Opinión
Los inversionistas extranjeros no vienen a un país que se derrumba como describen estos voceros empresariales. Hay otras innovaciones potentes que se han desarrollado como ha ocurrido en el sector Energía, donde el país gradualmente en líder en la promoción y uso de las Energías limpias pero lo más importante es que bajaran los precios tanto a las familias como a las empresas y este menor precio de la energía generara mayor competitividad país. El empresariado debiera entender que la receta de “bajar los impuestos” o que gobierne uno de los nuestros no resuelve los desafíos que tiene la economía chilena de cara al siglo XXI.
Las apocalípticas declaraciones de representantes empresariales sobre “que no hay inversión, que no se respeta el Estado de Derecho etc “pareciera hacer creer que estamos en un país que “se derrumba a pedazos”.
Es una liviandad preocupante que representantes de grupos industriales o líderes de grupos económicos hagan este tipo de declaraciones, que claramente tienen un tinte político electoral producto de las próximas elecciones presidenciales.
Enfrentar de modo positivo los desafíos que impone un nuevo ciclo de crecimiento requiere propuestas serias y maduras donde se analicen los hechos y datos de la realidad sin ideologismos ni buscando cálculos electorales cortos.
Los datos de inversión aprobada en estos meses del 2017 revelan que se autorizaron 180 proyectos de inversión que significan una inversión acumulada de US$ 14.805 millones, donde más del 80% de ese monto corresponde a inversión no minera. Es poco serio y faltan a la verdad quienes dicen que “no hay inversión”.
Esta misma semana Corfo ha informado al país que ha seleccionado a 7 empresas –de las cuales 6 son extranjeras y que son líderes en sus países- para industrializar el litio. Son empresas que aspiran a ser parte del mercado que debe absorber la creciente demanda de autos eléctricos y vehículos híbridos (electro movilidad) y que confían en el país y en sus reglas estables para desarrollar acá su actividad industrial. Esta innovadora política industrial permite asociación pública / privada para aprovechar la condición de que Chile tiene el 25% de las reservas de litio en el mundo y permite dar valor agregado a nuestros commodities.
Los inversionistas extranjeros no vienen a un país que se derrumba como describen estos voceros empresariales.
Hay otras innovaciones potentes que se han desarrollado como ha ocurrido en el sector Energía, donde el país gradualmente en líder en la promoción y uso de las Energías limpias pero lo más importante es que bajaran los precios tanto a las familias como a las empresas y este menor precio de la energía generara mayor competitividad país.
El empresariado debiera entender que la receta de “bajar los impuestos” o que gobierne uno de los nuestros no resuelve los desafíos que tiene la economía chilena de cara al siglo XXI donde lo que importa es la innovación, el desarrollo tecnológico, el desarrollo de una nueva generación de emprendedores con responsabilidad social y medio ambiental y que las políticas públicas deben ayudar a ese proceso de cooperación pública/privada para que Chile puede crecer sobre la base de la diversificación productiva.
Las recetas noventeras no nos instalan exitosamente en la economía del siglo XXI.
Además, el país demanda desarrollo con inclusión social –cuestión obviada por el empresariado- y eso requiere educación de calidad, especialmente a nivel técnico y con un nuevo sistema de relaciones laborales donde prime mayor horizontalidad en las unidades de producción y mayor diálogo con los trabajadores de lo cual hoy carecen las empresas nacionales.
Un futuro mejor del país se construye con un debate más serio y riguroso. Desde la política estamos disponible, pero hemos entendido que las recetas antiguas no sirven y que llego la hora de innovar y de desarrollar buenas ideas que respondan a problemas reales. Así Chile será más equitativo y crecerá para todos/as.
José Miguel Ortíz
Presidente Comisión de Hacienda Cámara de Diputados
