Publicidad

Brechas y desarrollo: ¿cuántos días más en un año tendrían que trabajar las mujeres para recibir el ingreso de un hombre?


Por Yessica Lagos Cárdenas, Investigadora Rimisp – Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural

Existe una relación bidireccional entre desarrollo y “empoderamiento de las mujeres”. Desarrollo definido como una mejora en las posibilidades de mujeres y hombres para acceder a ingresos, salud, educación, derechos y políticas de participación. En una dirección, el desarrollo sólo puede desempeñar un papel importante en el impulso de bajar la desigualdad entre hombres y mujeres, pero en otra dirección, la discriminación contra las mujeres obstaculiza el desarrollo (Duflo 2012).

Quedarse en la primera dirección significa creer que las desigualdades entre hombres y mujeres mejoran exclusivamente cuando disminuye la pobreza. Sin embargo sabemos que hay 300 mil mujeres pobres más que hombres pobres y que más de la mitad de los hogares pobres tiene jefatura femenina y sólo la mitad de éstas participa en el mercado laboral. Entonces, resulta evidente que el crecimiento y la disminución de la pobreza ha favorecido en menor medida a las mujeres, quienes a pesar de superar la brecha educativa siguen siendo peor pagadas que los hombres.

En la segunda dirección “desde el empoderamiento de las mujeres al desarrollo”, como prerrequisito para disminuir la pobreza, significa hacernos cargo ahora de las desigualdades en participación política, oportunidades de empleo y derechos. La igualdad entre mujeres y hombres mejora el bienestar de toda la sociedad a través de la eficiencia y la equidad. Existen dos razones para apoyar a las mujeres. Primero, porque la igualdad es valiosa y un derecho y segundo porque las mujeres desempeñan un rol importante en el desarrollo, mejorando aspectos de bienestar de la infancia como salud, nutrición y educación.

Sabemos por la experiencia internacional que el desarrollo económico, no es suficiente para lograr la plena igualdad entre hombres y mujeres. La acción política sigue siendo necesaria para lograr la igualdad entre los géneros. Por lo tanto, ¿será suficiente seguir esperando el desarrollo para que se reduzcan las brechas? Una respuesta en la primera dirección no es suficiente, pues resulta clave promover el empoderamiento de las mujeres para acelerar el desarrollo.

En la actualidad, las mujeres menores de 35 años tienen en promedio más años de estudios que los hombres, es decir, superaron la brecha educativa del pasado. ¿Se logró mayor igualdad con esto? A los hombres se les perdona el hecho de tener menos años de estudio y a las mujeres que participan del mercado laboral se les exige más años estudios para tener los mismos ingresos que los hombres. Por ejemplo, para recibir ingresos entre 182 mil y 364 mil, las mujeres tienen, en promedio, más de un año de estudio respecto a los hombres, ingresos entre 364 y 546 mil las mujeres tienen más de dos años de estudios que los hombres, entre 546 y 728 mil las mujeres tienen dos y medio años más de estudio. En estudios económicos se ha demostrado para Chile que existe “una mayor discriminación en contra de la mujer a medida que éstas tienen más años de escolaridad y de experiencia laboral”. Con datos de la CASEN 2011, se observa que la desigualdad de salarios aumenta con la cantidad de años de estudios porque las mujeres profesionales reciben en promedio 400 mil pesos menos de ingresos que los hombres profesionales en manufactura y servicios, mientras que en agricultura 200 mil pesos menos.

Mujeres que trabajan en los mismos oficios y sector económico que los hombres acaban recibiendo un ingreso más bajo. En manufactura, desempeñarse como operarias mecánicos significa recibir en promedio 102 mil pesos menos, como operadoras de instalaciones y maquinarias reciben 62 mil pesos menos y como trabajadoras no calificadas 57 mil pesos menos. En servicios, las mujeres que se desempeñan como trabajadoras de los servicios y vendedoras de comercios reciben en promedio 126 mil pesos menos de ingreso y como empleada de oficina la cifra es inferior a 54 mil pesos si eres mujer. Las desigualdades en este país son vergonzosas.

No es posible, que las mujeres trabajadoras iguales o más preparadas educacionalmente que los hombres por el hecho de ser mujeres reciban en promedio un 18% menos de ingresos por hora. Si llevamos esta brecha a días en el año, significaría que las mujeres para ganar el mismo ingreso de un hombre deberían trabajar 65 días más que un hombre. Y en política, ¿cuántas mujeres lideran sus territorios? La brecha de participación evidencia la falta de empoderamiento de las mujeres.

Por ejemplo, en las elecciones municipales 2012, nueve de cada diez alcaldes electos son hombres y tres de cada cuatro concejales son hombres. Una modificación a la ley electoral que garantice cuotas para las mujeres es necesaria, las mujeres comprenden mejor las necesidades de las mismas, sin representatividad política no existe garantía de derechos que incrementen las oportunidades reales para las mujeres. Las mujeres cerraron y superaron la brecha educativa con los hombres, pero aún tienen menos oportunidades laborales o políticas, lo que obstaculiza el desarrollo. Si queremos acelerar el desarrollo, la tarea es “empoderar a las mujeres” no solo con programas sociales sino también con cambios sustanciales en la legislación en favor de las mujeres.

Además, cambiar el estereotipo sobre las mujeres que puede existir en el sector privado y público. Si fuesen personal más costoso, lo compensan con mayor productividad dado que en promedio tienen más años de estudios. Las mujeres tienen la capacidad de desarrollar los mismos roles y con la misma eficiencia que los hombres.

Publicidad

Tendencias