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Muerte de uno de los líderes de las FARC añade más incógnitas a proceso

Analistas colombianos calificaron de golpe contundente la caída de uno de los siete miembros del secretariado de la organización, su máximo órgano de dirección, y como un indiscutible éxito para el presidente Álvaro Uribe.


Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) sufrieron un golpe contundente con la muerte de «Raúl Reyes», considerado el segundo al mando de esa guerrilla, coincidieron numerosos analistas colombianos.



De golpe «muy importante» o «muy significativo» calificaron de inmediato dirigentes de todas las tendencias, así como destacados politólogos colombianos, tras conocerse la noticia de la muerte de Luis Edgar Devia, el verdadero nombre de este jefe de las FARC.



Al mismo tiempo, coincidieron en que la baja de uno de los siete miembros del secretariado de la organización, su máximo órgano de dirección, es un indiscutible éxito para el presidente colombiano, Álvaro Uribe.



Si se hace caso a las informaciones recientes, no contrastadas, de que existían en el seno de la guerrilla dos tendencias, una de ellas más dura y otra más proclive a la negociación política, los analistas consideraban a Reyes como partidario de la primera.



El fallecimiento de Reyes es un golpe duro a la «línea guerrerista» de las FARC, según Efraín Cepeda, el presidente del Partido Conservador, que apoya a Uribe.



«Esto puede fortalecer la línea política de la guerrilla. Ojalá que eso suceda y que piensen que ha llegado el momento de la reconciliación y de la paz», afirmó.



Aunque no es seguro que este deseo que alienta Cepeda y tanta gente en Colombia se haga realidad, en lo que están de acuerdo todos es que esta baja afectará a las FARC, por ser la primera que se produce en el alto mando de la organización rebelde.



Según Alfredo Rangel, uno de los principales analistas políticos colombianos, la muerte de Reyes va a sacudir a las FARC, que -en su opinión- las mete «en un proceso muy fuerte de reconsiderar la vigencia de la lucha armada para una negociación política».
Sin embargo, no está nada claro que esto suceda y hay quien teme lo contrario, es decir, un recrudecimiento de las operaciones de la guerrilla y un avance de las posiciones más «guerreristas».



Si esto se produce, puede tener efecto en la suerte de los 40 rehenes canjeables, entre ellos la colombo-francesa y ex candidata presidencial Ingrid Betancourt que lleva seis años secuestrada y en muy malas condiciones de salud, según los testimonios de los cuatro últimos liberados.



Para Gustavo Petro, senador del izquierdista Polo Democrático Alternativo (PDA) y una de las voces más firmes dentro de su partido en contra las acciones de la guerrilla, la muerte de Reyes provocará «un endurecimiento político y militar de las FARC, que tendría influencia negativa sobre los secuestrados».



Por esa razón, dijo, el gobierno debe acercarse a las FARC en busca de un diálogo para poner fin al conflicto que se prolonga por más de cuarenta años, y realizar «un gesto sobre la base de su propia victoria».



Hasta ahora las FARC, como gesto hacia el presidente venezolano, Hugo Chávez, ha liberado a seis políticos que tenía en su poder desde hacía más de seis años, pero aún mantiene con fines de canje por medio millar de rebeldes presos a otros cuatro políticos, tres estadounidenses y 33 policías y militares.



Pero de su último comunicado, antes de la muerte de Reyes, se puede deducir que no está dispuesta a hacer más liberaciones hasta que se llegue a un acuerdo con el Gobierno para despejar dos municipios, durante al menos 45 días, algo a lo que Uribe se niega, para lograr un acuerdo humanitario.



Enrique Ibáñez (EFE)

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