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La trama de Intervalores: estafa, apropiación indebida y más de US$ 15 millones que apuntan a Gabriel Urenda MERCADOS

La trama de Intervalores: estafa, apropiación indebida y más de US$ 15 millones que apuntan a Gabriel Urenda

Natalia Saavedra Morales
Por : Natalia Saavedra Morales Editora periodística El Mostrador Mercados
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Tras la corredora hay, además, otras cuatro compañías que son parte de un holding que fundó uno de los hijos del fallecido empresario y ex senador UDI, Beltrán Urenda. La Fiscalía Metropolitana Oriente investiga las demandas que no solo involucran a la corredoras de bolsa, sino también a una gestora de fondos en la que varias personas confiaron sus ahorros para ser invertidos. Bancos, factorings, personas naturales y jurídicas persiguen respuesta por sus platas.


Se sienten pasados a llevar, en un punto de no retorno y que las autoridades supervisoras del sistema no pudieron prever, pues las medidas llegaron tarde. La semana pasada se supo que la Corredora de Bolsa Intervalores había sido cancelada de sus funciones por la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), luego de varias prórrogas, sanciones y alternativas para subsanar algunos de los estándares mínimos que el sistema exige para operar, como patrimonio y liquidez.

La corredora era parte de un holding que sostenía al menos cuatro compañías, hoy todas en el ojo del huracán, después de una serie de demandas y afectados que sindican a una persona: el fundador de Intervalores, Gabriel Urenda, hijo del fallecido empresario ligado, entre otras, a la industria naviera.

Gabriel Urenda inició su incursión en el segmento financiero en el año 2000, cuando creó la mentada corredora de bolsa, pero en 2010 decidió ampliar el giro. Fue entonces que surgieron Intervalores servicios financieros, Intervalores Global Market, Intervalores corredores de Bolsa, Intervalores Capital, Intervalores Asesorías Financieras e Intervalores Advance.

A todas estas compañías les han “llovido” demandas de afectados que, a través de diferentes gestiones patrimoniales o financieras, entregaron fondos a la compañía.

La primera sospecha de irregularidades ocurrió en 2016, cuando la entonces Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) formuló cargos contra la empresa, Urenda como gerente general y otros ejecutivos de la firma. Los cargos: entrega maliciosa de antecedentes a la superintendencia, a la bolsa o al público en general, los que un año después fueron confirmados y se les exigió mantener estándares patrimoniales mínimos para operar en el mercado.

[cita tipo=»destaque»]De la declaración que prestó Urenda han surgido elementos preocupantes. Está la arista de otra de sus compañías, Intervalores S.A., firma mediante la cual se administraban fondos de terceros para invertirlos en todo tipo de instrumentos. De acuerdo a los antecedentes judiciales, tiene al menos 50 clientes afectados por cerca de US$ 12,5 millones, algunos de los cuales ya han presentado acciones legales ante la explicación de la empresa de que no hay plata para devolverles sus fondos.[/cita]

Pese a los alegatos de la firma en la Corte de Apelaciones, la sanción se mantuvo y, en enero de este año, la Bolsa de Valparaíso suspendió sus operaciones por no contar con las garantías exigidas para operar.

Tras ello, la deteriorada situación de Intervalores no hizo más que empeorar. El 8 de junio, la Comisión para el Mercado Financiero prorrogó la suspensión en medio de una supervisión constante de la firma, pero el 21 de junio la decisión fue a firme: las operaciones de la corredora fueron detenidas y la CMF inició un proceso sancionador en contra de la misma, Urenda y el ex gerente comercial, Sebastián González. La sanción, además, recomendó a todos los clientes de la compañía verificar el estatus de sus inversiones, sin mediar aún la cuantía a la que pueden llegar. La empresa ahora ni siquiera tiene una página web vigente.

El principio del fin

Pero lo de la corredora es solo el principio del fin de holding que uno de los herederos de Beltrán Urenda quiso construir y que hoy se ha transformado en un terrible dolor de cabeza. Con el correr del tiempo, algunas de las compañías dejaron de funcionar, entre ellas, la de Asesorías Financieras, Global Market e Intervalores Advance, pero otras –y a la par de las sanciones a la corredora de bolsa– siguieron funcionando con normalidad y sumando nuevos clientes. Una de ellas era Intervalores Capital.

A través de esta división, Urenda manejaba los negocios de futuros en moneda, forwards, pagos en el exterior, inversiones en bolsa, bonos y fondos. El movimiento de platas de la firma afuera se hacía a través de una única cuenta en el Deustche Bank.

