El goleador agregó a sus bienes acumulados en el fútbol una importante iglesia de Estocolmo, pero lo hizo sin fines religiosos ni filantrópicos.
Para los suecos, la figura de Zlatan Ibrahimovic es tan relevante como la Björn Borg, el astro del tenis que se compró una isla en el imponente archipiélago de Estocolmo como lo habían hecho personajes excéntricos de la talla del cineasta Ingmar Bergman.
El goleador del Paris Saint Germain acaba de aparecer mencionado en una prestigiosa revista inmobiliaria, Fastighetsvarlden, por haber encargado a la compañía que maneja su familia la compra de una importante iglesia enclavada en la comuna de Ostermalm, Estocolmo, por 110 millones de coronas suecas (11,8 millones de euros).
La próspera empresa de los Ibrahimovic es manejada por su madre, Jurka Gravic, y se hizo de la iglesia en el año 2012, pero a partir de ahora será el crack del PSG quien se hará cargo de la propiedad.
Situada en el centro de la capital sueca, su construcción tuvo lugar entre 1896 y 1900, con pocas variaciones desde su inauguración, salvo algunas redecoraciones en 1927 y 1944 que afectaron tanto al interior como a la fachada. Los 900 metros cuadrados están repartidos entre cuatro plantas y un patio.
En Suecia predomina la religión protestante, pero la intención de Zlatan no es evangelizar a sus compatriotas, sino que obedece fundamentalmente a una motivación bastante más mundana y prosaica: pretende convertir el edificio en un espacio residencial aprovechando la tremenda plusvalía de los terrenos en la capital de uno de los países de mejor nivel de vida en Europa.
