Decisión se anuncia esta tarde
Una creciente división señala la presión en aumento que se experimenta en el Banco Central de los Estados Unidos en relación con el alza de las tasas por primera vez desde diciembre, dijo Vincent Reinhart, economista en jefe de Standish Mellon Asset Management Co. Las disidencias “sugieren la existencia de un consenso subyacente hacia la acción”, dijo Reinhart, quien fuera uno de los asesores principales de los ex presidentes Ben Bernanke y Alan Greenspan. “Ponen en relieve que una parte del comité se está impacientando y que pronto llegará la acción”.
Los funcionarios de la Reserva Federal están cada vez más divididos bajo la presidencia de Janet Yellen.
Los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, según las siglas en inglés) que fija los tipos de interés han disentido el 7,7 por ciento de las veces desde que Yellen tomara el timón en 2014. La cifra incluye a los tres banqueros centrales que querían subir las tasas en la última reunión que se celebró en septiembre. Es la mayor proporción de disidencia desde que el ex presidente Paul Volcker se retirara, hace casi tres décadas.
Una creciente división señala la presión en aumento que se experimenta en el Banco Central de los Estados Unidos en relación con el alza de las tasas por primera vez desde diciembre, dijo Vincent Reinhart, economista en jefe de Standish Mellon Asset Management Co.
Las disidencias “sugieren la existencia de un consenso subyacente hacia la acción”, dijo Reinhart, quien fuera uno de los asesores principales de los ex presidentes Ben Bernanke y Alan Greenspan. “Ponen en relieve que una parte del comité se está impacientando y que pronto llegará la acción”.
Yellen ha tratado de fomentar el consenso, lo que puede ser una señal de que los funcionarios creen que la presidente lleva la política por el camino correcto, y da garantías a los inversores en tiempos de tensión. Ella habla generalmente con cada jefe regional antes de las reuniones de la FOMC y ha explicado por qué le parece importante.
“Tenemos que tolerar alguna discrepancia”, dijo el 2 de diciembre. “Sin embargo, creo que para que el FOMC tenga éxito y a fin de comunicar una política coherente al público, necesitamos un cierto grado de consenso. Y creo que uno de los puntos fuertes de la comisión es que tratamos de encontrar un terreno común”.
Sin embargo, Yellen ha tenido que lidiar con casi un voto contrario por reunión, un ritmo que supera levemente al de su predecesor Bernanke.
El nivel de disentimiento en la FOMC se ve afectado por las condiciones en la economía, aunque también el calendario juega un papel, debido a la rotación anual de los votos entre los presidentes regionales.
Los tres votantes en disidencia en septiembre no han dado indicios de cómo vayan a hacerlo en la asamblea del 1-2 de noviembre, cuando se espera que la FOMC mantenga las tasas sin cambios por séptima vez consecutiva.
Rosengren, de la Fed de Boston, expresó su preocupación en una entrevista el 15 de octubre sobre el riesgo de que se produzcan burbujas de activos e inflación si el banco central mantiene las tasas demasiado bajas durante demasiado tiempo. Entre tanto, la titular de la Fed de Cleveland Loretta Mester, quien votara a favor de un alza en setiembre, dijo en octubre que la política monetaria debería “mirar hacia adelante y no quedarse esperando”. Esther George, de Kansas City, quien disintió en las dos últimas reuniones, dijo estar a favor de tasas más altas a la luz del apretado mercado laboral y la elevada inflación.
En particular, ninguna de las opiniones disidentes en los últimos años provino de los gobernadores de la Fed, es decir aquellos que son nominados por el presidente de los Estados Unidos y confirmados por el Senado.
“La legitimidad y credibilidad son muy importantes para la Fed”, dice Al Broaddus, que estuvo al frente de la Fed de Richmond durante la presidencia de Greenspan. “Que sean varios los disidentes durante períodos difíciles no representa una amenaza, pero una disidencia sostenida en el tiempo sí plantea cuestionamientos”.
