En el valle de Bekaa en Líbano, decenas de familias sirias viven en precarias construcciones de concreto en las inmediaciones de una mezquita aislada por la nieve. Son refugiados de la guerra que asola su país y forman parte de los más de 600.000 personas que se estima huyeron de la violencia en Siria. El Comité Internacional de Rescate, organismo con sede en Estados Unidos, ha alertado sobre niveles «terroríficos» de violencia sexual durante el conflicto. Por su parte, el Observatorio sirio para los Derechos Humanos (SOHR) informó que ochos niños murieron en un reciente ataque aéreo del ejército sirio sobre el suburbio de damasco. Este tipo de amenazas está empujando a miles a un éxodo forzoso que estaría provocando, según estas organizaciones, una «crisis humanitaria» en Medio Oriente.
