MERCADOS
Isidoro Quiroga, al medio. Crédito: El Porteño
Es conocido por su bajísimo perfil en el sector empresarial. Dicen que Quiroga nunca aparecerá en Forbes, pero que tiene a su haber un portafolio de inversiones que lo coloca en la elite empresarial del país y que su patrimonio puede compararse con el grupo de selectos millonarios nacionales, más aún ahora tras la venta de su salmonera. Todo lo realiza bajo el paraguas de Inversiones Benjamín, la sociedad de la que se desprende toda su actividad. Iansa, Campos Chilenos, Endesa, Enersis, Chilectra, Gener y Colbún, son algunas de las compañías en las que ha detentado papeles. Hoy, cuando los inversionistas huyen de Venezuela, el millonario chileno apuesta todas sus fichas en el país caribeño.
Poco más de US$920 millones, eso es lo que el conglomerado chino Joyvio ofertó al empresario chileno Isidoro Quiroga para comprar su firma salmonera, Australis Seafood. Dicho trato se conoció el año pasado y ya ha cumplido varias hitos para ingresar a su etapa final de traspaso. La operación quedó registrada como una de las mayores del año, superando incluso en valorización a otras del mercado, como la compra de Aqua por parte de Agrosuper.
Es conocido por su bajísimo perfil en el sector empresarial. Dicen que Quiroga nunca aparecerá en Forbes, pero que tiene a su haber un portafolio de inversiones que lo coloca en la elite empresarial del país y que su patrimonio, puede compararse con el grupo de selectos millonarios nacionales, más aún ahora tras la venta de su salmonera.
Criado en Los Andes, fue de los primeros en promover importaciones relevantes al país, como los kiwis. Comenzó su carrera con inversiones agrícolas, las que después vendió a buen precio. Así fue armando su capital, uno que multiplicó muchas veces haciendo lo que le ha valido reconocimiento en el mercado: comprar y vender acciones. Todo bajo el paraguas de Inversiones Benjamín, la sociedad de la que se desprende toda su actividad. Iansa, Campos Chilenos, Endesa, Enersis, Chilectra, Gener y Colbún, son algunas de las compañías en las que ha detentado papeles.
Quiroga ha sido accionista de importantes proyectos del segmento minero y del sector hidroeléctrico, a través de Pilmaiquén. Pero el bautizado en algún minuto «zar» del agua, decidió dejar ese rubro y comenzar a devolver una serie de derechos de agua por la baja rentabilidad del sector. La minería también ha sido una industria en la que ha explorado en Chile y Argentina.
[cita tipo=»destaque»]»En 2015, Liberty Mutual desconsolidó las operaciones de su compañía en Venezuela y manifestó su intención de ponerla en venta, debido a particularidades cambiarias y restricciones que limitaban la operatividad en el país. Luego de cumplir con todos los trámites y compromisos de ley, se concretó con éxito la operación de compraventa de Seguros Caracas Liberty Mutual con el empresario chileno Isidoro Quiroga, en conjunto con el actual grupo de directores, lo que garantiza que la empresa siga operando exitosamente en el mercado local, gerenciada por talento venezolano», reza el comunicado en el que se reveló la operación.[/cita]
«Fundador y Accionista mayoritario en la sociedad Asesorías e Inversiones Benjamín S.A., constituye la sociedad matriz del Grupo Quiroga, desde donde se estudian, administran y gestionan los activos en las distintas industrias en las que el grupo tiene intereses, minería, energía, agroindustria y acuicultura», reza su currículo disponible en la web de Australis, donde además se señala que es padre de seis hijos, que estudió ingeniería en la Universidad de Chile, junto con su paso como director de SQM entre 1996 y 2002, época en la que representó acciones de Julio Ponce Lerou en la mesa, años en los que –han afirmado en el mercado– ambos tejieron una cercana relación.
Se mueve sigilosamente. Su ingreso al mercado de los salmones lo concretó cuando todo el mundo, en medio de la crisis del ISA, corría despavorido por dejar ese segmento. Quiroga hizo todo lo contrario, un modelo que hoy repite, ya que, a diferencia de muchos inversionistas, él puso los ojos en Venezuela. Ahora, sus capitales aterrizan en Seguros Caracas, una compañía que nació como subsidiaria del grupo Liberty, pero que ajustó su operación tras los bemoles económicos de la economía caribeña.
