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Una mujer busca por primera vez la rectoría de la Universidad de Chile

Una mujer busca por primera vez la rectoría de la Universidad de Chile

«No da lo mismo quien sea rector o rectora de la universidad, porque se están produciendo cambios políticos importantes, culturales y sociales, que el país ha venido demandando», sostuvo Cecilia Sepúlveda, primera decana de la Facultad de Medicina.


La infectóloga Cecilia Sepúlveda desea tomar las riendas de la Universidad de Chile, que en sus 171 años de historia no ha tenido una rectora, convencida de que éste es el momento preciso para lograrlo y con la meta de que el Estado financie al menos un 50 % del presupuesto universitario.

«No da lo mismo quien sea rector o rectora de la universidad, porque se están produciendo cambios políticos importantes, culturales y sociales, que el país ha venido demandando», dice Sepúlveda, primera decana de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, la más antigua y prestigiosa del país.

Su percepción no está lejos de la realidad, pues por primera vez dos mujeres ocuparan las más altas magistraturas de Chile: Michelle Bachelet, como presidenta de la República, e Isabel Allende, como presidenta del Senado.

Sepúlveda competirá con siete aspirantes masculinos en las elecciones del próximo 8 de mayo, en las que pueden votar 3.000 profesores de la Universidad de Chile, de los cuales sólo un 35 % mujeres.

«Eso da cuenta de que las mujeres seguimos teniendo dificultades, de que hay trabas explícitas que obstaculizan nuestro avance», dice.

A modo de ejemplo, comenta que las investigadoras son «penalizadas» cuando tienen etapas de poca productividad científica por estar haciendo uso de sus licencias de maternidad.

A ello se suman injustificadas diferencias salariales y exigencias más altas que las que se aplican a los docentes hombres para postular a un cargo.

Sin embargo, Sepúlveda destaca que su candidatura es «transversal» y cuenta con el respaldo de muchos académicos hombres que «no temen que una mujer pueda contar con las capacidades para dirigir una institución tan compleja como la Universidad de Chile».

Pero sus propuestas no se quedan en temas de género.

Sepúlveda está sintonizada con la gran reforma educacional que impulsa el gobierno de Bachelet, particularmente en lo que compete a recuperar el «verdadero sentido de una universidad pública, que cuente con un mejor trato de parte del Estado, con gratuidad para los estudiantes y mejor calidad».

«En definitiva, se va a colocar nuevamente a la educación como un derecho social y no como un bien de consumo», resume.

Un aspecto fundamental para lograr ese objetivo es conseguir una mayor financiación pública para su presupuesto, que actualmente alcanza sólo a un 8 % de unos 500.000 millones de pesos.

«Nosotros vamos a pedir al menos un 50 % de financiación pública del presupuesto», afirma.

«Entendemos que ésto tiene que ser gradual. Pero lo que ocurrió en los últimos 30 ó 40 años es que el Estado se fue distanciando de sus universidades y reduciendo gradualmente su aporte, lo cual nos ha hecho entrar en una lógica de autofinanciamiento y eso es algo que tiene que cambiar», añade.

Para Sepúlveda, el que la Universidad de Chile cuente con fondos adecuados, sin tener que depender del arancel que actualmente pagan los alumnos y otras fuentes de ingresos, es esencial para que la institución retome un rol trascendente en la sociedad.

«La Universidad de Chile debe volver a ser un referente en la sociedad, aportando soluciones y propuestas a los grandes problemas del país», dice.

Y en esa tarea específica, a su juicio, cobra un rol clave el fortalecimiento de la investigación.

«La investigación que se hace en Chile es de muy buena calidad, pero la inversión ha sido baja y la comunidad científica es pequeña», resalta.

«Un país que aspira avanzar hacia el desarrollo y que tiene tantos temas que resolver no lo puede hacer dependiendo exclusivamente de la investigación que llegue desde afuera», concluye.

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