Sin reportar problemas en el pasado, una de las alertas la levantó una firma internacional, la comercializadora de azúcar Panor, del grupo guatemalteco Pantaleón, que operaba con Intervalores para el pago a sus proveedores en el extranjero. La relación fue buena hasta que en el verano fueron alertados –según consta en la querella que presentaron– respecto a que algunos de los pagos, que habían solicitado gestionar a Urenda y su equipo, no habían llegado a manos de los proveedores.

La respuesta inicial de la firma fue que la cuenta en el Deustche Bank había sido congelada por temas de compliance. Pero los plazos comenzaron a agotarse y, considerando que Panor no obtuvo una respuesta idónea que aclarara –más allá de una serie de explicaciones y copia de algunos supuestos documentos del banco– por qué no habían cancelado cerca de US$ 1,5 millones que les habían sido depositados, concluyeron que Intervalores incumplió tres ordenes de pago por el monto señalado.

Sin llegar a acuerdo con la empresa de Urenda para que reconociera la deuda, se querelló contra quienes resulten responsables por apropiación indebida de valores en custodia. Según consta en los antecedentes, a Panor le pareció inexplicable que, habiendo hecho los depósitos en la cuenta de Intervalores, no se realizaran los pagos. La azucarera, de paso, acudió a la CMF, mediante la cual solicitó medidas precautorias sobre bienes personales del empresario chileno.

Casi como un elemento anecdótico en la causa, Intervalores entregó a Panor un supuesto email del banco, donde se señalaba que las platas están congeladas por el departamento antifraude, pero el correo electrónico parecía estar lejos del estándar de Deutsche Bank, sumando incluso faltas ortográficas y sin la firma de ningún representante de dicha entidad bancaria.

Junto a Panor, otra serie de compañías han presentado demandas civiles por montos cercanos a los $ 800 millones por no pago. El fiscal a cargo del caso, Felipe Sepúlveda, ya tomó declaraciones a Urenda, en las que ha apuntado las responsabilidades al equipo ejecutivo, pero también se revelan nuevos antecedentes del resto de sus compañías.

El quiebre interno también fue total. Sebastián Gonzalez, el gerente comercial de la firma, demandó a Urenda por despido injustificado, detallando –a su juicio– una serie de irregularidades.

La captadora

De la declaración que prestó Urenda han surgido elementos preocupantes. Está la arista de otra de sus compañías, Intervalores S.A., firma mediante la cual se administraban fondos de terceros para invertirlos en todo tipo de instrumentos. De acuerdo a los antecedentes judiciales, tiene al menos 50 clientes afectados por cerca de US$ 12,5 millones, algunos de los cuales ya han presentado acciones legales ante la explicación de la empresa de que no hay plata para devolverles sus fondos.

Entre los clientes más vistosos está Real Empire, una firma que –como detalla– entregó al holding de Urenda más de mil millones de pesos para ser invertidos, de acuerdo a contrato, con una rentabilidad mensual de 0,65%. Los últimos fondos se entregaron según mandato en diciembre de 2017 y, pese a que los intereses se pagaron hasta abril de este año, cuando la empresa pidió rescatar los fondos estos fueron negados.

También hay personas naturales afectadas. Uno de ellos, Aquiles Gálvez, que según documentos entregó a Intervalores S.A. $ 351 millones, que representan “sus ahorros de más de 30 años de trabajo”. Tras el ruido que hizo la corredora de bolsa, solicitó el 15 de junio el rescate de sus fondos y se le informó que no se podían restituir, pues la empresa carecía de los dineros. Los casos así se repiten.

Otros institucionales también han sido afectados por los brazos del holding Intervalores. Entre ellos, BancoEstado. La firma demandó a otra de las firmas del paraguas, Inversiones Anbega, por un pagaré vencido por $ 500 millones de pesos.

La torta termina de completarse con una serie de acciones de cobro a título personal sobre Urenda. Conocedores del caso comentan que el empresario siempre excusó sus faltas con las disputas patrimoniales –conocidas en el año 2014, cuando se zanjó la herencia de su padre con sus siete hermanos por bienes en torno a US$ 400 millones– que aún arrastraba y argumentando que dependía de esas platas para responder a algunos compromisos.

Por ahora no está claro a cuánto podrían ascender el número y el monto total de afectados, aunque la malversación podría ser millonaria y el escenario no parece estar del lado del cuestionado holding.

El Mostrador intentó contactar en varias ocasiones al abogado de Intervalores, Sergio Ibarra, sin obtener resultados hasta el cierre de esta nota.

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