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¿El rescate chino a Rusia es un mal augurio para el futuro?


De acuerdo al columnista de Bloomberg, William Pesek, gracias a China, Christine Lagarde del Fondo Monetario Internacional, Jim Yong Kim del Banco Mundial y Takehiko Nakao del Banco Asiático de Desarrollo (BAsD) ya no tendrían mucho trabajo significativo que hacer.

Pesek dice que la decisión de Pekín de rescatar a Rusia, sumada a la ayuda que recientemente les dio a Venezuela y Argentina, marca la muerte del mundo Bretton Woods de posguerra. También representa el comienzo del fin para el papel central de los Estados Unidos en la economía mundial y la influencia de Japón en Asia.

¿Es el nuevo Banco Asiático de Inversión en Infraestructura el verdugo del Banco Asiático de Desarrollo? Si Japón, el principal benefactor del BasD, no quiere compartir la presidencia con sus pares asiáticos, Pekín simplemente usará su abultada billetera para imponerse. Las organismos de Lagarde y Kim también se enfrentan a un futuro en el que los gobiernos castigados por una crisis llamarán a Pekín antes que a Washington.

El hecho de que China refuerce su papel de prestamista de último recurso desbarata un juego de desarrollo económico que lleva décadas de gestación. El FMI, el Banco Mundial y el BasD son instituciones abotagadas y reacias al cambio. Cuando este año Ucrania recibió un rescate de US$17.000 millones bajo la conducción del FMI , el objetivo era apuntalar una economía de importancia geopolítica no el chantaje geopolítico.

Al gobierno del presidente chino Xi Jinping no le interesa mejorar las economías, la salud de los regímenes impositivos o las reservas de los bancos centrales. Le importa la lealtad. El intercambio propuesto es: Por nuestra generosa ayuda, esperamos recibir su total apoyo en todo, desde Taiwán a las disputas territoriales y la moderación de la molesta insistencia de Occidente en los derechos humanos.

Puede que esto parezca hiperbólico; Rusia, Argentina y Venezuela ya están enfrentadas con los Estados Unidos y sus aliados. ¿Pero qué hay de Europa? En 2011 y 2012, buscó a Pekín para salvar a los mercados de bonos en euros a través de gigantescas compras. Habrá más de esta dinámica en 2015 si hubiera nuevas turbulencias en la zona euro, momento en el cual Pekín esperará que los líderes europeos se abstengan de utilizar todos sus recursos diplomáticos.

¿Qué pasará si la reducción del estímulo por parte de la Reserva Federal golpea a las economías de India a Indonesia y los gobiernos recurren a China en busca de ayuda? ¿Por qué Camboya, Laos o Vietnam aceptarían las condiciones del FMI si China les extiende suculentos cheques sin muchas exigencias?

El viejo rico de Asia

El programa de canje de moneda de US$24.000 millones de Pekín para ayudar a Rusia es un signo de lo que vendrá. Se dice a menudo que Rusia es demasiado nuclear para quebrar. En momentos en que Moscú se enfrenta a la peor crisis desde la suspensión de pagos de 1998, es tentador ver a China como un buen ciudadano del mundo. Pero Pekín sólo le está permitiendo al presidente Vladimir Putin, que ahora no sufre ninguna presión, diversificar su economía para reducir su dependencia del petróleo. Lo mismo vale para el canje de moneda de US$2.300 millones de China con la Argentina y su préstamo de US$4.000 millones a Venezuela. En el siglo chino, el mal comportamiento tiene sus recompensas.

Si alguna vez hubo un momento para que el presidente Barack Obama acelerara su “giro” hacia Asia, es este. Hay mucho de qué preocuparse cuando China les arroja dinero a gobiernos facciosos como Sudán y Zimbabwe. Pero también hay mucho en juego para las incipientes democracias de Asia. El llamado consenso de Washington sobre políticas económicas no es perfecto, pero ¿el modelo de capitalismo autocrático de Estado de Pekín con escasa libertad de prensa es una opción mejor? En tanto China se convierte en el viejo rico de Asia, la tentación de Myanmar, por caso, podría ser evitar el difícil proceso de creación de instituciones creíbles para supervisar la economía.

El reparto de los casi US$4 billones de reservas de divisas de China entre los países acosados por la crisis podría tener un lado positivo: podría obligar al FMI, el Banco Mundial y el BasD a mejorar el juego. La competencia, como reconocerían Lagarde, Kim y Nakao, es buena. Pero es más probable que la prodigalidad de China aliente malos hábitos políticos e impida el desarrollo de un modo que deje a la economía mundial en peor situación.

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