
Hasta ahora al menos 4 personas murieron y miles de hectáreas de bosques quedaron calcinados.
El gobierno gallego hizo hincapié en la "clara intencionalidad" de la mayoría de estos fuegos y el presidente de la región, Alberto Núñez Feijóo, calificó los acontecimientos de "terrorismo incendiario".
Las llamas se propagaron con velocidad a causa de los fuertes vientos, las altas temperaturas, una bajísima humedad en el aire y en el suelo.
Pese a las últimas lluvias y a la bajada de la temperatura de la mañana, más de 60 fuegos siguen activos y algunos amenazan las viviendas de varios pueblos de la zona.
