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Expropiación de YPF reabre debate sobre la dependencia de la soja argentina

Fuentes del sector agrario subrayaron esta disyuntiva y explicaron que cualquier medida de castigo a Argentina puede provocar un efecto bumerán y afectar al abastecimiento español de soja o lastrar a otros sectores económicos que operan en el Cono Sur.


La anunciada nacionalización de YPF en Argentina ha abierto una crisis que puede tener efectos positivos para el campo español, como la paralización del nuevo acuerdo agrícola de la UE con el Mercosur, y negativos, pues la alimentación de su ganadería depende de la soja del país sudamericano.

Fuentes del sector agrario subrayaron a Efe esta disyuntiva y explicaron que cualquier medida de castigo a Argentina puede provocar un efecto bumerán y afectar al abastecimiento español de soja o lastrar a otros sectores económicos que operan en el Cono Sur.

El director de Relaciones Internacionales de Cooperativas Agro-alimentarias, Gabriel Trenzado, reconoció en declaraciones a Efe que España «tiene mucho más que perder que ganar» en un enfrentamiento con Argentina.

Agregó que, si Europa decide elevar los aranceles a la soja argentina, podría verse comprometido el abastecimiento de este alimento para la ganadería española.

Existen pocas alternativas para comprar soja y se corre el riesgo de un alza de precios por la menor oferta, explicó Trenzado.

Apuntó que sí cree posible que esta crisis ralentice el proceso de debates previos al acuerdo comercial con Mercosur (el Mercado Común del Sur, integrado por Brasil, Paraguay y Uruguay, además de Argentina), aunque no es España quien debe gestionar la negociación, sino la UE.

El responsable de relaciones internacionales de la organización agraria Asaja, Ignacio López, coincidió en asegurar que la nacionalización puede provocar un retraso en las negociaciones de Mercosur, aunque, según recordó, existen ya grandes diferencias dentro de esta región.

«La inseguridad jurídica» no ayudará a este proceso, remarcó López, quien pidió una respuesta política «dura», pero calibrando las repercusiones en otros intereses económicos.

Admitió que existe poco margen para que un estado de derecho como España penalice a Argentina más allá de iniciativas diplomáticas o de una revisión de las ayudas de cooperación.

Otras medidas -como reducir las importaciones de soja argentina- pueden tener «un efecto rebote» y perjudicar a otros sectores españoles -agrarios o de otra índole-, subrayó.

El secretario general de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), Miguel Blanco, pidió que no se impulsen relaciones «desequilibradas» con «gobiernos populistas» como el argentino y se impida el proceso liberalizador con Mercosur, lo que afectaría gravemente a la producción de vacuno, hortofrutícolas, cereales, vino o azúcar en España.

«No podemos aumentar nuestra debilidad frente a los caprichos e intereses» de Argentina, argumentó Blanco, quien apuntó que la UE no trabaja por la soberanía alimentaria y la autosuficiencia de materias primas como oleaginosas y proteaginosas.

Desde el sector aseguran que España tiene una dependencia casi absoluta de la soja importada; el 43 % procede de Argentina -en su mayoría transgénica- y el 92 % de ella va a alimentación animal.

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