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Científicos creen posible el desarrollo de agricultura sostenible en la Luna

En 10 años podrían disponerse de pequeños jardines lunares atendidos por robots para que «los astronautas ya tengan su edén cuando lleguen a la Luna».


Plantar margaritas, tulipanes o rosas en la Luna como parte del desarrollo de una base habitada permanente es la propuesta de Bernard Foing, científico de la Agencia Europea del Espacio (ESA), presentada en Viena durante la Asamblea General de la Unión Europea de Geociencias (EGU).



En declaraciones a la agencia EFE, Foing se refirió a una hoja de ruta «para desarrollar vida en la Luna», empezando por instalar celdas que protegerían las semillas plantadas en suelo lunar y poder observar cómo las condiciones en el satélite natural de la Tierra modifican el crecimiento de la planta.



EL especialista aseguró que la aplicación práctica sería el abastecimiento de comida a una base lunar y que con éste se podría aprender «cómo se puede tener una agricultura sostenida fuera de la Tierra».



Según el científico, miembro del Centro Europeo de Investigación y Tecnología Espaciales, existe la posibilidad de hacer crecer plantas en la Luna utilizando ciertos tipos de bacterias que extraerían del suelo lunar los nutrientes para permitir la vida.



Esas bacterias, además de permitir la germinación y floración de la planta, sirven para protegerla de sustancias dañinas y evitar su envenenamiento.



«Una planta es un mini ecosistema, y podríamos estudiar cómo en condiciones muy extremas se desarrollan estrategias para sobrevivir», explicó Foing.



La base de esta idea es el experimento de un equipo científico ucraniano, que ha logrado hacer crecer margaritas en un compuesto de anortorsita, un tipo de roca terrestre similar a la que se encuentra en la Luna.



El investigador de la ESA consideró que en 10 años podrían disponerse de pequeños jardines lunares atendidos por robots para que «los astronautas ya tengan su edén cuando lleguen a la Luna».



Respecto a la necesidad de agua, Foing explicó que se están estudiando sistemas de recuperación del líquido para reducir la cantidad que habrían que transportar.



Otra de las dificultades para hacer viable la presencia de plantas en suelo lunar es la fuerte radiación que recibe el satélite, al no contar con atmósfera.



A este respecto, Foing se refirió a la existencia de bacterias resistentes a la radiación que podrían emplearse en esta experiencia.



El investigador indicó que se calcula que antes de 2020 habrá una base lunar habitada, pero que antes habrá ya plantas, y bromeó con las distintas posibilidades: «los holandeses quieren tulipanes y los ingleses, rosas», dijo.



Entre otras especies, una candidata para los primeros experimentos es la planta de la mostaza, muy resistente a la radiación



Aunque este proyecto aún no está incluido en la agenda de la ESA, sí que hay ya previsiones para crear un departamento centrado en el estudio de la vida.



En ese sentido, existe ya un grupo de trabajo del INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial) que estudia la capacidad de resistencia de los líquenes en el espacio.



La Asamblea de la Unión Europea de Geociencias reúne en Viena desde el pasado lunes y hasta el viernes próximo a más de 8.000 científicos de disciplinas como la geología, la climatología y la oceanografía.



EFE

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