Opinión
Debido a la irrupción masiva de generación solar y el retiro de centrales a carbón, existen variaciones muy significativas del costo de generación entre el día y la noche. Si se compara el promedio de los precios a que se transa la energía entre generadores (el denominado costo marginal) en el período entre las 9 a.m. y las 6 p.m. (digamos, las “horas de día”) de los años 2012 y 2022, se puede apreciar que en el año 2012 estos eran un 13% superiores a los del resto de las horas (digamos “las horas de noche”). El año 2022, en cambio, los costos marginales en horas de día fueron un 56% más bajos que aquellos de las horas de noche.
Ante la reciente decisión del Gobierno de buscar mejorar las tarifas eléctricas eliminando la tarifa de invierno, pensando en favorecer el consumo eficiente de electricidad de los clientes regulados (casas, comercio de menor escala e industrias pequeñas), cabe plantear otra medida que va con mayor claridad en la línea indicada.
El precio para estos clientes incorpora tres componentes de costo: generación, transmisión y distribución; el más significativo es el correspondiente a generación, que representa alrededor del 50% para los clientes residenciales y un 70% para clientes industriales.
En la actualidad, debido a la irrupción masiva de generación solar y el retiro de centrales a carbón, existen variaciones muy significativas del costo de generación entre el día y la noche. Si se compara el promedio de los precios a que se transa la energía entre generadores (el denominado costo marginal) en el período entre las 9 a.m. y las 6 p.m. (digamos, las “horas de día”) de los años 2012 y 2022, se puede apreciar que en el año 2012 estos eran un 13% superiores a los del resto de las horas (digamos “las horas de noche”). El año 2022, en cambio, los costos marginales en horas de día fueron un 56% más bajos que aquellos de las horas de noche.
Si se considera la gran incidencia del costo de generación en la tarifa y la gran variación que presenta actualmente entre el día y la noche, resulta evidente que hoy los usuarios tienen, a través del precio regulado, una señal ineficiente, pues incluye un costo de generación único para todas las horas del día. Esta distorsión es relevante en los hogares, por ejemplo, para decisiones relativas a la calefacción, y en las industrias para desarrollar mayor o menor actividad en cada período.
Así, cabría apoyar iniciativas de la autoridad de estudiar mejoras tarifarias para que los clientes puedan incorporar en su quehacer diario estas diferencias de costos. Una medida en esa línea sería modificar la ley eléctrica de modo que los precios de los nuevos contratos de compra que liciten las empresas distribuidoras puedan ser transferidos a los usuarios regulados con diferencias horarias, lo que tendría un impacto progresivo en el tiempo. El costo a ponderar es el cambio de medidores, que actualmente parece bajo frente a los beneficios potenciales.
