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Francisco Armanet: la pesadilla del Presidente Piñera MERCADOS

Francisco Armanet: la pesadilla del Presidente Piñera

Enrique Elgueta
Por : Enrique Elgueta Periodista y consultor senior en Comsulting.
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Fue de los primeros ejecutivos del mercado en poner el acento sobre la información privilegiada y los conflictos de interés que tenían las corredoras con su cartera propia, pero eso no obstruía que nadase como pez en el agua dentro del establishment de Sanhattan. Su áspera salida de Banchile Inversiones lo dejó igualmente como una voz reconocida y respetada dentro del mercado, como director de empresas o columnista en varios medios, trinchera desde la cual potenció aún más su crítica visión de la industria bursátil. Al poco andar inició una aventura audiovisual sobre el «liderazgo», la que no le ha dado réditos y lo hizo desaparecer del mundo de los negocios. Hasta ahora, en que, con la confirmación de las grabaciones que tiene del caso Lan, se ha transformado en el foco de las preocupaciones presidenciales y ha incomodado a varios personajes del mercado.


El tiempo pasa rápido en Sanhtattan y no perdona a nadie. Ejecutivos que por un día son estrellas y acaparan las páginas sociales económicas de algún medio que prestigian, perfectamente pueden pasar a la ingrata esfera del anonimato, lejos de un mercado que rota rápido y que hace desaparecer, como si nada, a viejos próceres.

Francisco Armanet cae perfecto dentro de ese perfil. Él, así como muchos otros, fue un verdadero rockstar de Sanhattan y que pasó a ser un desconocido. Es que por estos días en el mercado «nadie» lo conoce, al menos no lo suficiente como para tener una opinión formada de él, pese a que hace unos 10 años era presencia casi obligada en seminarios financieros y medios de comunicación.

Nunca fue un trader, una diferencia importante respecto de otros ex corredores que, en la práctica, lo siguen siendo, ya no como empleados, sino con su propio terminal de bolsa, con que administran fortunas de terceros. No era de esa estirpe, más bien siempre cultivó un perfil ejecutivo y sus intereses no eran seguir el dinero, como típico corredor, sino temas como el liderazgo y la cuestión empresarial, inquietudes que lo llevaron a iniciar proyectos televisivos que no le han dado muchos réditos.

Hoy nuevamente aparece su rostro en televisión, su nombre está en radios y en los diarios, tras asegurar que posee un CD con declaraciones que al Presidente Sebastián Piñera podrían generarle conflictos judiciales en EE.UU.

Se transformó en una pesadilla para La Moneda, y especialmente para el Primer Mandatario, luego de su entrevista en CNN –al alero de las revelaciones del libro de Piñera y los leones de Sanhattan, del periodista Sergio Jara–, en la que ratificó que guarda en una caja fuerte las grabaciones telefónicas de las compras que hizo el actual Jefe de Estado de acciones de LAN, operaciones que motivaron una sanción por parte de la SVS por no abstenerse estando en conocimiento de información privilegiada, proceso para el cual el regulador –a través del entonces funcionario Carlos Pavez– requirió esas mismas grabaciones, pero que no fueron entregadas por Banchile Inversiones, la corredora a través de la cual Piñera compró.

Después de eso fue comentario obligado. «De patio», fue lo comentado por algunos personajes del mercado respecto de sus declaraciones, mientras otro ejecutivo se preguntó «¿qué hace un alto ejecutivo llevándose a la casa información sensible de la empresa?».

Es que su figura hoy no está legitimada por sus ex colegas y de su paso por Banchile tampoco se sabe mucho, considerando el eclipse que supuso para su figura la presencia de Cristián Araya, el corredor estrella de la principal corredora bancaria del mercado, el favorito de las grandes fortunas y el que utilizó Piñera para una compra que hoy aparece prístina.

La llegada al Olimpo

Armanet, al parecer, sabe de contrastes. En su infancia también pasó por abruptos cambios de escenario. Hijo de una familia de Curicó, vio perder sus propiedades como efecto de la reforma agraria. «Yo sentí que perdí la dignidad», dijo en un reportaje en la revista Magister del diario El Mercurio en 2009. Ya no tenía una casa grande, ni chofer, ni mozos, ni los autos último modelo que siempre añoró, reza la publicación, «conformándose» con una casa en Ñuñoa.

[cita tipo=»destaque»]En pleno 2008, con las relaciones crispadas con Araya, se desmayó en su oficina y perdió la conciencia por horas. «Yo en ese momento hablé con Dios, le pedí que me ayudara a ser feliz, porque ya no me sentía así. Yo era una rata, porque seguí la vida de una de ellas, avanzar, avanzar rápidamente, sin detenerme a nada. Así describí mi carrera hasta ese entonces», afirmó Armanet en la mencionada publicación en Magister.[/cita]

«Cuando mi papá nos iba a dejar al colegio, con mis hermanos le pedíamos que por favor nos dejara unas cuadras antes de llegar», contó en ese artículo. Esa pérdida de confort, básicamente, lo terminó llevando al mundo de las finanzas, quería dinero, quería poder y recuperar su estándar. Así, al egresar del Colegio Alianza Francesa –donde se hizo amigo de Eugenio Symon, socio y director en Econsult–, entró a estudiar ingeniería comercial en la Universidad de Chile. Salió de allí y entró a Banchile Inversiones como analista. Pasaría tiempo para que ocupara el alto mando.

