Los estudiantes corearon consignas como «escucha, Fujimori, Cantuta está presente» y portaron pancartas en las que se podía leer «No a la impunidad y no al genocidio de los hijos del pueblo».
Deudos de las diez víctimas de la matanza de la Universidad La Cantuta, uno de los casos por los que es juzgado el ex presidente Alberto Fujimori (1990-2000), velaron este viernes sus restos en esa casa de estudios limeña, 16 años después de los asesinatos.
Los seis ataúdes con los restos de los nueve estudiantes y un profesor asesinados el 18 de julio de 1992 fueron recibidos con una lluvia de flores y lágrimas de los familiares a su llegada a la Universidad Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta.
Un grupo de unos 200 estudiantes recibió los féretros en el lugar donde estas diez personas fueron secuestradas el 18 de julio de 1992 por el grupo militar encubierto Colina, presuntamente creado por el hoy ex asesor Vladimiro Montesinos con la anuencia de Fujimori para luchar clandestinamente contra el terrorismo.
Los estudiantes corearon consignas como «escucha, Fujimori, Cantuta está presente» y portaron pancartas en las que se podía leer «No a la impunidad y no al genocidio de los hijos del pueblo».
Los restos de las víctimas de la matanza fueron entregados esta semana a sus familias, al concluir la investigación forense.
Hoy se oficiará una ceremonia religiosa de cuerpo presente en la iglesia de La Recoleta, en el centro de Lima, y mañana tendrá lugar el entierro en el cementerio El Ángel, en la capital peruana.
Las víctimas de La Cantuta fueron los estudiantes Luis Ortiz, Juan Mariños, Heráclides Pablo, Robert Teodoro, Armando Amaro, Dora Oyague, Felipe Flores, Bertila Lozano y Marcelino Rosales, así como el profesor Hugo Muñoz.
Este crimen se produjo dos días después de que el grupo terrorista Sendero Luminoso detonara un coche bomba en la limeña calle Tarata que dejó 25 muertos y más de un centenar de heridos.
Fujimori es juzgado por la matanza de La Cantuta y la de Barrios Altos (1991), así como por el secuestro de un periodista y un empresario tras el autogolpe de Estado de 1992.
EFE
