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Enviada especial Lamia Oualalou: ‘Bolivia está ante su última oportunidad’

Corresponsal del periódico francés Le Figaro, asistió a los últimos actos de campaña del líder del Movimiento al Socialismo y Presidente electo Evo Morales, habló con su equipo y palpó en las calles el ambiente inmediato al triunfo. En su opinión, lo que se vive no es una efervescencia, sino un intento desesperado para que el país, tras dos presidentes depuestos, empiece a andar.


Fue el martes 13. Evo Morales cerraba su campaña presidencial en la plaza Villarroel, de La Paz, ante millares de personas. Lamia Oualalou, enviada especial del periódico francés Le Figaro y periodista estrella de ese medio, estaba ahí, en el sector acreditado para la prensa, esperando ver los rostros entusiastas de los grupos indígenas, de los cocaleros, de los sectores medios que adherían al líder aymara. Pero no vio nada de eso. Vio banderas ondeando sí, y tambores enloquecidos, y cantos de apoyo, pero los rostros estaban serios. Pese al enorme nivel de movilización, le pareció que no había ninguna alegría.



"No era una fiesta, uno sentía como si ellos estuvieran pensando que era la última oportunidad", cuenta, con un acento que tiene mucho de francés, obviamente, pero también bastantes dejos de argentino. Su sensación era extraña, como si se tratara de una celebración obligada. "Los indígenas, sobre todo, piensan que no va a cumplir sus promesas, pero que hay que intentarlo, después de todo lo que ha pasado; hay que recordar que hace unos meses estuvieron muy cerca de la guerra civil -narra-. Yo no sentí nada; eran muchos, pero no era una fiesta; era un poco trágico, de hecho."



El dirigente indígena no es, en rigor, aceptado como un igual por los propios grupos étnicos. Según Lamia, "para los indígenas es un extranjero, lo mismo que para los mestizos y para los blancos. Consideran que Evo Morales no habla bien aymara -lo que es cierto- no entiende nada de quechua, y todo lo que hace es en español. Además, es un político de izquierda, lo que para los indígenas no es positivo, porque en la historia de Bolivia la gente de izquierda se portó muy mal con los indígenas; tenían el discurso de ayudar a los pobres, pero al mismo tiempo con una idea de igualdad muy asentada en la identidad hispano-criolla".



El mal menor



Probablemente una de las conductas más sintomáticas en las democracias modernas sea votar por el mal menor. Escoger generalmente, en la oferta política, lo ‘menos malo’. Los analistas internacionales han coincidido en que, en el caso de Bolivia, el voto masivo -más de un 51%- por Evo Morales tiene su mejor explicación en el rechazo al actual sistema político, que hace de la exclusión de las minorías étnicas -que, en verdad, sumadas constituyen la mayor parte de la población-, y de la desigualdad, la regla. En opinión de la reportera parisina, la sensación in situ es que la asunción al poder de Morales se produce, principalmente, por la falta de alternativas.



Sin embargo, el triunfo del MAS (Movimiento al Socialismo), es la posibilidad que esperan los eternamente postergados. Es, además, la única opción para dar estabilidad a un país que parece estar en perpetua refundación, y que ha sacado de la casa de Gobierno a dos jefes de Estado en dos años (Gonzalo Sánchez Losada y Carlos Mesa). Por lo pronto, la protestas terminarán, al menos por unos meses. "La gente está muy cansada -expresa Oualalou- , hay muchos "regimientos populares", y las personas ya no puede más, porque han pagado un precio muy alto: no hay leche, no hay gas, no hay trabajo. Por ahora no van a intentar nada. Evo Morales, además, va a tener más tiempo que cualquier otro Presidente para intentar hacer andar su programa".



A pesar del tiempo que el pueblo le dará a Morales, el mandatario electo deberá dar señales rápidas a sus opositores, muchos de ellos dispuestos a una crítica constructiva, como han expresado, pero preocupados por la radicalidad que las reformas podrían tener. También su gestión se medirá en la prontitud con que determine las líneas a seguir respecto de los hidrocarburos -que ha prometido nacionalizar- y la conformación de la anunciada Asamblea Constituyente, para redactar una nueva Carta Fundamental.



"No creo que los grupos, por radicales que sean, hagan nada antes del invierno. Además, en Bolivia, en general los líderes sociales; es verdaderamente la calle la que manda, y ahora la calle quiere intentar algo. Va a tener al menor seis meses de tranquilidad, salvo si Estados Unidos lo hostiliza", arriesga Lamia.



En cuanto a las posibilidades de negociar, la reportera confidencia que, apenas conocidos los resultados, el equipo de Morales comenzó a pensar en la mejor manera de transar con la oposición sobre algunos puntos álgidos. "Sé de buena fuente -porque lo hablé mucho con Álvaro García Linera, que es un poco el cerebro del equipo-, que van a tratar de darle espacio a algunos sectores de la derecha, para que no ejerzan una oposición tan dura", dice. Y agrega que "para que la experiencia pueda funcionar tienen que enseñar al sector del oriente y a los empresarios que no es una guerra de los indígenas contra los blancos, ni de los pobres contra los ricos. La idea es darle a los indígenas un poco más de poder, pero la pregunta es si se va a hacer en un ambiente de guerra o de una manera un poco pactada. Y yo creo que la táctica va a ser negociar."



El águila y la llama




No es un secreto que Estados Unidos no está contento con el actual escenario boliviano. El recelo con el que miran al presidente aymara, que ha anunciado ser la pesadilla para la Casa Blanca, y que no oculta su cercanía a Chávez, es evidente, y la felicitación al nuevo Gobierno ha sido fría y contenida. En opinión de Oualalou, sin embargo, Morales no será tan radical como para granjearse el odio del águila americana.



-¿Hasta qué punto irá Morales a enfrentar a Washington?
-Morales no es tonto; no quiere tener una guerra con Estados Unidos, pero al mismo tiempo no puede dar a torcer su brazo. Desde el punto de vista político, es el primer presidente en Bolivia que va a decir a ‘La Embajada’ -porque no se le dice ‘la embajada de Estados Unidos’, sino La Embajada y punto-, que no tiene el derecho de conocer primero la lista de cargos de gobierno, para decir qué nombres no le gustan. Siempre ha sido la práctica de los gobiernos. Pienso que Evo tendrá que conducirse de una manera muy cauta; no lanzarse a los brazos de Chávez para hacer una nueva alianza, o hacerlo, pero lanzarse también a los brazos de Lula y de Kirchner. Enseñar que es un hombre de la izquierda histórica, pero no luchar una guerra antiimperialista. Eso lo va a ayudar mucho.



-Evo Morales dice que va a despenalizar el consumo de coca, pero además dice que va a ser duro con el narcotráfico.
-El tema de la coca es muy mediática, pero a corto plazo no es muy importante, porque en el Chapare, que es la zona donde hubo muchos problemas, ahora la situación es más tranquila, hay un acuerdo para que los cocaleros tengan unos campos pequeños. La situación es complicada, pero Álvaro García Lineros me dijo que no van a denunciar los acuerdos ya firmados, y el cultivo va a seguir hasta que se concluya un estudio que diga cuánta coca se consume legalmente.

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