Empezó a foguearse fuera del banco de Andrónico Luksic, controlado en ese entonces por la dupla Délano-Lavín, dueños del malogrado conglomerado financiero Penta tras el estallido de los casos de platas políticas. Entre 1992 y 1996, entró al Chemical Banking Corporation, predecesor de JP Morgan Chase, donde fue vicepresidente y gerente general subrogante. En ese período fue también director en representación de CBC en Entel y director del fondo de inversión South Andean Investment New York.

Volvió a Banchile en 1997. Fue gerente comercial de marketing y llegó a la gerencia general en 2003, reemplazando a Eduardo Kirberg, de quien –se dice– era amigo. Cuentan en el mercado que Kirberg tenía un plan para dejar Banchile y arribar a Penta para armar toda el área de inversiones y volver a trabajar para sus antiguos jefes, plan que llegó a los oídos de Pablo Granifo, entonces gerente general del banco –hoy su presidente– y tras ello fue removido, siendo reemplazado por Armanet.

Armanet tenía tres grandes objetivos: triplicar las utilidades de la corredora, meterla dentro del ranking de las 10 mejores empresas para trabajar y que el 98% de sus clientes fueran capaces de recomendarlos con terceros. Todo eso se cumplió, sin embargo, el peso de la figura de Cristián Araya le hacía ruido.

Araya fue un fenómeno dentro de la bolsa, una figura enigmática, un outsider para el mercado y hasta fue multado por la SVS por el Caso Cascada. Sus clientes eran grandes fortunas y era conocido, o al menos su fama era que jugaba siempre al límite, un tipo agresivo, por personalidad no se quedaba atrás y así fue que, en sus inicios, cuando la rueda bursátil era física y tenía a corredores pujando transacciones, les ganó varios remates a peces gordos. Venía de la Universidad de las Américas –algo muy atípico para el mundo de la bolsa– y partió como junior en Banchile, en 1993, pero al cabo de un tiempo empezó a demostrar talento, hasta que llegó a hacerse cargo, en la década del 2000, de una cartera propia.

Se decía de él que era el ejecutivo que mayores ingresos le reportaba a Banchile, era la clave de los buenos números que mostraba Armanet, pero jugaba al límite. Ya en 2007 y ocurridas las polémicas operaciones con las acciones de LAN, el gerente general tomó la decisión de despedirlo y ese fue el principio del fin de Armanet en Banchile.

Araya era amigo de Andrónico Luksic, no del dueño del banco, sino de Luksic Lederer, su hijo mayor, «Luco», como le dicen. Con intereses por el mundo financiero, este hizo su práctica con Araya y forjaron una buena sintonía. Se dice que el hijo de Luksic lo admiraba y que fue él quien intercedió para retrotraer la decisión de Armanet. A nivel de directorio, le comentaron la situación al entonces gerente y lo dejaron todo en sus manos, pero en una clara posición de incomodidad. Reincorporó a Araya con la condición de que este dejara firmado un cheque en garantía de $500 millones, con tal que cualquier operación que hiciera y que afectara las arcas de la corredora, tuviera consecuencias personales. Araya lo firmó, pero ya en 2008 Armanet estaba fuera de la corredora.

El ex gerente de Banchile Inversiones tenía una clara posición pública de lo que era jugar al límite en la bolsa. Antes de estas bulladas operaciones, en 2006, había escrito una columna en El Mercurio que decía «Uso de información privilegiada: un imperativo de mejora para Chile». Siempre le interesó el tema, supo de lo irregular que parecieron las operaciones de LAN hechas por Piñera y por eso se llevó las grabaciones a una caja fuerte.

El nuevo Armanet

Armanet era muy distinto a lo que es en la actualidad, no por las cuotas de poder ni el glamour que supone ser un alto ejecutivo en Sanhattan, sino por su personalidad. Se había obsesionado con su trabajo, afectando incluso su salud.

En pleno 2008, con las relaciones crispadas con Araya, se desmayó en su oficina y perdió la conciencia por horas. «Yo en ese momento hablé con Dios, le pedí que me ayudara a ser feliz, porque ya no me sentía así. Yo era una rata, porque seguí la vida de una de ellas, avanzar, avanzar rápidamente, sin detenerme a nada. Así describí mi carrera hasta ese entonces», afirmó Armanet en la mencionada publicación en Magister.

Su salida en Banchile se dio a mediados de ese 2008 y cultivó una faceta más académica y comunicacional. Fundó The Global Leadership Institute y armó el programa «Estudio del líder», transmitido por Canal 13C.

En paralelo, mantenía su espacio en los medios, demostrando ser muy crítico sobre cómo funcionaba el mercado.

