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Nueva estrategia de seguridad de EEUU considera la guerra como último recurso

La nueva estrategia pone el énfasis en la cooperación internacional y en el desarrollo de alianzas, y por primera vez destaca las amenazas que provienen del cambio climático, entre otros aspectos.


La Casa Blanca presentó este jueves su nueva Estrategia de Seguridad Nacional, que establece el conflicto armado como último recurso y se distancia así de la doctrina de la guerra preventiva establecida por el ex presidente George W. Bush.

La Estrategia de Seguridad Nacional, la primera del mandato del presidente Barack Obama, es un documento que el Gobierno estadounidense emite cada varios años, por exigencia del Congreso, y fija las prioridades diplomáticas y defensivas del país.

La nueva estrategia pone el énfasis en la cooperación internacional y en el desarrollo de alianzas, y por primera vez destaca las amenazas que provienen del cambio climático, entre otros aspectos.

El documento pone también el énfasis en la lucha contra el terrorismo, especialmente los radicales enraizados en Estados Unidos, después de que el Gobierno detectara una serie de incidentes protagonizados por extremistas nacidos o residentes en el país.

El último de estos casos tuvo lugar a principios de mayo, con el intento de hacer estallar un coche bomba en pleno centro de Nueva York, en un atentado del que se responsabiliza al paquistaní nacionalizado estadounidense Faisal Shahzad.

Según la Casa Blanca, se trata de la primera estrategia que integra la seguridad interna dentro del plan global de seguridad.

El documento menciona específicamente a la red terrorista Al Qaeda como el gran enemigo de EE.UU. y señala también los programas nucleares de Corea del Norte y de Irán.

La Administración «llevará el combate» contra los extremistas «allí donde tramen sus planes y se entrenen, en Afganistán, Pakistán, Yemen, Somalia y más allá», indicó el miércoles el asesor en la lucha contra el terrorismo de la Casa Blanca, John Brennan.

No obstante, Brennan precisó que se usará «la fuerza de manera prudente, reconociendo que a menudo» necesitan «usar el bisturí y no un mazo».

Pese a todo, EE.UU. no renuncia a mantener su supremacía militar, que considera una de las bases de su estrategia e imprescindible como factor de influencia en el exterior.

«Nuestra estrategia comienza reconociendo que nuestra fuerza y nuestra capacidad de influencia en el exterior comienza con los pasos que demos en casa», declara el presidente estadounidense en el prefacio del documento.

La nueva estrategia considera también el bienestar económico como uno de los pilares para garantizar la seguridad del país y aboga por una «nueva base» mediante el énfasis en el uso de energías limpias y la reducción del déficit fiscal.

Pero también quiere promover el bienestar económico fuera del país, pues afirma que se ha «visto cómo los golpes a la economía global pueden precipitar el desastre».

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