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John McCain quiere distanciarse de su partido para ganarse a hispanos

Su colectividad echó sal en la herida al aprobar ayer un programa electoral en el que promete a los votantes medidas para deportar a los indocumentados «sin demora» y sancionar a las ciudades que no miran el estatus migratorio a la hora de ofrecer sus servicios, como Washington, Nueva York y San Francisco.



Los republicanos dieron un revés a John McCain al apostar por la «mano dura» en inmigración, pero el senador aún pretende seducir a los votantes latinos con el mensaje, machacado hoy por sus aliados, de que una cosa es el partido y otra el candidato.



McCain, quien ganó un 70 por ciento del voto hispano en su última reelección en Arizona, ha sido un impulsor clave del proyecto de ley para regularizar a los 12 millones de trabajadores clandestinos que viven en Estados Unidos, el cual hizo aguas principalmente por la oposición enconada de sus correligionarios en el Congreso.



Aún así, solo entre el 20 y el 30 por ciento de los hispanos, dependiendo de la encuesta, votaría hoy por McCain. Eso le puede costar muy caro en estados esenciales como Colorado y Nuevo México, donde hay una alta proporción de latinos.



«En parte está siendo penalizado por su partido», dijo David Schultz, catedrático de administración pública en la Universidad de Hamline (Minesota).



Y su partido echó sal en la herida al aprobar ayer un programa electoral en el que promete a los votantes medidas para deportar a los indocumentados «sin demora» y sancionar a las ciudades que no miran el estatus migratorio a la hora de ofrecer sus servicios, como Washington, Nueva York y San Francisco.



Sobre las perspectivas de regularización de los extranjeros, el programa es contundente: «Nos oponemos a la amnistía», dice, y aclara que rechaza cualquier «legalización en masa».



La declaración es notable, porque se trata del programa electoral oficial del partido, que normalmente es un calco de las posiciones de su portaestandarte, el candidato a la presidencia.



«Hay mucho descontento con el partido» entre los hispanos, reconoció el congresista republicano Lincoln Díaz-Balart en una entrevista en el Xcel Energy Center, el estadio de hockey vestido de arriba abajo con los colores de la bandera para la convención.



Díaz-Balart dijo que los latinos recordarán que McCain ha sido «el mejor aliado» de los legisladores que apoyan la reforma migratoria.



David Rivera, miembro de la Cámara de Representantes de Florida y delegado en la convención opinó que «los votantes van a diferenciar entre John McCain y los elementos antiinmigrante en el partido republicano».



Sin embargo, el McCain de hoy no es el mismo hombre que impulsó la reforma migratoria junto con el senador demócrata Ted Kennedy.



En las elecciones primarias, en las que tenía que ganarse a las bases de su partido, dijo haber aprendido la lección y que antes de cualquier legalización de inmigrantes debe garantizarse la seguridad de la frontera, algo que tendrían que certificar los gobernadores de los estados que colindan con México.



Llegó a afirmar que hoy en día no votaría por su propio proyecto de reforma original.



EFE




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