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Daniel Fernández, ex vicepresidente ejecutivo de Hidroaysén, se recolocaría en el grupo Enersis como country manager


El rumor comenzó a circular la semana pasada. Daniel Fernández, el ex vicepresidente de Hidroaysén, se había recolocado y, esta vez, como country manager de Enersis. Él sería una de las cinco piezas que la eléctrica Enel nombraría en la región con el objeto de empoderar a los países donde operan: Chile, Brasil, Argentina, Perú y Colombia.

El nombramiento podría ser anunciado hoy a través de un hecho esencial.

El proceso será gradual y en un principio iría justamente en la dirección contraria de lo que se pretende al designar encargados por país que rindan cuentas a Luigi Ferraris, el gerente general de Enersis que asume este miércoles 12. Sin embargo, el concepto que hay detrás es aunar el negocio eléctrico en cada país (generación, distribución y transmisión) en una misma mano que termine por rendir cuentas directamente a Italia y no mediada por Santiago.

Ese es el estilo que querría impulsar Francesco Starace –presidente de Enel– con el fin de tener acceso más directo a la información y que cada país responda por sus resultados.

Lo anterior pasa por una reorganización profunda de Enersis que, después del aumento de capital por US$ 6.000 millones concluido en marzo de 2013, quedó como el vehículo inversor del grupo en América Latina y con un rol de coordinador de sus filiales. En total, reúne a 11.574 empleados en la región, de los cuales 468 se encuentran en el holding.

Según observadores bien informados, Enersis no tendría por qué correr un destino muy distinto al que tuvo Endesa España bajo la mano de Starace. A meses de asumido como presidente, realizó una reestructuración a través de la cual compró todos los activos del conglomerado hispano en América Latina –Endesa Latinoamérica y Enersis– y la confinó a los negocios que pueda generar en la península ibérica.

Siguiendo ese mismo modus operandi, debería hacer algo similar con Enersis. La gran diferencia es que en Endesa España controlaba el 92% de las acciones, en cambio acá sólo tiene el 60,2% de los papeles, el resto se encuentra repartido entre accionistas minoritarios e institucionales que acudieron de mala gana al aumento de capital y que todavía no ven su dinero completamente invertido. Esto implica que el relato que deberán contar Ferraris y Jorge Rosenblut (nuevo presidente de Enersis) tendrá que ser muy tentador.

Dicho todo esto, también es verdad que Enel se dio cerca de cinco años para tomar las riendas del negocio –compró Endesa España en 2009– y deshacer los lazos con España, de lo que se puede deducir que su gran obstáculo no fue el control societario, sino que hubo algún acuerdo político de no tocar América Latina por un tiempo.

Ferraris-Fernández

Mientras tanto, Enel ha puesto a Luigi Ferraris en la gerencia general de Enersis. Un hombre que está acostumbrado a controlar gastos y auditarlos. También a mandar, tanto así que fue un serio postulante a la presidencia de Enel, que terminó por ser ganada por Starace.

Ferraris será responsable de la reorganización en ciernes y una de las cosas que se espera que suceda es la designación de los ya mencionados country managers en cada país.

Uno de ellos sería Daniel Fernández, el ex vicepresidente ejecutivo de Hidroaysén, lo que hace ruido, puesto que fue el mismo Francesco Starace quien dio la señal en julio de que Endesa no estaba dispuesta a seguir con el proyecto si las comunidades se oponían.

Fernández era el encargado de desactivar los distintos obstáculos que iban saliendo al camino, pero la imagen de una Patagonia inundada por cables de alta tensión fue más fuerte que las razones técnicas.

Destreza que sí tuvo para liderar a Televisión Nacional entre 2004 y 2010, cuando se desempeñó como director ejecutivo, demostrando allí que podía navegar en aguas de fuerte contenido político. Lo técnico estaba a esa altura fuera de discusión, porque había pasado por la gerencia general de Enap y por la presidencia de Metro.

Girardi-Fernández-Rosenblut

La imagen de Fernández asociada a Hidroaysén se aleja de la política declarada de Starace de mantener una política más afín a las sensibilidades medioambientalistas. Sin embargo, Fernández tiene defensores en la vereda de enfrente. El senador Guido Girardi –quien tiene una gran influencia sobre los grupos ecologistas– se declara buen amigo tanto de él como de Jorge Rosenblut, pese a que no concuerda con sus visiones más liberales.

La amistad de Girardi pasó la prueba de la blancura cuando en 2011 un grupo de militantes PPD quiso expulsar a Fernández del partido por estar envuelto en el proyecto Hidroaysén. En esa oportunidad y siendo presidente del Senado, Girardi desarticuló al movimiento, diciendo: “No estoy de acuerdo con que a las personas se les persiga por sus ideas, por los trabajos que desempeñan, no creo que ese sea el camino. No creo que sea el camino correcto cuestionar su militancia”.

Fernández no es el único que ha sido cuestionado por los grupos ecologistas. Rosenblut tampoco sale bien parado cuando se lo examina bajo este prisma. Sin ir más lejos, la Superintendencia del Medio Ambiente abrió un proceso sancionatorio en contra de Bocamina II a mediados de 2013. El proceso se reformuló en diciembre e incluyó nuevos incumplimientos. Ese mismo mes, la Corte de Apelaciones de Concepción dictó una orden de no innovar y paralizó la operación.

El desaguisado que le cuesta a Endesa US$ 1 millón diarios, fue extensamente analizado por el entonces presidente de Enersis, Pablo Yrarrázaval, en la carta a los accionistas de la Memoria 2013, donde señaló la necesidad de recoger desde un inicio las opiniones de las comunidades y de recuperar la confianza en la empresa. Lo extraño es que, pese al daño causado a los accionistas y al sistema eléctrico del país, Enel premia a Rosenblut con la presidencia de Enersis.

Los italianos no son los únicos en perdonarle, también lo hace Girardi, quien lo considera un personaje con la mirada lo suficientemente amplia como para recoger las sensibilidades de los nuevos tiempos, atributo que Yrarrázaval no detenta entre sus activos.

Hasta ahora hay coincidencia entre Francesco Starace y Guido Girardi. Ambos se han encontrado varias veces. Girardi lo esperó en La Moneda para acompañarlo en parte de su trayecto hasta el gabinete de la Presidenta Bachelet en julio.

Girardi lo considera su amigo; Starace, no se sabe. Enel ha colocado piezas que a Girardi lo deberían dejar contento, pero no necesariamente la influencia del parlamentario llega hasta Roma y esos puestos son vitalicios. Más bien parece que varios de ellos responden a una transición que puede demorar meses o incluso años.

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