El equipo nacional enfrentará a un duro rival que se dio el lujo de terminar primero en el Grupo C, venciendo a Argentina y Alemania.
No se trata de un gigante africano, como Nigeria, pero igual es un rival de temer.
México será finalmente el rival con que se topará la Rojita el próximo miércoles por los octavos de final del Mundial sub 17.
El encuentro se disputará a las 17 horas de ese día en el estadio Nelson Oyarzún Arenas, con capacidad para 12 mil espectadores.
Como antecedente cercano hay que consignar la igualdad 1-1 entre ambas escuadras en un amistoso jugado el 3 de octubre en el Estadio Nacional. Fue el penúltimo preparatorio internacional disputado por el combinado chileno, que igualó el encuentro en el minuto 67 gracias a un gol de Gonzalo Jara, tras haber soportado la ventaja azteca en el minuto 54 gracias a un contragolpe finiquitado por Claudio Zamudio.
México suele roncar a nivel sub 17. Tanto así, que cuenta con dos títulos mundiales conseguidos en 2005 y 2011, con triunfos de 3-0 y 2-0 sobre Brasil y Uruguay, respectivamente. Por si fuera poco, en el mundial 2013 solo se inclinaron en la final ante Nigeria. Además, otras dos veces han pasado a cuartos de final. Es un currículo envidiable y amedrentador.
En el actual mundial los mexicanos han mostrado la solidez de siempre. Terminaron primeros en el Grupo C, con triunfos sobre Alemania (2-1) y Argentina (2-0) y una igualdad frente a Nueva Zelandia (0-0).
Su madurez de juego la reflejan las estadísticas: cuatro goles a favor y uno solo en contra, demostración irrefutable de su equilibrio colectivo.
Con todo, su tipología ofrece espacios a la esperanza chilena. Son rápidos, hostigosos y ordenados, pero no tienen una gran ventaja física sobre los chilenos, como sí la ostentaba Nigeria.
Seguramente, Miguel Ponce ya está preparando la estrategia para el miércoles, sabiendo que dentro de las enormes dificultades que representa disputar un mundial, esta vez a su equipo la fortuna le fue menos aciaga de lo que se podía esperar.
