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Riesgos psicosociales: el ocaso de las Mutuales Opinión

Riesgos psicosociales: el ocaso de las Mutuales

Rodrigo Finkelstein
Por : Rodrigo Finkelstein Docente del Diplomado Herramientas para la Gestión y Promoción de Ambientes Laborales Saludables, Universidad Alberto Hurtado. Autor de libros sobre seguridad, salud y bienestar en el trabajo.
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A pesar de la evolución del riesgo y las claras señales del mercado, las Mutuales no evolucionaron en su gestión preventiva, quedándose anquilosadas en un pasado industrial, de corte positivista, reduccionista e ingenieril.


En el año 2013, el Ministerio de Salud y la Superintendencia de Seguridad Social desarrollaron el Protocolo de Vigilancia de Riesgos Psicosociales y un instrumento (SUSESO/ISTAS21) para evaluar el riesgo psicosocial en el trabajo. En el 2015, se hizo extensiva la aplicación del Protocolo de Vigilancia de Riesgos Psicosociales a todas las organizaciones públicas y privadas. Hoy en día, después de tres actualizaciones, Chile dispone de una versión perfeccionada del Protocolo de Vigilancia de Riesgos Psicosociales y de un instrumento superior (CEAL-SM) para evaluar el riesgo psicosocial. Desde hace 10 años que el estado viene innovando y marcando la pauta en prevención de riesgos laborales, colocando a Chile a la vanguardia en la gestión de riesgos psicosociales en Latinoamérica.

La pregunta que muchos nos hacemos: ¿qué sucedió con las Mutuales (ACHS, IST, MUSEG)? ¿Acaso no eran las Mutuales los líderes del mercado en prevención de riesgos y el cuidado de los(as) trabajadores(as)? ¿Por qué estas organizaciones no innovaron en el desarrollo de instrumentos, protocolos e intervenciones para gestionar los riesgos psicosociales? Antes de dar respuesta a esta pregunta revisemos rápidamente la historia de estas organizaciones.

Marcadas por el modelo biomédico y la ley 16.744, las Mutuales comienzan en 1968 a desarrollar prevención buscando la relación causa-efecto entre el agente de riesgo y la lesión o enfermedad laboral. Mediante un paradigma positivista, que centra su atención sobre los riesgos físicos, químicos y biológicos, las Mutuales crean e implementan programas para prevenir los riesgos generados por los sistemas productivos anclados en energía mecánica, química y eléctrica. Nacen los programas de identificación y uso de elementos de protección personal, la seguridad industrial y la higiene industrial, entre otros programas de corte ingenieril. Con gran pompa, las Mutuales se autodesignan los líderes en materia de prevención de riesgos.

Sin embargo, el mundo cambia, y los riesgos también. El avance tecnológico de los sistemas productivos, la irrupción de la economía de servicios, la feminización del empleo y la desindustrialización del país, entre otros fenómenos, transformaron la naturaleza del riesgo. Del predominio de los riesgos físicos, químicos y biológicos, se pasó a la dominancia de los riesgos psicosociales, aquellos causados por la organización del trabajo y su contexto social. Hoy en día, según la Superintendencia de Seguridad Social, los riesgos psicosociales generan enfermedades mentales que equivalen al 67% de todas las enfermedades del trabajo. En 2022 se totalizó el récord de 7.369 enfermedades mentales de origen laboral, superando con creces a las enfermedades respiratorias, dermatológicas y audiológicas causadas por los riesgos físicos, químicos y biológicos.

A pesar de la evolución del riesgo y las claras señales del mercado, las Mutuales no evolucionaron en su gestión preventiva, quedándose anquilosadas en un pasado industrial, de corte positivista, reduccionista e ingenieril. ¿Qué fue lo que sucedió? La respuesta es sencilla: estas instituciones nunca fueron diseñadas para hacer prevención de riesgos, por lo tanto, mal podrían haberse anticipado a los nuevos riesgos psicosociales. Originadas a partir del modelo alemán de Bismarck, estas instituciones fueron creadas para desjudicializar los accidentes laborales y compensar a los(as) trabajadores(as) con prestaciones médicas y económicas mediante un seguro colectivo pagado por los empleadores. De hecho, la literatura académica internacional las refiere como “Workers’ Compensation Boards”, en español, “Asociaciones de Compensaciones para Trabajadores(as)”. La prevención que realizan las Mutuales es suplementaria, economicista e instrumental, tendiente a disminuir el costo del seguro de las empresas, no a prevenir accidentes. Alrededor de un 15% de sus ingresos se destinan a actividades de prevención de riesgos, un porcentaje ridículo para organizaciones que claman que su prioridad es cuidar a los(as) trabajadores(as) de Chile y sus familias.

Si bien algunos pueden estar en desacuerdo con mi argumento histórico, lo que resulta innegable es el fracaso de las Mutuales en su capacidad de adaptación a las necesidades del mercado. La inhabilidad de las Mutuales de reorientar su oferta preventiva hacia los riesgos psicosociales, según las evidentes señales de sus clientes (enfermedades mentales), es un hecho inobjetable de índole comercial. El fracaso del negocio principal de las Mutuales, la prevención de riesgos (según lo que ellos mismos declaran), nos deja una importante lección: las empresas privadas no siempre se adaptan a las necesidades del mercado más rápido que el estado. En este caso, fueron las instituciones del estado las que se anticiparon a las grandes transformaciones en materia de riesgos laborales y desarrollaron los procesos e instrumentos adecuados para satisfacer la demanda en prevención de riesgos psicosociales. En este sentido, las Mutuales y su pobre adaptación a las necesidades preventivas de sus clientes constituyen un caso de estudio de las falencias de la propiedad privada, la libre competencia, el derecho a escoger y los incentivos económicos, en su capacidad de innovar y generar productos y servicios efectivos para satisfacer la demanda en salud laboral.

Hoy en día, la evaluación de los riesgos psicosociales se realiza directamente a través de la plataforma de la Superintendencia de Seguridad Social. Por otro lado, las medidas preventivas psicosociales son desarrolladas e implementadas por las propias organizaciones una vez que los resultados y las sugerencias preventivas son entregadas. ¿Qué rol cumplen las Mutuales? Meros facilitadores, difusores, capacitadores y notificadores de los procesos ya diseñados por el estado. Las Mutuales se han transformado en un actor irrelevante en materia de prevención de riesgos. Quizás, ha llegado el momento de eliminar la función preventiva suplementaria de las Mutuales y desarrollar un departamento nacional de prevención de riesgos bajo la tutela de la Superintendencia de Seguridad Social y el apoyo de las universidades chilenas que investigan científicamente el tema. Este es un asunto que nuestros legisladores debieran seriamente evaluar. No obstante, lo cierto es que la incapacidad de innovar y entregar a sus clientes una oferta atractiva en prevención de riesgos ha conducido

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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