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Sin límites, la lección que «La Roja» les puede enseñar a empresarios


A medida que pasan los días hemos podido tomar distancia del desempeño de la selección chilena en el Mundial de Brasil 2014. En ese contexto, basta con cerrar los ojos para que en la mente de cada ciudadano aparezca la imagen de Gary Medel, entregando su máximo esfuerzo en la cancha, jugando lesionado, incluidos los últimos minutos del alargue del segundo tiempo. Hasta que, literalmente, sus fuerzas no pudieron más. También ver volar a Claudio Bravo desde su arco y atajar con la mayor precisión y pasión los posibles goles, fueron sin duda momentos difíciles de borrar de la retina de cada espectador, de cada chileno y de cada ciudadano del mundo.

Sin embargo, lo más relevante de este equipo es su garra. Esa cosa que sólo los chilenos entendemos y que tiene que ver con nuestra idiosincrasia de ser “aperrados”. Sabemos que es parte de nuestro ADN, pero pocas veces hemos tenido la posibilidad de verlo como cuerpo, o de que otros lo vean y lo aprecien. El sábado 28 de junio se lo pudimos mostrar al mundo entero en un hito tan global como un partido de fútbol, con un equipo al que históricamente solíamos temer, como es Brasil. No se trata de hacer una oda de nuestras cualidades, pero quienes trabajamos en la industria del aprendizaje y del capital humano, sabemos que los chilenos no tienen límites en capacidades, y que si nos lo proponemos siempre destacamos.

Hay casos de esfuerzos notables en diversos emprendimientos. Sin ir más lejos, Luis Martínez, “El conejo”, quien conquistó con trabajo y astucia las esquinas de Nueva York vendiendo, nada más y nada menos, que maní. O la historia de Jenaro Gajardo Vera, que nació en 1919 y murió en 1998. Este abogado, pintor y poeta chileno fue conocido por haberse proclamado, desde el 25 de septiembre de 1954 hasta su muerte, el dueño legítimo de la Luna. Y así podríamos seguir enumerando casos e historias realmente increíbles de nuestros compatriotas.

Cuando un CEO o gerente general de una empresa apuesta por su capital humano, el trabajador no sólo lo agradece sino que aprovecha ese incentivo al máximo. Hoy las compañías saben que una buena manera de retener a sus mejores hombres y mujeres es capacitándolos. Muchos se preguntarán ¿para qué? La respuesta es para que no tengan límites. Para que puedan soñar en grande. Para que no entren a una cancha laboral y se sientan en desmedro de otros.

Hay dos historias que me conmueven y vinieron a mi mente tras el partido de Chile y Brasil. La primera está relacionada a Walt Disney. El creador de los dibujos animados se enroló en la Cruz Roja durante la Primera Guerra Mundial y su trabajo consistía en recoger cadáveres. Fue tal su desolación que dijo que haría algo que llenara el espíritu de las personas y fue así como creó el parque de diversiones más famoso del mundo: Disneylandia. La segunda historia tiene que ver con un documental de fotógrafos ciegos que vi en HBO. Ellos aseguran que sacan las fotos con el alma. Y así es. Sus encuadres son perfectos y sus tomas realmente sorprendentes.

La gran lección es que no hay límites en esta vida. Lo que uno se proponga lo puede conseguir. El mejor ejemplo lo vimos el sábado 28 de junio, con un equipo de jugadores que cargaba con historias personales a las cuales era difícil sobreponerse, pero plasmaron en la cancha todas sus habilidades y destrezas; y pelearon con orgullo cada momento sin amilanarse frente al contrincante. Ellos crearon su propia historia ese sábado. Su propia realidad. ¿Y ustedes qué esperan para cumplir sus sueños y metas? Como líderes o agentes claves de sus compañías, son quienes deben impulsar los cambios y ayudar a sus trabajadores para que logren no sólo un sábado distinto, sino que el comienzo de su propia historia.

Link documental HBO:

Macarena Carmona B. (*)
(*) Socia y gerente general de VGroup, compañía de educación on-line especializada en capacitación con experiencia en la industria de la educación por más de 10 años.

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