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Robos de maíz transforman puerto de Rosario en el Chicago de Argentina por el nivel de crimen y vínculos con commodities


Los 200 pesos (US$24) que el camionero Héctor Jofré suele llevar para sobornar a pandilleros o villeros y poder así acceder al puerto de granos más grande de Argentina no le sirvieron para nada una noche de abril.

Seis jóvenes en una camioneta se treparon a la parte trasera del camión cuando Jofré se detuvo cerca de una vía de ferrocarril. Abrieron las compuertas que volcaron 10 toneladas de maíz sobre 100 metros de ruta y barrieron todo lo que pudieron. Jofré dice que necesitó tres fletes más sin cobrar para compensarle la pérdida a su empleador. “Antes pasaba una vez al mes”, dijo Jofré, de 31 años. “Ahora es todos los días. Los camioneros están teniendo miedo”.

Los camioneros de Argentina, el tercer exportador mundial más grande de maíz y soja, dicen que el robo y la extorsión están aumentando en el puerto principal, Rosario. Si bien la policía ha prometido montar seguridad, el aumento del delito ha hecho subir los aranceles de transporte y complicado las demoras en las terminales, lo cual hace peligrar la mayor fuente de ingresos de dólares del país en un momento en que la crisis de la deuda de Argentina llevó las reservas del banco central hasta casi un mínimo en ocho años.

A medida que van llegando los suministros de granos de una cosecha que ya está casi terminada, los ladrones apuntan a la carga, el combustible y las pertenencias personales en los camiones que se dirigen a Rosario, donde un tráfico de drogas cada vez mayor llevó a una duplicación de la tasa de homicidios en tres años. La ciudad ribereña maneja 80 por ciento de las exportaciones agrícolas, y se la conoce como la Chicago argentina –el municipio más terrible en los Estados Unidos- por su vinculación con las materias primas y el crimen.

Ganancia debilitada

No hay datos disponibles sobre delitos agrícolas, pero la policía y las autoridades portuarias entrevistadas por Bloomberg News dicen que los incidentes están creciendo, lo cual afecta las entregas de granos a acopiadores como Cargill Inc., y Archer-Daniels Midland Co. Incluso el propietario ferroviario Belgrano Cargas Logística SA agregó seguridad después de que algunos convoyes fueron saqueados en la provincia de Santa Fe, donde se encuentra Rosario.

“Los gobiernos nacional y provincial deben establecer un control de la situación”, dijo Ernesto Ambrosetti, economista principal de la Sociedad Rural, el grupo agropecuario más grande. “No sólo afecta la seguridad pública sino también la capacidad del sector agrícola del país para operar en forma rentable”.

Funcionarios gubernamentales y oficiales de la policía se comprometieron a intensificar la seguridad cerca de las 28 terminales exportadoras de Rosario después de reunirse con los conductores el 6 de agosto, dijo en un comunicado la Federación de Camioneros de Argentina, que representa a unos 6.000 conductores. Después de recibir esas garantías, el sindicato dijo que canceló una huelga programada para protestar contra la ola de delitos.

Fernando Sostre, portavoz de la Policía Federal Argentina, se negó a hacer declaraciones al ser contactado por teléfono en Buenos Aires. Damián Umansky, portavoz del gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, no respondió a dos mensajes de voz para realizar consultas, y la comisaría provincial en Rosario no respondió a seis llamados telefónicos de consulta.

Las pérdidas por robo y las demandas de los camioneros de una mayor remuneración para realizar entregas en zonas de peligro han hecho aumentar los costos del transporte de granos, dijo Ambrosetti por teléfono desde Buenos Aires.

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