Encontrar una figura excluyente en el Clásico no resultó fácil.
A primera vista, la actuación de los arqueros parece determinante, especialmente en el caso de la UC: Christopher Toselli evitó al menos tres goles azules, mientras Johnny Herrera realizó la mejor atajada del partido para evitar un autogol de Osvaldo González y, además, anotó de penal la segunda conquista azul.
De los jugadores de campo, el jugador más valioso fue Guzmán Pereira. El volante uruguayo le dio al mediocampo azul una gran dosis de quite, una buena cuota de entrega y, fundamentalmente, un espíritu de lucha contagioso.
Patricio Rubio cumplió su mejor actuación desde que regresó de México: fue atinado en el manejo, certero para anotar la apertura de la cuenta, peligrosísimo en los duelos individuales. Otros buenos valores en la U fueron su central José Rojas y su lateral izquierdo, Paulo Magalhaes.
En la UC, los mayores méritos (después de Toselli) los exhibió Mark González, el único que ganó o empató sus duelos individuales. Veloz en ataque y colaborador en el mediocampo, provocó los mayores riesgos para la zaga azul.
También merecieron nota positiva Stefano Magnasco y los dos que ingresaron a cambiar la historia: David Llanos, provocador del primer gol, y Michael Ríos, autor del segundo.
