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Opinión: ¿Chile hacia la recesión?


He afirmado en otros medios que Chile se encamina hacia una importante desaceleración de su economía e incluso es probable que en un futuro no muy lejano caiga en recesión. En esta columna quisiera explicar las razones. Lo primero que debemos preguntarnos es qué explica el alto crecimiento mostrado en los últimos dos años. Si se analiza el panorama de políticas económicas no hay reforma alguna que haya representado un antes y un después en materia de incentivos para invertir en el país.

La legislación laboral impone hoy costos incluso más altos a la creación de riqueza que hace tres años. En materia medioambiental diversos proyectos han sido paralizados por las trabas que pone el sistema y la clase política y tecnológicamente seguimos tan atrasados como siempre. En materia tributaria tampoco ha habido avances, sino más bien retrocesos.

A esto se suma una creciente inestabilidad política y social y un discurso redistributivo y anti empresarial cada vez más agresivo que lejos de motivar inversiones, las espanta. ¿De dónde entonces nuestro crecimiento económico tan notable si casi todos los factores de fondo necesarios para estimular la creación de riqueza, o han empeorado o siguen iguales? Antes de entrar al caso concreto de Chile digamos que todo ciudadano debiera desconfiar de las cifras oficiales de crecimiento del PIB.

Esto por la sencilla razón de que el PIB incluye el gasto público y cualquier actividad económica aún cuando en la práctica destruya riqueza. Así por ejemplo, si Chile estuviera en guerra y se dedicara a producir armamento dejando de producir todas las cosas que los chilenos necesitan, el PIB se mostraría más alto que nunca y los chilenos vivirían peor que nunca.

De igual modo si el gobierno expande el gasto de manera insostenible a punta de deuda, el PIB se verá favorecido hasta que haya que pagar la cuenta y entonces el país estará quebrado. Adicionalmente la politica monetaria puede incrementar el PIB de manera artificial. En efecto, una expansión de crédito sostenida deriva en mayor consumo y mayores inversiones. Y ya que la riqueza real para sostener todo eso no existe en la economía, entonces los precios se disparan forzando un alza de tasas que pone fin al boom y a las burbujas creadas llevando al país a una recesión que limpia los excesos de la fiesta crediticia.

Es lo que pasó en Estados Unidos, Grecia, España, Irlanda, etc, antes de la crisis, todos países que mostraban cifras elevadas de crecimiento económico. Por eso hay que preguntarse no solo por la cantidad sino también por la calidad del PIB y ser escépticos sobre los cantos de victoria de los políticos. No debemos olvidar que un PIB alto puede hablar más de problemas por venir que de un progreso real.

¿Y qué pasó en Chile? Bueno, a partir de 2008 producto de la crisis financiera el gobierno se embarcó en una agresiva expansión del gasto fiscal – respaldada por ahorros eso sí- mientras el Banco Central bajó las tasas de interés a casi un 0%. Ambas políticas sin duda tuvieron un efecto importante sobre la actividad económica y explican parte del despegue -de hecho ese era su fin. Y ambas son insostenibles.

La primera porque los ahorros no son eternos y el gasto fiscal es destrucción de riqueza, pues es esencialmente consumo, y la segunda porque la inflación forzará alzas de tasas como de hecho ya ha venido ocurriendo. A ello se suma la burbuja inmobiliaria en zonas urbanas – que el BC niega y reconoce al mismo tiempo-, la cual debe forzosamente corregirse. Hay que decir aquí además, que la inflación se mide mal en Chile porque, entre otras cosas, el IPC no incluye los precios de inmuebles.

Si los incluyera, éste sería más alto que la cifra actual, lo cual obligaría al Banco Central a un aumento de tasas que frenaría la economía en su dinámica de crecimiento artificial.

Que nuestro gasto actual es insostenible en el mediano y largo plazo lo muestra, además, tanto la acelerada evolución del endeudamiento de los hogares chilenos, como nuestro creciente déficit de cuenta corriente. Este último se podría convertir en una pesadilla en un escenario de crisis.

Pero tal vez más importante que estos factores locales para explicar por qué nos esperan tiempos difíciles, es el contexto intenacional. Chile se ha beneficiado de precios de commodities récord en los últimos años. Ahora que Europa se encuentra al borda del abismo, en el que en mi opinión caerá, que China está enfrentado los estragos de su propia burbuja inmobiliaria, que India se está desacelerando, y que Estados Unidos se encamina a paso firme hacia la depresión – de la que nunca salió en realidad- y posiblemente a la quiebra fiscal, nuestro futuro como país exportador se ve mal. Es casi seguro que estos precios de commodities no son sostenibles y que la crisis externa nos golpeará con violencia.

Por eso, y las razones ya explicadas, he dicho que una desaceleración de nuestra economía es prácticamente una certeza y que una recesión es muy probable aunque no segura. Lo que nadie puede decir es cuándo. Puede ser a partir del próximo año o tal vez en dos o tres años más. O puede ser antes de lo que todos piensan. Lo concreto es que debiéramos estar preparados.

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