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La feroz guerra Adidas v/s Nike

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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Las firmas deportivas han llevado su batalla comercial hasta la intervención en decisiones clave de los clubes más poderosos del mundo y los pases de sus grandes estrellas. Mientras, cientos de jóvenes en las plantas de Adidas y Nike en Asia, pegan 120 pares de zapatos por hora, para cobrar al final de cada jornada su paga de 1,25 euro diario. Ellos son las mayores víctimas de una guerra escandalosa.


Julio del 2008. El Real Madrid buscaba insistentemente a Cristiano Ronaldo para sumarlo a su millonaria plantilla. La oferta era casi irresistible: 85 millones de euros para el Manchester United, equipo en donde juega Cristiano, y 12 millones por temporada para el astro portugués. Pese a la abultada cifra, el Manchester no estaba dispuesto a desprenderse de su estrella, pero el jugador presionaba para irse. Ante esta situación, no sólo el Manchester estaba preocupado.

El delantero portugués es la cara principal de Nike en el mercado futbolero, y el Real Madrid usa indumentaria Adidas. Si el pase se hacía, el modelo más redituable de la marca de la pipa comenzaría a gambetear rivales vestido con la imagen de la contra. Por eso, con Ronaldo decidido a irse, Bryan Glazer, hombre fuerte del Manchester, equipo vestido por la marca estadounidense, se reunió en Oregon con gerentes de Nike con un claro mensaje: «Ustedes están tan interesados como nosotros. Ayúdennos a que Ronaldo se quede en el Manchester». Ante esto, la gente de Nike recogió el guante y le hizo a Ronaldo una oferta con sabor a apriete: si desechaba la oferta del Madrid, Nike iba a hacerse cargo de la explotación de la marca CR7 (propiedad del portugués), que le iba a dejar unos 120.000 euros por semana, y de esta forma, sus ingresos no estarían tan lejos de lo ofrecido por el conjunto de la capital española.

La historia visible cuenta que finalmente Cristiano no pasó al Real Madrid y continúa en el Manchester. No sólo eso. En esa reunión también se habría arreglado que a mediados de este año el destino del portugués sería el Barcelona (clásico rival merengue y vestido por Nike), en una operación en donde la empresa de la pipa aportaría parte del contrato del jugador. Esta fue sólo una muestra del poder de estas marcas.

La rivalidad

Adidas nació en la década del 20′ y el fútbol fue desde sus inicios su mercado predilecto. Nike, en cambio, fue fundada en 1968, aunque su estallido en los Estados Unidos resultó en los 80′, cuando logró asociar su imagen a la de Michael Jordan, quedando como líder indiscutido del poderoso mercado norteamericano. Hasta entonces, la voracidad propia del capitalismo globalizado no había llegado y cada una se conformaba con manejar su sector entre los consumidores. La guerra comenzó hacia fines de los 90′, cuando Nike fue en busca del gran botín mundial: el soccer.

El primer paso fuerte fue el millonario contrato con la selección brasileña, tras el Mundial de 1994. Con el «joga bonito» como slogan, Nike le mostraba a Adidas que estaba dispuesta a dar la pelea para ganar el mercado del fútbol.

Entrado el año 2000, el mapa futbolero ya estaba dividido entre los dos contendientes, aunque la primera gran batalla sucedió en 1998, en la final del Mundial de Francia. Brasil, ya vestido con Nike, jugaba la final ante Francia, equipo de Adidas, y esa rivalidad de selecciones también tenía su correlato entre jugadores. La máxima estrella de Nike era Ronaldo, que se enfrentaba en el campo con el modelo más importante de Adidas, Zinedine Zidane. Pero la noche anterior a la final sucedió algo que no estaba en los planes: Ronaldo tuvo unas fuertes convulsiones y llegó a perder el conocimiento por dos horas. No estaba en condiciones de jugar el partido decisivo, pero Nike intercedió ante Mario Zagallo -entrenador brasileño- para que el astro estuviera enfrentando a Zidane y compañía. La final la ganó Francia y hace unos años Edmundo, compañero de Ronaldo en aquella final, acusó a Zagallo de haber arriesgado la vida del jugador por las presiones de Nike.

Messi, la joya codiciada.

En el 2005, los extraordinarios malabares de Lionel Messi los llevó a otra fenomenal batalla. El crack argentino venía recibiendo ropa de Nike desde su época de juvenil en el Barcelona, y una vez que explotó en Primera, había comenzado a negociar su contrato para ser imagen de la marca norteamericana. Al ver que el rosarino estaba llamado a ser el número uno del mundo en poco tiempo, Adidas asomó sus narices para ofrecerle a la pulga un contrato de un millón de euros al año, muy superior a lo que proponía Nike. El argentino cerró rápidamente las conversaciones con la firma de la pipa y de la noche a la mañana se convirtió en la imagen más fuerte de Adidas.

El pase de David Beckham -redituable modelo de Adidas- al Milan para jugar sólo dos meses, es otra muestra de la influencia de las empresas. El inglés está actuando en el Milan (vestido por Adidas) sin cargo y muchos hablan de que el gestor de esa maniobra fue la mismísima Adidas. Resulta que la liga estadounidense para entre enero y marzo, y en el receso pasado, David no tuvo mejor idea que irse a entrenar con el Arsenal, que le abrió las puertas, y todos los medios lo fotografiaron corriendo con la ropa de entrenamiento de Nike, equipo que viste a ese club londinense. En Adidas enfurecieron y este año no se quedaron de brazos cruzados. Ubicaron a su «cara bonita» en el Milan para evitar problemas.

Mercado

Con la guerra aún sin definirse, Nike domina ampliamente el mercado deportivo en Estados Unidos, con un 40% de las ventas totales, contra el 20% de Adidas. A nivel mundial, en todos los artículos deportivos, Nike también se impone a Adidas, aunque con menor margen (31% a 28%). Adidas, hasta ahora, sigue resistiendo en su histórico bastión, el fútbol, en donde domina el 35% del mercado, contra el creciente 32% de Nike.

Mientras Bryan Glazer sellaba el arreglo con Nike para inducir a Cristiano Ronaldo a que no se fuera al Real Madrid, cientos de jóvenes en las plantas de Adidas y Nike en Asia, pegan 120 pares de zapatos por hora, para cobrar al final de cada jornada su paga de 1,25 euro diario. Ellos son las mayores víctimas de una guerra escandalosa.

*Este artículo fue publicado en la última edición de la revista Noticias de Argentina.

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