En un partido digno de la rica historia de la Copa América, el elenco cafetero revivió su mejor fútbol para vencer inobjetablemente al Scratch, que perdió un invicto de 11 partidos ganados después de su debacle en el mundial pasado.
Antes de empezar la Copa América, ya era posible apostar porque en la primera fase habría dos partidos de alto vuelo.
El primero, jugado, ayer por Argentina y Uruguay, no defraudó, porque ambos equipos rioplatenses supieron, cada uno a su modo, responder a la historia de ese clásico.
El segundo, disputado esta noche en el estadio Monumental, no solo respondió también a la expectativa, sino que alcanzó un vuelo pocas veces visto en pastos chilenos.
Colombia y Brasil ofrecieron un duelo de alta intensidad y, lo mejor, plagado de técnica y ambición ofensiva.
La oncena de José Pekerman se sacudió de la desidia exhibida en su derrota ante Venezuela. Sin temor alguno por la alcurnia del Scratch, al que solo había derrotado dos veces antes en partidos oficiales, salió a disputar el control del encuentro a los acostumbrados dueños del balón. Era lo único que le servía, por lo demás, si quería seguir con vida en el torneo. Parte de esa inspiración pudo deberse también al apoyo masivo de su hinchada, que en un número superior a las 20 mil personas copó todos los rincones del Monumental y alentó sin parar a los suyos.
Fue sintomático, a poco de iniciado el duelo, el gesto de Radamel Falcao instando a sus compañeros a subir para presionar la salida brasileña. Esa actitud fue permanente durante toda la primera etapa. Pese a que Brasil llegó al 53% de posesión de la pelota, los 47 quites cafeteros demostraron cuál de las dos selecciones tenía más hambre de triunfo.
Es cierto que en el comienzo de la brega ambos equipos se repartieron el dominio. Pero eso no duró mucho. Paulatinamente la voracidad colombiana comenzó a a devorar el circuito brasileño, desconectando a sus hábiles media puntas y delanteros. No pudieron juntarse Neymar, William y Fred, y con ello condenaron a la soledad al atacante Firmino. Del otro lado era al revés. Rápidos, hábiles y compactos, los colombianos llegaron una y otra vez con peligro al arco de Jefferson, comandados por su líder James Rodríguez, notablemente secundado por Juan Guillermo Cuadrado.
Si el marcador seguía en cero era únicamente por ese fantasma en que se ha convertido Radamel Falcao García, lejos aún de su mejor nivel. El goleador eligió o terminó mal todas las ocasiones que tuvo. El que no falló fue uno que jamás había convertido por la selección. A los 35 minutos, un tiro libre servido desde la derecha por Cuadrado fue conectado con un zurdazo bajo por el defensa Jeison Murillo, con apenas ocho partidos en la selección.
El gol exasperó a los brasileños. En los últimos cinco minutos de esa etapa se ganaron dos tarjetas amarillas Firmino y Neymar, este último por golpear la pelota con su mano en la única ocasión clara de Brasil, al recibir un rebote del arquero colombiano Ospina.
En el segundo tiempo el entrenador brasileño Dunga incluyó de entrada a Coutinho por un errático Fred.
Y la cancha comenzó a volcarse hacia el lado sur defendido por David Ospina. Pero esa inclinación no bastó para hundir al trasatlántico que fue Colombia esta noche.
Bien parada la defensa, resguardada para mejor por una línea más adelantada formada por los fieros Carlos Sánchez y Edwin Valencia, Colombia logró soportar el desordenado asedio brasileño. Sin poder ingresar por las bandas, debido a la veloz custodia de Camilo Zúñiga y Pablo Armero, el Scratch comenzó a chocar una y otra vez, sin que esta noche Neymar pudiera desequilibrar.
En rigor, Brasil dispuso de una sola oportunidad, en el inicio de la segunda fracción. Y fue por el único error colombiano. El portero Ospina no supo rechazar un mal pase de Murillo y la pelota fue a dar a Firmino, que elevó con el arco a su disposición.
Los minutos fueron cayendo rápidos, tal como el ánimo y la claridad de la verde amarela. Los nuevos cambios dispuestos por Dunga fueron inútiles. Ni Douglas Costa ni Diego Tardelli aportaron lucidez.
El tramo postrero solo ganó en dramatismo, pero el marcador siguió tal cual estaba desde el minuto 35.
Cuando el chileno Enrique Osses tocó el silbato final hubo un conato de pelea por una mala reacción de Neymar, quien lanzó un pelotazo a quemarropa a Armero. La trifulca posterior concluyó con la expulsión del astro brasileño y del colombiano Carlos Bacca.
¿Será este partido un punto de inflexión en el torneo?
Al menos bajó los bonos brasileños, que desentonaron respecto de esa campaña de once partidos ganados consecutivamente después del Mundial del año pasado. Por ahora, ofensivamente el Scratch parece carecer de jugadores que se acerquen al rendimiento de Neymar. Este se ve solitario. Los talentos jóvenes que lo rodean dependen de su genialidad para lucir más que demostrar una categoría propia.
Las acciones colombianas, en cambio, cerraron al alza. Contra Perú podrá ratificar que el poderío exhibido esta noche no es flor de un día. Y que el traspié inicial ante Venezuela fue culpa de sentirse ganadores antes de tiempo.
PORMENORES
ESTADIO: Monumental
PÚBLICO: 44.008 personas
ÁRBITRO: Enrique Osses (Chile)
BRASIL (0): Jefferson; Dani Alves, Thiago Silva, Miranda, Filipe Luis; Elías (75′, Tardelli), Fernandinho; Willian (68′, Douglas Costa), Fred (46′, Coutinho), Neymar; Firmino.
COLOMBIA (1): David Ospina; Camilo Zúñiga, Cristián Zapata, Jeison Murillo, Pablo Armero; Carlos Sánchez, Edwin Valencia (80′, Alexander Mejía); Juan Guillermo Cuadrado, James Rodríguez, Teófilo Gutiérrez (76′, Carlos Bacca); Radamel Falcao (68′, Víctor Ibarbo).
GOLES: 35′, Murillo (C),
TARJETAS AMARILLAS: Fernandinho, Firmino, Neymar (B); Gutiérrez y Armero (C)
TARJETAS ROJAS: Neymar (B) y Bacca (C)
