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Irak: Aliados se allanan a que la ONU «administre la miseria»

Lejos de estar estabilizado, Irak se fragmenta y pierde su integridad territorial en la mayoría de sus provincias. Es lo que advirtieron líderes árabes, como el Rey Abdullah de Jordania, que sacaron la voz a poco de iniciarse los bombardeos sobre Bagdad.


Mientras Bush y Blair creían estar apareciendo en los televisores de Irak con un mensaje que recordaba a los discursos demagógico de Perón, Kim Il Sung o el mismo Sadam, el Secretario General de la ONU emitía una declaración inequívoca de rechazo a la continuación de la guerra con "otros propósitos" como postula el Pentágono. Kofi Annan llamó al ejército aliado a asumir la responsabilidad de reestablecer el orden y la seguridad en Irak, mitigar el costo de vidas y a permitir que la ayuda humanitaria llegue a la población.



A juzgar por los combates en el frente norte, donde predominan los Kurdos, y las situaciones que viven las ciudades septentrionales de Basra, Nissiriyah y Najaf, la integridad territorial no es un tema de la estrategia de "estabilización" que guía a las fuerzas ocupación. "En el fondo no están interesados", nos dice un analista iraquí independiente que nunca es referente válido para los medios occidentales.



En la zona norte -que tiene predominio sunita- se comienza a conformar un enclave de inestabilidad y negociaciones donde calan hondo soberanías y rencillas históricas entre los cuatro países fronterizos: Turquía, Irán, Siria y lo que queda de Irak. Según fuentes del Pentágono: "es interesante observar el desarrollo del conflicto en esta zona porque daría pie para montar una fuerza militar permanente de seguridad, para control e intervención, y así despejar dudas en Siria e Irán respecto a redes terroristas y desarrollo de armas de destrucción masiva y nucleares".



Esta información, que está apareciendo en los medios con insistencia, ha llevado a senadores, como el demócrata Joseph Biden, a señalar que la administración se defina respecto a los pasos que viene tras la intervención en Irak. La respuesta de la Casa Blanca la entregó Donald Rumsfeld como si se tratara de un juego de poker: "La intervención en Irak hay que analizarla como hecho aislado. No hay planes para instarse en toda la zona", dijo contradiciéndose a sí mismo. Anteriormente, el secretario de Defensa había afirmado que la Casa Blanca tenía en la mira, post Irak, a Siria. Declaración que fue avalado por el Presidente Bush.



Esta ambivalencia de la administración está causando inquietud en las filas del partido demócrata, de cara a las elecciones presidenciales -que se realizarán en un año y medio- en que se jugarán por la reelección. El plazo -18 meses- les resulta insuficiente para compatibilizar las negociaciones políticas y financieras que permitan determinar cuánto costará reconstruir Irak.



"El discurso basado en temas de la seguridad y terrorismo no será suficiente. Se debe demostrar lo apropiado de las decisiones de la administración, en un espectro más amplio de asuntos, como economía, relaciones internacionales, medio ambiente, calidad de vida, entre otros indicadores", nos dice una fuente del partido demócrata que visita la zona de guerra.



Ayuda humanitaria entrampada



Según las últimas declaraciones del Comando Central aliado, el régimen de Sadam cayó hace días, pero la guerra continuará en tanto no exista un nuevo gobierno. Si la guerra fue corta, la fase de estabilización será más prolongado que lo previsto, situación que complicará la llegada y distribución de la ayuda humanitaria. Lo que, como corolario, mantendrá a la ONU en un rol indefinido.



La verdad, es que todos tratan de tirar la pelota al otro lado. Todos declaran estar dispuestos a asumir responsabilidades críticas y urgentes, pero no existe la estabilidad que permitan iniciar cualquier operación de envergadura de modo serio. En resumen: el Pentágono puede ofrecer seguridad y la ONU no puede operar sin ella. Otro error en la planificación de la guerra iniciada en diciembre del 2002, entre la vicesecretaria de Kofi Annan, Louise Frechette y Jay Garner, el hombre seleccionado por Donald Rumsfeld para comandar la etapa post Sadam.



El acuerdo no cristalizó y está provocando los desajustes en las actuales negociaciones. ¿Que pasó?. Simple, detrás de la simpatía y asertividad de Garner se esconde un seductor que promete más de lo que puede cumplir", responde una fuente de la ONU que se protege en el anonimato.



Otros piensan que en la oficina de la vicesecretaria general de la ONU, primó la ansiedad y la ingenuidad al negociar con personajes que tienen muchos años de "circo" en el negocio de las armas. Falló la supervisión de la ONU en una negociación, que si bien se hizo en una de sus sedes, no parece que estuvo alguna vez del todo afinada.



Sin embargo, la magnitud de la tarea está obligando a Washington y Londres a replantear el rol de la ONU para prevenir una catástrofe humana. La ONU está emergiendo como la única posibilidad de encontrar una plataforma común para debatir temas de extrema urgencia. Hasta el momento, lo único que se ha visto es un serie de negociaciones fragmentadas y con una velocidad de avance cercano a cero.



La administración de Bush, a contrapelo, está abriéndose a la idea de dar a la ONU un rol que permita salir de la presente impasse. La avalancha de recomendaciones que ha caído sobre los escritorios de Rumsfeld, Wolfowitz y compañía, se transformará inevitablemente en un cambio de rumbo que agilice la entrada de la ONU los antes posible con roles bien definidos. Esto incluiría las inspección de armas químicas. La presencia de Naciones Unidas le daría la credibilidad que le falta a las inspecciones que están desarrollando en solitario estadounidenses y británicos.



Son precisamente agencias como el Programa Mundial de Alimentos, Acnur, Unicef y ONG como "Save the Children Fund", las organizaciones que han demostrado más pericia y efectividad en situaciones catastróficas y de emergencia alimentarias y sanitarias como las que presenta la población iraquí. Su intervención se hace urgente tras el fracaso de las fuerzas militares para " ganar la paz".



En este contexto se entiende el fuerte llamado de atención del Secretario General a los administradores de la intervención para que se asegure lo antes posible la estabilidad de Irak. La respuesta del Pentágono fue fría y desconsiderada: "No se puede hacer todo al mismo tiempo".



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