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BBC News Mundo

Se extiende la revuelta en Siria

Miles de personas salieron a las calles de varias ciudades y pueblos exigiendo mayor libertad, pero se encontraron con la violenta represión ejercida por los organismos de seguridad del país, considerado uno de los más cerrados en Medio Oriente, con limitaciones estrictas a la libertad de expresión, de asociación y de prensa.


Miles de personas protestaron este viernes en diferentes ciudades de Siria pidiendo libertad. En la sureña localidad de Deraa las protestas terminaron como en los últimos cuatro días, teñidas de sangre.

Testimonios provenientes de quienes manifestaban aseguran que al menos 20 personas fueron asesinadas luego que una estatua del ex presidente Hafez al Asad fuera quemada.

A los periodistas, incluido el corresponsal de la BBC, se les ha prohibido ingresar hoy a esa población, que ya está siendo considerada el centro del movimiento de protesta contra el que es considerado uno de los regímenes árabes más represivos.

En la capital, Damasco, las escenas fueron similares. Cantando «Dios, Siria y Libertad», cientos de manifestantes terminaron siendo reprimidos brutalmente por las fuerzas de seguridad, según informó nuestra corresponsal Lina Sinjab.

Incluso en el distrito de Mouadamieh se informó de tres muertos.

Justo el jueves el gobierno sirio prometió reformas políticas, incluida la derogación de la ley de emergencia que data de los años 60 y que prohíbe, entre otras cosas, las manifestaciones públicas.

Muchos observadores muestran sus dudas sobre la posibilidad de que esto ocurra debido al rígido sistema de gobierno.

Sistema cerrado

El sistema político en Siria es considerado uno de los más cerrados en el Medio Oriente, con limitaciones estrictas a la libertad de expresión, de asociación y de prensa.

La ley de emergencia otorga amplios poderes de arresto y detención a las fuerzas de seguridad.

El récord de derechos humanos del gobierno de Damasco está calificado como «pobre» por organismos especializados como Amnistía Internacional, Freedom House y Human Rights Watch.

Oficialmente, Siria no es un Estado de un solo partido, pero el artículo 8 de la constitución siria establece que el partido gobernante, Baath, es el «partido líder en el Estado y la sociedad», muy similar a la fórmula utilizada por el Partido Comunista en la ex Unión Soviética o en China.

El partido Baath dirige una agrupación paraguas llamada «Frente Nacional Progresista», que incluye varios partidos permitidos de diferentes matices políticos, pero ninguno de ellos podría ser considerado como una fuerza de oposición creíble o real.

En 2006, cinco pequeños grupos de oposición y nueve figuras políticas publicaron la «Declaración de Damasco», en la que llamaban a un cambio de régimen pacífico en Siria. Pero eso fue un ejemplo raro de activismo político.

Oposición fragmentada

Décadas de represión política y campañas de arrestos han dejado a las fuerzas de oposición fragmentadas y divididas, y se cree que miles de sus líderes y activistas están encarcelados.

La oposición siria se compone principalmente de los Hermanos Musulmanes, los comunistas, los grupos kurdos y liberales. Son incompatibles ideológicamente y sólo tienen un común denominador: el deseo de derrocar el régimen de Al Asad. Independientemente de la ideología, la mayoría de ellos están o en la clandestinidad, fuera del país o en la cárcel.

En 1982, el difunto presidente Hafez al Asad aplastó una revuelta de los Hermanos Musulmanes en la ciudad de Hama. Se estima que el número de muertos se situó entre 17.000 y 40.000.

El actual presidente Bashar al Asad heredó el poder de su padre Hafez, quien murió en 2000, casi 30 años después de haber arribado al poder mediante un golpe militar.

La familia Asad junto con la mayoría de la élite de gobierno, el ejército y el partido oficial son alauitas, es decir, una secta chiita que representa no más del 10% de la población siria, la cual es predominantemente sunita (75%).

Esta división exacerba el espectro de una peligrosa agitación si la actual oleada de protestas, hasta ahora principalmente centrada en Deraa, desestabiliza el régimen y sigue la ruta de otras protestas en el Medio Oriente.

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