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Bonos argentinos a 100 años se hunden en un nefasto 2018 Hay inquietud ya que Macri necesita continuar vendiendo deuda para financiar el déficit fiscal

Bonos argentinos a 100 años se hunden en un nefasto 2018

Argentina se ha visto golpeada desde varios lados. La venta masiva de acciones de EE. UU. se está expandiendo a otros mercados a nivel mundial a medida que los inversores se retiran de los activos más riesgosos. Al mismo tiempo, el peso argentino se ha depreciado a un mínimo récord frente al dólar en medio de la creciente preocupación de que el banco central esté bajo la presión del gobierno del presidente Mauricio Macri para detener su lucha contra la inflación.


Las cosas fueron de mal en peor para los bonistas argentinos esta semana, luego que los efectos de un desplome global del mercado perjudicaran la demanda de un deal riesgoso que se había convertido en favorito de Wall Street.

El dolor ha sido particularmente agudo para los inversores de los bonos a 100 años del país. Su precio ha bajado a menos de 92 centavos por dólar, desde 103 centavos a fines del año pasado, debido al nerviosismo de los traders ante las perspectivas de un aumento en las tasas de interés de Estados Unidos que causaron la venta de bonos con vencimientos a largo plazo. Los bonos denominados en dólares del país perdieron 2,1 por ciento en los primeros cuatro días de esta semana para completar una caída superior al 6 por ciento en el año, el peor desempeño en los mercados emergentes, según el índice EMBI Global Diversified de JPMorgan Chase & Co.

Argentina se ha visto golpeada desde varios lados. La venta masiva de acciones de EE. UU. se está expandiendo a otros mercados a nivel mundial a medida que los inversores se retiran de los activos más riesgosos. Al mismo tiempo, el peso argentino se ha depreciado a un mínimo récord frente al dólar en medio de la creciente preocupación de que el banco central esté bajo la presión del gobierno del presidente Mauricio Macri para detener su lucha contra la inflación.

Eso está generando inquietud en la segunda mayor economía de América del Sur, donde el gobierno necesita continuar vendiendo deuda para financiar su déficit fiscal primario. Macri autorizó la emisión de hasta US$15.000 millones en bonos en moneda extranjera en 2018. El ministro de Finanzas Luis Caputo ha dicho que las necesidades de financiación serán de US$30.000 millones para este año, de las cuales alrededor del 40 por ciento se emitirán en moneda extranjera.

El bono a 100 años se ha vendido junto con otros títulos de deuda a largo plazo ante la preocupación de los inversionistas de que un aumento en las tasas de interés perjudicará el crecimiento económico.

«Recomendamos a nuestros clientes que vendan bonos a largo plazo y compren bonos a más corto plazo», dijo Fernando Baer, ​​estratega de Quantum Finanzas, una consultora liderada por el ex secretario de Finanzas de Buenos Aires Daniel Marx. «El riesgo internacional y local persiste, con un alto déficit y una necesidad de financiación que será más costosa a futuro».

No todos son tan bajistas. Álvaro Vivanco, jefe de estrategia de renta fija para América Latina de BBVA en Nueva York, dijo en un reporte esta semana que el bajo rendimiento de los bonos argentinos en relación con otras deudas de alto rendimiento significa que deberían estar protegidos de cualquier volatilidad adicional en los mercados. Y Michael Roche, estratega de renta fija de Seaport Global Holdings LLC, estima que es una reacción natural a los bonos del Tesoro de EE. UU. y apunta al impulso positivo del crédito del país.

«El bono a 100 años de Argentina es muy atractivo, no solo por su rendimiento sino que también porque el país está experimentando mejoras crediticias», dijo. «Pero es demasiado pronto para recomendar una compra. Los inversionistas esperarán más para evaluar cuándo se ha agotado la venta».

Las agencias de crédito elevado la calificación de Argentina luego que el gobierno lograra revertir de manera espectacular su disputa de una década con los acreedores por su incumplimiento de deuda en 2001, que culminó con la emisión de bonos del siglo. Sin embargo, desde diciembre, los inversionistas han tenido que lidiar con un banco central imprevisible, dirigido por el presidente Federico Sturzenegger que ha cambiado las metas de inflación, la moneda con el peor desempeño del mundo y un déficit fiscal general que se mantiene por encima del 6 por ciento.

Un funcionario del Ministerio de Finanzas no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.

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