La mayor economía de América Latina crecerá 1,36 por ciento el año próximo, según una encuesta semanal del banco central entre analistas. Es más que el 1,3 por ciento de la semana anterior y que el 1 por ciento de julio. Las estimaciones habían caído a apenas 0,2 por ciento en abril, en las semanas que precedieron a la suspensión de Dilma Rousseff.
Los economistas brasileños no eran tan optimistas respecto de las perspectivas de crecimiento para 2017 desde septiembre del año pasado, antes de que una crisis política conmocionara al país y culminara con la destitución de la presidenta.
La mayor economía de América Latina crecerá 1,36 por ciento el año próximo, según una encuesta semanal del banco central entre analistas. Es más que el 1,3 por ciento de la semana anterior y que el 1 por ciento de julio. Las estimaciones habían caído a apenas 0,2 por ciento en abril, en las semanas que precedieron a la suspensión de Dilma Rousseff.
Si bien las reformas económicas que propone el nuevo presidente, Michel Temer, han alentado esperanzas de una recuperación económica el año próximo, la economía de Brasil sigue vacilante. El índice de actividad económica del banco central bajó 0,09 por ciento en julio, lo que decepcionó a los economistas, que esperaban una expansión de 0,2 por ciento, según una encuesta de Bloomberg.
La junta directiva del banco central brasileño ha indicado que monitorea los datos económicos en busca de indicios de que puede empezar a bajar las tasas de interés a fin de reanimar el crecimiento económico. La junta del banco ha dado a entender que no reducirá los costos crediticios para estimular el crecimiento hasta tener mayor confianza en que se alcanzará la meta de inflación. El presidente de la institución, Ilan Goldfajn, dijo en una reciente entrevista que la percepción de los inversores del riesgo del país latinoamericano será un factor clave en su decisión de flexibilizar la política monetaria.