Ya en 2009,  dio una entrevista a El Mercurio en la cual abordaba los conflictos de interés de las corredoras: «Un caso puntual es el del cobro de los derechos a bolsa en las operaciones. Cuando un inversionista modesto o desinformado consulta cuánto debe pagar en comisiones por operar en acciones, los ejecutivos de estas corredoras normalmente responden que la política de cobros de la empresa es de un 1% de comisión para la corredora. Adicionalmente, señalan que todos los clientes deben pagar además un 0,5% de la transacción por concepto de ‘derechos de bolsa’, señalando que este es el porcentaje que cobra la bolsa por efectuar una operación (…). El problema es que ese corredor omite de manera deliberada el hecho de que cuando están frente a un inversionista informado o a un inversionista institucional, la corredora no cobra ese porcentaje, porque este tipo de clientes sabe perfectamente bien que en la práctica las corredoras no pagan ese 0,5% a la Bolsa. Este hábito constituye solo una pequeña muestra de los conflictos de interés y de las inaceptables malas prácticas de gobierno corporativo de las bolsas de valores chilenas».

Siempre fue un díscolo dentro de la rueda. Era de las pocas personas que hacía críticas públicas al funcionamiento del mercado. Un episodio en la Bolsa Electrónica es un buen ejemplo.

En 2006, MBI fue multada por manipulación de precios, siendo la segunda mayor corredora de la BEC después de Banchile. La norma establece que debía ser expulsada de esa bolsa, pero el directorio de la entidad no era de esa opinión y, según un reportaje de la revista Capital, Armanet tomó distancia de ese directorio, presidido por José Cox –amigo personal de Piñera y ex director de Bancard– y dejó de asistir a esas sesiones.

El directorio tomó como medida aprobar la conformación de un comité de autorregulación integrado por cinco personas. Ese directorio estaba compuesto por Cox, Rodrigo Amézaga, Pedro Salah, José Miguel Alcalde, Cristián Silva, Guillermo Tagle y Eduardo Kirberg. La idea era que uno de esos cinco miembros fuera independiente, pero Armanet propuso que lo fuesen tres de ellos. En la junta de accionistas, la mayoría le dio la razón a Armanet, quitándole piso a Cox.

En 2011, hizo pública otra crítica hacia el mercado, a propósito de La Polar. A través de una columna en Diario Financiero reveló cómo a Banchile lo bombardearon de llamadas hasta colapsar sus sistemas y evitar que levantara un libro paralelo a un remate que haría La Polar. «A las 10 AM de un día de invierno de 2003, ingresaron a mi oficina dos altos ejecutivos de la corredora que yo dirigía para plantearme un negocio. A última hora de la tarde del día anterior, La Polar en su proceso de apertura a bolsa, había inscrito un remate de acciones que tendría lugar ese mismo día a las 12 horas. Las bases establecían que para participar en la subasta, todo corredor debía concurrir con órdenes de al menos 2.000 inversionistas. Disponiendo de varios cientos de talentosos colaboradores que ejercían labores de venta, reunir un par de miles de inversionistas en dos horas, no resultaba una tarea muy difícil. Poco después de dar el vamos para conseguir los 2.000 clientes, comienza un sinnúmero de llamadas para detener la construcción de un nuevo libro. Se presionó al regulador y se cruzaron llamadas a alto nivel empresarial. Fue de tal magnitud la intensidad de las tratativas para impedir una segunda oferta, que se llegó al extremo de bombardear de llamadas la casa matriz de nuestra corredora, logrando hacer ‘morir’ nuestra planta telefónica. Pese a los obstáculos que se debieron sortear, en menos de dos horas, La Polar iba a poder beneficiarse de otra oferta competitiva. Finalmente la SVS obligó cancelar el remate y días más tarde la empresa realizó una operación fuera de bolsa».

Tiempo después se sabría que esa corredora fue LarrainVial.

Presente ingrato

Es complejo el actual presente de Armanet. Sus críticas al mercado lo fueron dejando solo y la bolsa está lejos de ser su hábitat.

El estudio del líder que inició en Canal 13C lo quiso internacionalizar a través de un ambicioso proyecto, quería entrevistar a 36 personajes, ex presidentes y ex ministros de distintos países del mundo. De hecho, lo hizo con Lula Da Silva, José María Aznar, Ricardo Lagos, Francois Mitterrand, Vicente Fox, entre otros.

Pero el proyecto le ha costado caro. Este año solicitó un proceso de reorganización voluntario, explicando que cayó en un estado de insolvencia tras una seguidilla de eventos que mermaron fuertemente su capacidad económica. Entre gastos médicos derivados de asuntos de salud familiares, una compleja venta de Odis a una empresa sueca y que motivó una disputa de precio y, precisamente, esta nueva aventura comunicacional, lo dejaron en apremiante situación financiera.

Algunos ven como cierto sentido de oportunismo en el hecho de que aparezca en los medios hablando de las grabaciones de Piñera, sin embargo, otros entienden que se da dentro del contexto de la publicación de un libro con varias revelaciones sobre la trastienda de Sanhattan. Lo cierto es que Armanet sigue siendo el mismo crítico de la bolsa.

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