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Reforma previsional 2.0 Opinión

Reforma previsional 2.0

La propuesta Bachelet es seria, responsable y equilibrada. No logrará consensos transversales, porque hay actores ideologizados, como el empresariado, que seguirán defendiendo a las AFP. Es equilibrada porque apunta a construir un sistema mixto donde habrá mayores niveles de solidaridad con ahorro personal. Es de esperar que los actores políticos actuemos responsablemente, se avance en la tramitación legislativa de un proyecto que es urgente para diversos segmentos de la sociedad y no ocurra como en otras reformas importantes para las familias, donde primó la dilación y las campañas del terror sobre sus efectos futuros.


La propuesta gubernamental de modificar el sistema de pensiones, incrementando la cotización previsional –de manera gradual– en 5 puntos porcentuales y que esta sea administrada por un ente estatal, autónomo y altamente profesionalizado –siguiendo el modelo canadiense–, ha generado una destemplada ofensiva crítica de las AFP.

La reforma 2.0 ha sido calificada por los voceros de las AFP como “populismo electoral”; otros la calificaron de “voluntarismo colectivista”, por proponer que un 2% de la cotización previsional fuera a un seguro de ahorro colectivo para que “exista apoyo hacia los que logran un menor ahorro y pensiones más bajas».

Claramente estos grupos empresariales cuestionan cualquier fórmula más solidaria, seguirán promoviendo que toda la cotización siga en las cuentas individuales y que el pilar solidario se financie con mayores ingresos fiscales o aumentando IVA en 1%, cuestión que resulta compleja y regresiva en períodos de estrecheces fiscales.

El país mayoritariamente, y en especial los 1,7 millones de pensionados, han expresado su rechazo al modelo instalado por José Piñera, que genera bajas pensiones y que incluso fue cuestionado por la Iglesia.

Se requiere avanzar hacia un real modelo mixto de pensiones donde se combine el ahorro previsional con los mecanismos solidarios, pero con fórmulas más robustas que fortalezcan sustantivamente el pilar solidario creado el año 2008.

Los chilenos no quieren seguir en un modelo de pensiones donde cada cual se deba “rascar con las propias uñas”, quieren solidaridad intergeneracional y no el individualismo extremo de las AFP.

Se requiere innovar en los mecanismos de administración, siguiendo modelos exitosos, como es el canadiense u otros que surjan en el debate legislativo, pero hay un dato claro: hay mayoría ciudadana para reemplazar el rol monopólico de las AFP y eso se expresará también en el Parlamento.

La propuesta Bachelet es seria, responsable y equilibrada. No logrará consensos transversales, porque hay actores ideologizados, como el empresariado, que seguirán defendiendo a las AFP.

Es equilibrada porque apunta a construir un sistema mixto donde habrá mayores niveles de solidaridad con ahorro personal y ese anhelo lo recoge el proyecto de ley que se enviará al Congreso al inicio del 2º semestre de este año.

Es de esperar que los actores políticos actuemos responsablemente, se avance en la tramitación legislativa de un proyecto que es urgente para diversos segmentos de la sociedad y no ocurra como en otras reformas importantes para las familias, donde primó la dilación y las campañas del terror sobre sus efectos futuros.

Chile quiere reformas que nos encaminen hacia un país más equitativo, pero esos avances se logran con mayorías parlamentarias comprometidas con –en este caso– mejorar las pensiones e innovar en su administración.
La reforma a las pensiones 2.0 merece un apoyo activo de quienes quieren vivir en un Chile más justo, que progresa para todas y todos.

José Miguel Ortiz
Diputado
Presidente Comisión de Hacienda Cámara de Diputados

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