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Un libro y un film suscitan más dudas sobre asesinato de Robert Kennedy

RFK murió en la madrugada del 6 de junio tras ser sometido a una operación de urgencia que duró cerca de cuatro horas, mientras que Sirhan, el único acusado, fue condenado a cadena perpetua en 1972 y aún sigue recluido.


Cuando se cumplen cuarenta años del asesinato de Robert F. Kennedy, las circunstancias en que se produjo su muerte siguen suscitando nuevas dudas, como dejan patente un libro y un documental del periodista de la BBC Shane O’Sullivan.



Al igual que en el caso de su hermano, el presidente John F. Kennedy, el asesinato de Robert, cuya muerte se recuerda este viernes, generó todo tipo de especulaciones sobre la autoría del crimen que llevaron a barajar la posibilidad de que incluso la CIA estuviera implicada.



Pese a que la investigación oficial sobre los pormenores de lo ocurrido en el Hotel Ambassador de Los Ángeles la noche del 5 de junio de 1968 se cerró un año más tarde con el encarcelamiento del joven palestino Sirhan Bishara Sirhan, son muchos los investigadores que han seguido recabando datos, entre ellos el periodista Shane O’Sullivan.



El irlandés quiere que la sociedad estadounidense recuerde uno de los crímenes que cambiaron el rumbo del país, por lo que desde este viernes está a la venta su libro «Who killed Bobby?» (¿Quién mató a Bobby?), y el próximo lunes la cadena televisiva Documentary Channel emitirá su documental «RFK must die» (RFK debe morir).



«No quiero que parezca que aprovecho el cuarenta aniversario de su muerte para ahondar en el dolor de la familia Kennedy; sino que no se olvide que aún hay preguntas sin responder en este caso», explicó el periodista, quien ha dedicado cuatros años de investigación a la elaboración del documental y el libro.



Bobby Kennedy fue tiroteado el 5 de junio de 1968 en el Hotel Ambassador de Los Angeles, poco después de declararse ganador de las primarias demócratas de California, por Sirhan, quien se encontraba oculto entre la gente que llenaba el lugar para celebrar su victoria.



RFK murió en la madrugada del 6 de junio tras ser sometido a una operación de urgencia que duró cerca de cuatro horas, mientras que Sirhan, el único acusado, fue condenado a cadena perpetua en 1972 y aún sigue recluido.



Para O’Sullivan, sin embargo, es «crucial que crezca la conciencia pública y mediática sobre un caso tan inquietante como éste, para el que se llevó a cabo una pésima investigación policial que atentó contra la inteligencia de cualquier persona».



Son muchas las preguntas que el periodista deja en el aire, como la posibilidad de que hubiera un segundo pistolero involucrado, ya que, según explica, en la pistola de Sirhan sólo cabían ocho balas, mientras que las últimas pruebas de sonido de las grabaciones existentes revelan que hubo al menos diez disparos.



Otra incógnita que apunta el autor es que la autopsia de RFK desveló que los disparos que le costaron la vida se produjeron a tan sólo una pulgada de su oído derecho, aunque no hay un solo testigo que sitúe a Sirhan tan cerca del senador, sino a unos pies de distancia y frente al fallecido.



El periodista ha entrevistado a varios testigos clave en el caso y detalla cómo la policía los intimidó para que cambiaran sus testimonios y no hablaran de la misteriosa chica que fue vista en el hotel con un vestido a topos y gritando «¡Le disparamos!».



O’Sullivan reconoce que el acusado jamás ha involucrado a terceros en el asesinato de RFK, pero recuerda que no es capaz de recordar ni una sola escena de aquella noche y muestra pruebas psiquiátricas que indicarían que Sirhan pudo haber sido programado para asesinar al político demócrata.



«Suena a guión de película de espías, pero es cierto que la CIA trabajó desde los años cincuenta en ese tipo de experimentos mediante hipnosis, así que no sería tan descabellado», dijo el periodista, convencido de que los investigadores jamás tuvieron en cuenta las pruebas que indicaban «alguna conspiración».



O’Sullivan asegura que el caso por el asesinato de RFK debería reabrirse para llegar al fondo de «las muchas cuestiones que quedaron sin resolver» y para que Sirhan tenga el juicio justo que jamás tuvo.



EFE

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