«En 2015, Liberty Mutual desconsolidó las operaciones de su compañía en Venezuela y manifestó su intención de ponerla en venta debido a particularidades cambiarias y restricciones que limitaban la operatividad en el país. Luego de cumplir con todos los trámites y compromisos de ley, se concretó con éxito la operación de compraventa de Seguros Caracas Liberty Mutual con el empresario chileno Isidoro Quiroga, en conjunto con el actual grupo de directores, lo que garantiza que la empresa siga operando exitosamente en el mercado local, gerenciada por talento venezolano», reza el comunicado en el que se reveló la operación.
En dicho comunicado –firmado por el presidente de la compañía, Gustavo Luengo– se agregó que la firma se consolidará como Seguros Caracas, «una marca bien posicionada y conocida por la familia venezolana y que ahora, con el impulso del nuevo inversionista extranjero de gran trayectoria en negocios de envergadura en varios sectores, seguirá innovando y aprovechando todas sus potencialidades de desarrollo en el mercado, con la misma solidez y calidad de siempre».
No se revelaron los montos de la operación y explicaron que el empuje del empresario chileno se debió netamente a que vio en este negocio una buena oportunidad.
Según archivos de la prensa venezolana, el grupo norteamericano Liberty había dejado su participación en Venezuela en 2015: «La venta se debe al ambiente económico actual del país, que ha impactado significativamente la capacidad de Liberty Mutual de sostener las operaciones en Venezuela, llevando a la compañía a determinar que Seguros Caracas estaría mejor servida bajo un nuevo dueño de origen local, explicó la empresa estadounidense». En ese momento, en los medios venezolanos se indicó que el comprador era el empresario venezolano Carlos Gill.
Esta no sería la primera incursión de Quiroga en Venezuela, ya que antes participó en la compra de Metrópolis, una empresa de seguros que luego fue vendida en US$60 millones a la norteamericana Liberty en el año 2004, además, compró parte de las acciones de la firma de ingeniería y construcción Delta, la que luego vendió en cerca de US$6 millones a un grupo venezolano.
Es un apodo que no le gusta nada a Quiroga, pero que se ganó hace varios años cuando sus apuestas estuvieron puestas en tener millonarios derechos de agua a su haber, aunque sus cercanos dicen que el mote ya no le cabe a lo que actualmente hace el millonario empresario.
En 2013, un reportaje de Ciper señaló que «Isidoro Quiroga cultiva un riguroso anonimato a pesar de ser uno de los empresarios más adinerados del país. Según esta investigación de Ciper, solo en los últimos cinco años obtuvo más de US$25 millones por la venta de derechos de agua, los cuales le fueron otorgados gratuitamente por el Estado. El comercio que hace Quiroga con el agua es legal, lo que desnuda las deliberadas omisiones y falencias del Código de Aguas impuesto en dictadura. Sepa cómo opera en el desregulado mercado de las aguas, el misterioso empresario cuyas inversiones hoy se expanden en el rubro minero, eléctrico y alimenticio».
De acuerdo a la última información recopilada por El Mercurio, el empresario se ha ido retirando de este mercado, por el alto valor de las patentes que implica mantener derechos de agua sin uso y por la baja rentabilidad de las compañías en el sector hidro o minihidro. «En la industria se comenta también que el empresario Isidoro Quiroga, a través de distintas sociedades ligadas a Electro Austral, ha renunciado a volúmenes relevantes de derechos de aprovechamiento, movido por el alto costo asociado a las patentes por no uso, las que según establece el sistema han sufrido fuertes incrementos, ya que en 2012 el monto se duplicó y este año se cuadruplicó, lo que según estimaciones de la Asociación de Pequeñas y Medianas Centrales Hidroeléctricas (Apemec) ha influido en una importante reducción del pago efectivo de patentes, lo que en la práctica redunda en una devolución de las licencias», añadió el Diario Financiero en enero de 2017.
Ciper también reveló, en 2016, que algunas de sus sociedades figuraron vinculadas a los Panama Papers, configurando sociedades con beneficios fiscales que se conocieron tras la filtración de la información del bufete Mossack Fonseca.
