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Diversos problemas desgastan la imagen de la presidenta argentina

Una encuesta divulgada este día de la consultora Graciela Römer y Asociados advierte que la imagen de la mandataria se ubica en el 41 por ciento, un siete por ciento por debajo de la cifra que alcanzaba hacía un mes.


La inflación, el conflicto con el campo, las acusaciones a funcionarios y la renuncia del ministro de Economía son solo algunos de los hechos que inciden en el declive que sufre la imagen de la presidenta argentina, Cristina Fernández, a poco más de cuatro meses de gestión.



Así lo aseguran los analistas, quienes advirtieron que este descenso se mantiene desde enero a raíz de la «falta de respuesta del Gobierno a las demandas esenciales» de la población.



Incluso, una encuesta divulgada este día de la consultora Graciela Römer y Asociados advierte que la imagen de la mandataria se ubica en el 41 por ciento, un siete por ciento por debajo de la cifra que alcanzaba hacía un mes.



Tanto Römer como el analista Sergio Berensztein coincidieron además en que el desgaste se extendió tanto a los sectores sociales altos y medios, como a los bajos.



«Es una tendencia que se profundiza con el conflicto con el campo, que cataliza un estado de opinión, pero el problema más importante que afronta la presidenta es la inflación», señaló a Efe Berensztein, director de la consultora Poliarquía.



Expertos coinciden desde hace meses en que la inflación hace necesario corregir el actual modelo económico, lo cual se suma a la presunta manipulación hacia la baja de los índices oficiales que miden la suba de precios.



A la inflación se agrega el conflicto que mantiene el Gobierno argentino con el sector agropecuario, que recientemente protagonizó una huelga de 21 días y bloqueos de numerosas carreteras, lo que derivó en desabastecimiento de alimentos y problemas en la industria.



Incluso, las duras críticas lanzadas por Fernández al campo durante el paro de las cuatro mayores asociaciones del sector, generaron el rechazo de miles de personas que protagonizaron varios «cacerolazos» en Buenos Aires y el interior del país.



En la historia de este litigio, esta semana resulta clave ya que el próximo viernes finaliza la tregua de 30 días establecido por el campo para negociar con el Gobierno, que hasta el momento no ha dado las respuestas que el sector reclama.



De hecho, el analista Ricardo Rouvier sugirió que si finaliza el conflicto con el campo, puede volver a recuperarse la imagen de Fernández, que desde el pasado 10 de diciembre reemplazó en la presidencia a su esposo, el ex mandatario Néstor Kirchner.



En medio del litigio, además, la mandataria argentina arremetió nuevamente contra la prensa, lo que encrespó los ánimos del ámbito periodístico local, que también manifestó su preocupación por la intención oficial de controlar los medios.



El primer traspié de Fernández se produjo apenas tres días después de su asunción, cuando un fiscal adjunto de Estados Unidos dijo tener indicios de que la maleta con 800.000 dólares incautada en agosto pasado en Buenos Aires al venezolano Guido Antonini Wilson era para la campaña de la actual jefa de Estado argentina.



Las sospechas por manejos irregulares se repitieron cuando salió a la luz el presunto fraude en el uso de franquicias diplomáticas para ingresar al país autos libres de impuestos.



Si bien la denuncia fue realizada por el propio canciller argentino, Jorge Taiana, el caso derivó en la dimisión de Marcelo Pujó, que se desempeñaba como director nacional de Ceremonial de la Cancillería; y en la destitución de Jorge Matas, que era responsable del Departamento de Franquicias.



Las acusaciones volvieron a cernirse sobre el Ejecutivo días atrás, cuando la Justicia informó que investiga al secretario argentino de Medios, Enrique Albistur, y a otros dos funcionarios por presuntas irregularidades en la comercialización de publicidad oficial en la vía pública.



La lista de inconvenientes se amplió en la última semana con la renuncia de Martín Lousteau al frente del Ministerio de Economía, ante el rechazo de propuestas suyas que incluían medidas para «enfriar» la economía con el fin de frenar la inflación, que ahora deberá ser afrontada por el nuevo titular de la cartera, Carlos Fernández.



«La inflación y la inseguridad se afirmaron en 2007 como las dos principales preocupaciones de la gente y se mantiene de esta forma», detalló Berensztein.



Sin embargo, estos dos inconvenientes no lograron quebrar la buena imagen del ex presidente Kirchner.



«Él pudo preservarse, se mantuvo en un segundo plano en lo público y siguió manteniendo una imagen muy alta, pero no sabemos qué va a ocurrir después de haberse puesto al frente del conflicto del campo con críticas al sector. Y tampoco se conoce si esto va a ayudar a la presidenta», reflexionó Berensztein.



EFE

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