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Nicaragua: Daniel Ortega en camino a su probable reelección

Los observadores ubican al mandatario como el gran favorito para ganar las elecciones presidenciales que se llevan a cabo el domingo, en las que enfrentará a Fabio Gadea y al expresidente Arnoldo Alemán.


El rostro sonriente de un Daniel Ortega que vestido de blanco promete una Nicaragua «más cristiana, más socialista, más solidaria» ha sido una constante en el paisaje nicaragüense durante los últimos años, y los gigantescos letreros sólo parecen haberse multiplicado en ruta hacia una posible reelección.

Los nicaragüenses están convocados a las urnas el próximo domingo y por el momento todo parece indicar que el actual mandatario logrará su propósito, pues marcha a la cabeza de las encuestas de intención de voto muy por delante de una dividida oposición.

Sus competidores intentan consolarse recordando que la última vez que Ortega llegó a los comicios como claro favorito, en 1990, fue derrotado sorpresivamente por Violeta de Chamorro.

Pero aunque el nombre del candidato del partido Frente Sandinista se mantiene inmutable, mucho es lo que ha cambiado desde entonces hasta hoy.

Efectivamente, Daniel Ortega Saavedra ha aspirado a la presidencia en todas las elecciones que se han celebrado en este país centroamericano desde 1984 a la fecha.

Pero el candidato de 2011 ya no es el joven líder de la revolución sandinista, sino un hombre maduro que en sus discursos combina consignas al socialismo del siglo XXI con constantes referencias a Dios.

«En los 80s se presentaba como un luchador social, en la actualidad se presenta como un redentor», le dijo a BBC Mundo Carlos Fernando Chamorro, un periodista y analista político crítico de Ortega.

«Pero la verdad es que Daniel está en campaña desde hace tiempo. Sólo vamos a saber que piensa una vez que se cuenten los votos», agregó.

Es la economía

Por lo pronto, el camino de Ortega hacia un posible nuevo período como presidente de Nicaragua no ha estado exento de polémica.
La constitución nicaragüense prohíbe la reelección consecutiva, pero en octubre de 2009 la Corte Suprema de Justicia determinó que esta disposición era «inconstitucional».

En su momento el fallo fue duramente criticado por la oposición, que dijo que la insistencia de Ortega en volver a presentarse como candidato era una prueba de su vocación autoritaria.

Pero el tema no parece importarle especialmente a la mayoría de los votantes.

«Se le preguntó a los nicaragüenses si estarían dispuestos a votar por un presidente que se reeligiese independientemente de la constitucionalidad de esa reelección si les estaba resolviendo sus asunto económicos inmediatos, y el 60% dijo que si», dijo Arturo Cruz, un analista político del Instituto Centroamericano de Administración de Empresas, INCAE.

«(Ortega) ha logrado el apoyo de segmentos que están en una situación de pobreza que se han beneficiado con la políticas asistencialistas de su gobierno», reconoció Chamorro.

«Nadie sabe qué tan sostenibles son ni qué tanto están cambiando realmente los indicadores sociales, pero desde un punto de vista electoral han resultado efectivas», dijo.

«Y las políticas macroeconómicas de su gobierno, las buenas relaciones con el Fondo Monetario Internacional, el diálogo con la empresa privada, también han contribuido a disminuir los miedos de la empresa privada», explicó.

«El miedo colapsó»

De hecho, uno de los cambios más significativos con relación a anteriores contiendas electorales es que en esta ocasión la empresa privada no ha llamado a votar masivamente en contra de Ortega.

Los grandes empresarios tampoco han invertido recursos en las campañas de sus principales rivales, el empresario radial de 80 años de edad, Fabio Gadea, y el expresidente Arnoldo Alemán (1996-2001), quien recuperó sus derechos políticos a inicios de 2009, luego de la anulación de una sentencia a 20 años de cárcel por corrupción.

«La verdad es que el factor miedo colapsó. Este es un país que en los últimos 20 años se ha movido por dos emociones: el temor y el resentimiento. Y, objetivamente hablando, estas dos emociones han perdido relevancia, sobre todo la del miedo», dijo Cruz.
Después de todo, más del 75% de los 3,3 millones de votantes registrados en el padrón electoral nicaragüense tienen entre 16 y 35 años.

Y eso significa que la mayoría de los votantes no asocian la figura de Daniel Ortega con la guerra civil, el servicio militar y la hiperinflación que marcaron, entre otros aspectos, su primera gestión de gobierno, en la década de 1980.

Las acusaciones de nepotismo, corrupción y autoritarismo que algunos han hecho contra la gestión del mandatario de 2006 a la fecha, y que Ortega niega, no parecen resonar en amplios sectores de la población.

Y, en ese sentido, varias iniciativas de gasto del gobierno, financiadas gracias a la cooperación de la Venezuela de Hugo Chávez, y la relativa buena marcha de la economía nicaragüense, parecen pesar en la reinvención de Ortega.

«Cuando ves que el PIB per capita de Nicaragua apenas supera los US$1.000, cualquier pequeña cosa que haces tiene un impacto extraordinario», le dijo a BBC Mundo Cruz, quien también se desempeñó como embajador de Nicaragua en Washington al inicio del gobierno de Ortega.

«Pero hay un dato que me parece especialmente abrumador, y es que cuando (la encuestadora) Cid-Gallup pregunta a finales de 2006 por qué rumbo va el país, el 71% te decía que iba por el rumbo equivocado. Hoy esa misma encuestadora pregunta por el rumbo del país, y el 63% de los nicaragüenses te dice que va por el rumbo correcto», explicó.

«Yo creo que aquí hay problemas de legalidad muy serios, problemas de legitimidad muy serios, sin embargo, en esta sociedad, eso se compensa por la efectividad el gobierno», afirmó.

Las dudas

Chamorro, sin embargo, cree que la ventaja del candidato sandinista también se explica por la debilidad de sus contendientes.
«(Arnoldo) Alemán no puede incluirse en la contabilidad de la oposición, y no está claro que (Fabio) Gadea sea visto como el candidato de la esperanza», le dijo a BBC Mundo.

De hecho, para muchos, Alemán se presentó a elecciones para hacerle un favor a Ortega, dividiendo el voto opositor que en los comicios de 2006 superó el total de sufragios obtenido por el actual mandatario.

Mientras que Gadea -quien marcha segundo en las encuestas, unos 20 puntos por detrás de Ortega- es descrito por algunos como un candidato de otros tiempos.

El empresario radial fue una importante figura de la cultura nicaragüense en la década de 1960 y un destacado opositor antisandinista 20 años más tarde. Pero su principal mérito es no ser ni Alemán ni Ortega.

Completan la lista otros dos candidatos, Enrique Quiñonez, y Róger Guevara Mena, quienes apenas registran en las encuestas.
Ortega también cuenta con la aparente aquiescencia de un Consejo Supremo Electoral al que muchos acusan de no ser verdaderamente independiente.

Pero recordando la historia electoral y política de Nicaragua, Chamorro cree que antes de saltar a conclusiones sobre el resultado de las elecciones o lo que podría deparar un nuevo gobierno de Ortega es mejor esperar.

«En esto momentos parece imbatible, pero creo que en el fondo (su popularidad) es frágil», dijo.

«El suyo es un modelo que requiere que no haya oposición y que necesita recursos asistencialistas. Cuando falten esas dos condiciones es que se verá el verdadero rostro de Ortega», concluyó.

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