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Una nueva y mejorada tasa Libor podría estar en el futuro del sector financiero


La perspectiva de pasar meses debatiendo sobre la tasa interbancaria de Londres no es tan interesante, pero para los operadores bursátiles, los reguladores y los inversionistas, el regreso de vacaciones estará dominado por las conversaciones sobre la Libor, la defectuosa tasa de interés que rige al menos US$300 billones (millones de millones) en instrumentos financieros.

Y no sólo porque varios bancos seguirán el ejemplo de Barclays PLC y les pagarán a los reguladores para resolver las acusaciones de que intentaron manipular la Libor.

Después de años de pasividad, las autoridades del Reino Unido han decidido emprender una reforma de la Libor, planteando la posibilidad de una reestructuración completa en los próximos meses.

Si la tasa Libor —un indicador del precio al que los bancos pueden pedirse prestado entre sí— suena esotérica y remota, piénselo de nuevo. Cualquier persona con una tarjeta de crédito, hipoteca o préstamo bancario debería preocuparse por la manipulación de la tasa de referencia que los mismos bancos establecen.

Tal como me dijo la semana pasada el encargado de las reformas, Martin Wheatley, un alto funcionario de la Autoridad de Servicios Financieros del Reino Unido, «esto es mucho más grande que la mera tasa Libor. Se trata de la confianza de los inversionistas en los mercados financieros, de modo que queremos arreglarlo».

Conozco a Wheatley desde hace unos 15 años —desde sus días como estrella en ascenso en la Bolsa de Londres hasta su época como funcionario de control financiero de Hong Kong. Es un hombre duro y ambicioso, lo cual es una buena combinación para la tarea que tiene en sus manos.

Su receta para la fijación de la tasa Libor puede leerse entre líneas en un artículo que publicó hace un par de semanas. Ostensiblemente, el informe de 58 páginas mantiene una postura abierta.

Sin embargo, debido a que el gobierno británico tiene prisa por consagrar los cambios de la tasa Libor en la legislación, la configuración general está tomando forma. En efecto, Wheatley visitará Estados Unidos esta semana para hablar sobre el tema con las autoridades pertinentes.

En resumen, es probable que la Libor se mantenga como tasa financiera clave, pero con importantes modificaciones en la forma en que se calcula y se vigila.

Sustituir la Libor está casi descartado por dos razones: no hay una alternativa que funcione con todos los instrumentos financieros que la utilizan y reescribir los contratos de derivados vinculados a esta tasa sería una tarea monumental y legalmente peligrosa.

La «nueva y mejorada» Libor casi seguro acabaría con el actual método de cálculo, una especie de puntuación en gimnasia combinada con la clarividencia.

En la actualidad, los grandes bancos presentan estimaciones diarias de sus costos de financiación a un grupo comercial, que elimina las cifras más altas y más bajas y calcula la tasa como la media aritmética del resto.

Los bancos no están obligados a indicar si esas estimaciones reflejan su verdadero costo de financiación, una omisión que aumenta las posibilidades de manipulación.

Un remedio simple sería obligar a los bancos a utilizar transacciones reales del mercado. El problema es que sería difícil encontrar acuerdos que cubran los 15 plazos de vencimiento y las 10 monedas de la Libor, en especial en períodos de presión financiera.

La solución más probable es un sistema híbrido en el que los bancos sigan citando sus costos estimados pero con la exigencia de respaldarlos con tantas transacciones reales como sea posible y documentar cómo llegaron a esos números. Wheatley dijo que existe apoyo a un enfoque híbrido.

Una supervisión más estricta también está entre las posibilidades. El gobierno del Reino Unido casi con seguridad quitará la responsabilidad del control de la Libor a la Asociación de Banqueros Británicos y se la dará a los reguladores.

Los requisitos impuestos por la Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas de EE.UU. (CFTC, por sus siglas en inglés) en el acuerdo con Barclays deberían ayudar también, siempre y cuando sean extendidos a todos los bancos de la Libor. La CFTC ordenó a Barclays, entre otras cosas, hacer un seguimiento de todas sus presentaciones y que sean revisadas por un auditor independiente una vez al año.

Mejores cálculos y una vigilancia más estricta deberían darle más credibilidad a la Libor. Si podrán reforzar o no la confianza del público inversionista en el proceso, sin embargo, es una cuestión diferente.

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