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SVS le complica los planes a César Barros

Enrique Elgueta
Por : Enrique Elgueta Periodista y consultor senior en Comsulting.
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Hace dos meses que salió humo blanco en La Polar. El 27 de agosto, los acreedores de la sociedad accedieron a quedarse con el 66,6% de la compañía, canjeando las deudas de la sociedad por acciones, aceptando los términos propuestos por los accionistas de la compañía, quienes redujeron su propiedad a un tercio. Desde entonces, La Polar ha estado abocada a materializar el acuerdo, sin embargo, aún debe despejar varias dudas al mercado.

Es que la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) hizo una serie de observaciones al prospecto financiero de los nuevos bonos que busca inscribir la sociedad, correspondientes a las series F y G, títulos que pueden convertirse en acciones. Una de las principales inquietudes del regulador pasó por los factores de riesgo de la compañía, en particular aquellos relativos al crédito y liquidez de la sociedad.

Al respecto, la institución dirigida por Carlos Pavez instó a La Polar a “indicar las razones que lo llevaron a realizar la reestructuración de los pasivos de la sociedad y por ende a la necesidad de realizar la modificación de los bonos”, antecedentes que han trascendido en la prensa pero que la compañía ha compartido en instancias de negociación.

En dicho contexto y con la asesoría de BTG Pactual, la empresa compartió con accionistas y bonistas la necesidad de reducir su deuda ante un inminente default en un horizonte de 24 meses, considerando que entre 2015 y 2017 la sociedad debía desembolsar $47.800 millones para pagar las cuotas de los bonos senior (serie F), en circunstancias que en 2013 anotó pérdidas de casi $60 mil millones. Otras razones que, posteriormente, esgrimió la sociedad, radicaron en el efecto que supondría no reestructurar sus deudas en el corto plazo: a los acreedores les señaló que no habría capital para abastecerse de stock para Navidad, al compás de la amenaza de los proveedores, quienes no efectuarían nuevos despachos de no zanjar un acuerdo para estructurar sus pasivos. En sus presentaciones, la empresa sostuvo que no tenía capacidad de obtener financiamiento adicional, ya fuera a través de bancos o en el mercado de capitales.

Todos esos factores deben clarificarse, según la instrucción que hizo hace una semana la SVS.

En total fueron cerca de 20 observaciones las que cursó el regulador. Planteó dudas sobre cómo quedarán distribuidas las deudas de la compañía, considerando que ya ha habido amortizaciones; además de explicar las diferencias entre el monto máximo que se busca inscribir y aquel que representan los acreedores de la sociedad, entre otras materias.

En La Polar las inquietudes del regulador eran esperables y destacan que, en general, apuntaron a la forma y no al fondo de la información entregada por la compañía. Explican que las observaciones de la SVS son “normales, considerando lo complejo del proceso” y que, de hecho, “es un buen oficio, ya que los tiempos avanzaron bastante rápido”.

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