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Argentina y EEUU mantienen hegemonía y Brasil decepciona en Beijing

La Argentina de Messi y Di María y las chicas de EEUU revalidaron en Beijing los oros logrados en Atenas en un torneo más que discreto en el que Brasil dio la de arena, con una selección masculina conservadora en la que Ronaldinho pasó casi inadvertido y una femenina que volvió fallar en la final.


El torneo masculino se presentó como un mano a mano entre Argentina y Brasil, entre Messi y Ronaldinho, un enfrentamiento que se produjo en una semifinal con carácter de final anticipada en la que la albiceleste sacó los colores (3-0) a una «canarinha» que ni mucho menos había convencido con su propuesta futbolística en la fase de grupos y en la eliminatoria de cuartos ante Camerún.



El partido, como todo el campeonato, evidenció, además, que hoy por hoy la brecha que separa a Messi de Ronaldinho es kilométrica.



El de Rosario ha sido, sin duda, el futbolista de los Juegos, el único que ha sacado del aburrimiento general a los espectadores, que por cierto y según el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, han establecido nuevos récords de asistencia al torneo de fútbol olímpico.



Su actuación en la final ante una Nigeria que mereció el título, pero sucumbió al oficio de los Mascherano, Riquelme, Gago, Agüero y compañía, no fue de las mejores, pero entonces apareció Di María para reivindicarse tal y como lo había hecho ante Holanda en cuartos y evitar que las «águilas verdes» repitieran en Beijing la sorpresa que rubricaron en la final de Atlanta 1996.



La trayectoria de resultados de la albiceleste en Beijing tan inmaculada como la de Atenas con seis triunfos en otros tantos partidos, sirvió, además, para que Argentina ampliase a doce el registro de victorias olímpicas consecutivas.



Entretanto, Brasil, que tendrá que esperar a Londres 2012 para intentar romper su sequía de títulos olímpicos, tuvo que conformarse con un insuficiente bronce ante Bélgica, la otra revelación del torneo junto a Nigeria y que dejó en la cuneta a Italia, el tercer favorito en discordia para el título.



La «canarinha» regresa a Brasil, además de con la decepción de un Ronaldinho a años luz aún de aquel que fuera designado mejor jugador del mundo, con un seleccionador, Dunga, cuyo cargo ha quedado más en entredicho si cabe al sumar la pobre imagen ofrecida en Beijing los malos resultados y actuaciones firmados en la fase de clasificación para Sudáfrica 2010.



El torneo femenino tampoco a terminado como Brasil esperaba, pero con una importante diferencia con respecto al masculino: la «canarinha» sí fue el mejor equipo de la competición, pero se le volvió a atragantar el partido más importante, la final, tal y como le ocurriera en Atenas 2004 y en el Mundial de 2007, disputado precisamente en China.



EEUU, como ya hiciera en Atenas, se impuso con un gol logrado en la prórroga por Lloyd, que no hizo justicia ni a lo visto en el partido ni a lo presenciado en todo el campeonato.



Marta volvió a erigirse en el timón brasileño y Cristiane, «pichichi» del torneo con cinco tantos y que alcanzó a la alemana Birgit Prinz en el liderato de la tabla de goleadoras históricas de los Juegos, en su fiel escudera, si bien les faltó esa pizca de fortuna que incluso las estrellas necesitan para rematar la faena con un oro que volvió a colgarse un EEUU muy poco ambicioso en la final.



Tampoco fue merecido el bronce obtenido por Alemania ante Japón, la única sorpresa de un torneo gris que, salvo la brillante victoria lograda por Brasil ante las germanas en semifinales, acumuló escasas dosis de entretenimiento y sólo las niponas, en sentido positivo, y Corea del Sur, en el negativo, se salieron del guión.



EFE

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