporte sobre este tema, que todavía no está listo”, precisó.
Refiriéndose a casos recientes, como el de CorpBanca y Penta, explicó que incluso algunas situaciones de irregularidades que han involucrado a conglomerados han generado “ciertos ruidos financieros, pero que en ningún caso han puesto en riesgo la estabilidad financiera del país”, ya que existe un marco de supervisión y de regulación “que es obviamente perfectible, pero aquí no estamos a merced de lo que hagan los conglomerados”.
En el informe, el FMI apunta a que la desaceleración se debe principalmente a “la drástica caída de la inversión privada, principalmente como consecuencia del fin del boom de la minería pero también de la incertidumbre y los costos de ajuste asociados al programa de reforma estructural”.
Pero elogia que la posición externa ha mejorado notablemente, “observándose un fuerte descenso del déficit en cuenta corriente y un tipo de cambio real cercano ahora al equilibrio”.
