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Los mercados emergentes ya no controlan sus tasas de interés ¿Alerta para el Banco Central chileno?

Los mercados emergentes ya no controlan sus tasas de interés

El artículo modela cambios en las tasas de interés a largo plazo en seis economías desarrolladas y 12 emergentes. En el segundo grupo están incluidos Brasil, Chile, Colombia, Indonesia, Corea del Sur, Malasia, México, Filipinas, Polonia, Sudáfrica, Tailandia y Turquía. El modelo toma en cuenta los bonos del Tesoro de los Estados Unidos a 10 años, la política sobre tasas local, las tasas nominales de los fondos de la Fed y el rendimiento a tres meses del mercado monetario local. El BIS calcula que un aumento de 100 puntos básicos en los bonos del Tesoro a 10 años se asocia con un aumento de 79 puntos básicos en el rendimiento de las economías desarrolladas, y con un aumento de 69 puntos para los rendimientos de los mercados emergentes. Dice que la segunda correlación es “notable” debido a que la apertura de los mercados de bonos locales de los mercados emergentes a inversores extranjeros es un fenómeno relativamente reciente.


Los bancos centrales de los mercados emergentes están encadenados a sus contrapartes estadounidenses. Las tasas de interés locales a largo plazo son prisioneras de la Reserva Federal y las políticas monetarias de otras economías más avanzadas.

Para decirlo con pocas palabras, esta es la situación que describe el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés) en un artículo. La investigación pone de relieve cómo las políticas monetarias locales en un puñado de mercados emergentes carecen de peso a causa de la globalización financiera.

“Los bancos centrales en las pequeñas economías tienen poca capacidad para influir en la tasa de interés a largo plazo de sus propias monedas”, dijeron los economistas del BIS Peter Hördahl, Jhuvesh Sobrun y Philip Turner en un artículo publicado la semana pasada. “La influencia directa de los cambios en sus políticas sobre tasas en comparación con la de la Fed es pequeña”.

Basados en su modelo particular de propiedad que calcula la tasa de interés real mundial a largo plazo, que es principalmente impulsada por los Estados Unidos, los economistas destacan la creciente correlación entre los rendimientos de los mercados emergentes y los de Estados Unidos. Consecuentemente, también destacan la dificultad que enfrentan los mercados emergentes para ajustar sus tasas de interés a largo plazo a fin de influir en las condiciones monetarias.

“Tanto en las economías desarrolladas como en las emergentes, las correlaciones a corto plazo con los rendimientos a largo plazo de los EE.UU. han aumentado sustancialmente durante la última década”, escribieron los economistas. En promedio durante el período desde 2005 hasta la fecha, un aumento de 100 puntos básicos en el rendimiento a 10 años de los Estados Unidos está asociado con un aumento de 70 a 80 puntos básicos en los rendimientos de otros mercados de bonos –sofocando los efectos de los cambios en las tasas a corto plazo”.

El artículo modela cambios en las tasas de interés a largo plazo en seis economías desarrolladas y 12 emergentes. En el segundo grupo están incluidos Brasil, Chile, Colombia, Indonesia, Corea del Sur, Malasia, México, Filipinas, Polonia, Sudáfrica, Tailandia y Turquía. El modelo toma en cuenta los bonos del Tesoro de los Estados Unidos a 10 años, la política sobre tasas local, las tasas nominales de los fondos de la Fed y el rendimiento a tres meses del mercado monetario local. El BIS calcula que un aumento de 100 puntos básicos en los bonos del Tesoro a 10 años se asocia con un aumento de 79 puntos básicos en el rendimiento de las economías desarrolladas, y con un aumento de 69 puntos para los rendimientos de los mercados emergentes. Dice que la segunda correlación es “notable” debido a que la apertura de los mercados de bonos locales de los mercados emergentes a inversores extranjeros es un fenómeno relativamente reciente.

Tal vez contradictoriamente, el BIS también estima que un aumento de 100 puntos básicos en la tasa de fondos de la Fed solo agrega directamente seis o siete puntos básicos a las tasas externas a largo plazo. Con otras palabras, las tasas estadounidenses a corto plazo tienen un impacto relativamente modesto en los rendimientos de los mercados emergentes, y especulan que la sensibilidad entre las dos es mayor cuando la Fed toma a los mercados globales por sorpresa durante sus rondas de aumentos, a diferencia del bien anunciado aumento del año pasado. En resumen, a pesar de las vastas diferencias macroeconómicas y financieras entre los mercados emergentes, sus rendimientos a largo plazo y, por extensión, la forma de sus curvas de rendimiento, se mueven a la par de las tasas de los mercados desarrollados. De una manera más simplificada, mientras que los bancos centrales de los mercados emergentes pueden planificar su curso monetario en el corto plazo, las tasas a largo plazo son impulsadas por fuerzas globales, de acuerdo a la investigación del BIS.

Alan Greenspan, presidente de la Fed a mediados de los 2000, describió a las tasas estadounidenses a largo plazo obstinadamente bajas, incluso cuando el banco central de Estados Unidos estaba aumentado las tasas a corto plazo, como un “misterio” político y citó al flujo de ahorros globales de China y las economías del Golfo, particularmente, hacia los Estados Unidos como la principal fuente. El artículo del BIS no intenta explicar por qué los mercados emergentes han experimentado problemas similares en años recientes, pero trabajos previos han resaltado cómo el aumento de la toma de créditos en dólares por parte de las compañías de mercados emergentes, a través de mercados de bonos y concesiones bancarias transfronterizas, han aumentado la sensibilidad entre los mercados emergentes y las condiciones del dólar en el extranjero.

A pesar de esto, las conclusiones del artículo serán sin duda una fuente de frustración para los estrategas de los mercados emergentes. Desde las crisis de los mercados emergentes de 1997 en adelante, han promulgado una serie de reformas –desde incorporar tipos de cambio flotantes y reducir la deuda en dólares estadounidenses a fortalecer sus posiciones fiscales– con el fin de estimular sus parachoques externos contra impactos macroeconómicos y asegurar el control de las condiciones crediticias locales. El artículo del BIS, sin embargo, destaca la notable correlación entre los ciclos de tasas globales y, por lo tanto, el alcance con el que la creciente globalización financiera ha perjudicado las compensaciones políticas locales – una conclusión consistente con los altibajos de los mercados emergentes durante los últimos años.

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