Los hechos, que ocurrieron el pasado 10 de febrero en una ciudad de Tailandia, muestran a unos niños que se divertían en la calle. De pronto, un crujido alertó a casi todos los niños, salvo a uno, que se quedó perplejo frente a la caída del árbol de más de 9 metros de altura. La escena pudo terminar en una tragedia si no es por un auto que detuvo la caída justo a la altura de la cabeza del niño y de una mujer que rápidamente socorrió al pequeño.