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Mineros chilenos y su poder adquisitivo son la locomotora detrás del «boom» del consumo


Desde que empezó a trabajar hace dos años en la mina de cobre Esperanza, en el norte de Chile, Erick Moreno ha triplicado su salario y se dispone a comprar su primera vivienda. El sueldo es tan bueno, dice, que nunca aceptaría un empleo en otro lado. “Voy a morir en esta industria. No me veo en ninguna otra parte”, dijo Moreno por teléfono desde Antofagasta, una ciudad al borde del desierto de Atacama, que abunda en minerales.

“Cuando se empieza a trabajar en una mina todo cambia, y en un período muy breve”. Moreno, que tiene 27 años, completó sus estudios de ingeniería en la Universidad de Antofagasta, pero dice que muchos de sus compañeros abandonaron los estudios para empezar a trabajar en las minas sin haberse graduado. La mayor parte de ellos ya tiene su casa y conduce autos deportivos, mientras que muchos mineros mayores tienen cinco o más casas, algunas lejos de las minas que salpican el desierto del norte. El gasto de los mineros de elevados ingresos recorre toda la economía, alimenta un auge del consumo y lleva el desempleo al nivel más bajo desde 1973.

El país, que se extiende entre los Andes y el océano Pacífico, ha pasado a ser el más rico de América Latina, según el Fondo Monetario Internacional, con un producto interno bruto per cápita que este año es de alrededor de US$ 16.300, mientras que era de US$  4.780 hace 10 años. El presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, felicitó el mes pasado al país por llegar a la categoría de “altos ingresos”.

El rápido crecimiento de la minería y la consiguiente escasez de trabajadores calificados significan que muchos empleados pueden ganar bonificaciones superiores al equivalente de US$ 30.000 dólares por renovar contrato cada dos o tres años. BHP Billiton Ltd. dice que los conductores de camiones de su mina Escondida cobran el equivalente a US$ 80.000 por año, excluidas bonificaciones, más que sus pares de minas de los Estados Unidos.

Dinamismo económico

Moreno, que trabaja en el departamento de mantenimiento de la mina Esperanza, propiedad de Antofagasta Plc, que tiene sede en Londres, dice que lo lamenta por amigos que se esforzaron mucho para obtener un título y no trabajan en las minas.

Los mineros ganan más que los trabajadores de cualquier otro sector, según el organismo que regula las jubilaciones.

El auge minero chileno se ve alimentado por el aumento del precio del cobre, que en los últimos 10 años se cuadruplicó y promedió en 2012 los US$7.952 por tonelada. A juzgar por la producción de 482.252 toneladas en junio, significa US$ 2.000 millones en exportaciones adicionales por mes. El resultado es que la industria minera de Chile atrajo US$ 30.000 millones en inversión extranjera directa el año pasado, según las Naciones Unidas. Mineros con abundancia de efectivo han impulsado el gasto en consumo, y el crecimiento de las ventas minoristas anuales ha promediado un 11,8 por ciento en los últimos tres años, según el Instituto Nacional de Estadísticas.

Las ventas de autos aumentaron 20 por ciento en julio respecto de igual período del año pasado y han promediado más de 30.000 por mes en 2013, en comparación con 7.335 hace una década.

El gasto de los mineros es tan alto, que por cada empleo que se crea en el sector, se generan tres en otros, dijo el ministro de Minería, Hernán de Solminihac, en una entrevista en Santiago la semana pasada. Muchos de esos empleos adicionales son en comercio minorista. Mariano García, máximo responsable ejecutivo de TAIS DFS, que vende cosméticos, relojes y perfumes de lujo, ha abierto cuatro locales en la zona franca de Iquique, cerca de minas que operan Anglo American Plc, BHP Billiton y Glencore Xstrata Plc. “Los mineros compran entre tres y cuatro perfumes cuando vienen, y buscan marcas caras como Carolina Herrera, Hugo Boss y Paco Rabanne”, dijo García en entrevista telefónica.

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