Rebeldes comenzaron a matar a los rehenes y planeaban volar el sitio.
Gobiernos de varios países siguen buscando información sobre el destino de más de veinte ciudadanos que se cree estaban en planta de gas secuestrada por rehenes y recuperada por las autoridades por asalto, y de quienes no se tiene noticia.
La noche del viernes el ejército informó que controlaba la zona residencial del complejo industrial, mientras que los rebeldes que habían resistido estaban dentro de la planta de procesamiento todavía con un número indeterminado de rehenes en su poder.
Según el gobierno, todos los militantes que participaron en la toma -32 en total- murieron a manos de las fuerzas de seguridad y un total de 23 rehenes perdieron la vida desde que comenzó el asalto, el miércoles pasado.
El ejército argelino dijo que cuando los soldados entraron al recinto los secuestradores ya habían matado a los últimos siete trabajadores extranjeros en su poder.
Antes, los uniformados habían tomado un taller donde se escondían militantes. El ministerio del Interior dijo haber hallado seis ametralladoras, 21 rifles, dos escopetas, dos morteros con conchas, seis misiles, dos lanzagranadas con ocho cohetes y diez granadas en cinturones explosivos.
De acuerdo con cancillerías de países que tienen ciudadanos en esas instalaciones, los diplomáticos no han podido acercarse al sitio donde se desarrolló la crisis, que se mantiene acordonado por los militares argelinos.
La agencia estatal APS dijo que 685 trabajadores de nacionalidad argelina y 107 de un total de 132 extranjeros fueron liberados.
Entre quienes se encuentran desaparecidos se cuentan cinco noruegos, diez japoneses, varios británicos y estadounidenses.
En Colombia, el presidente Juan Manuel Santos dijo que entre las víctimas está posiblemente un colombiano que trabaja con la petrolera BP y quien residía en el Reino Unido. Sin embargo, el mandatario aseguró que aún tenían que confirmar la información pues su cuerpo aún no ha sido encontrado. La familia del trabajador ya ha sido informada.
El primer ministro británico, David Cameron, confirmó la muerte de tres de sus connacionales, de la que responsabilizó a los secuestradores. Cameron agregó que se teme por el destino de otros tres británicos y un ciudadano residente, cuyo paradero se desconoce. Antes había repudiado lo sucedido en el campo petrolero argelino. «No hay justificiación para quitar vidas inocentes de esta manera. Nuestra determinación es más fuerte que nunca para trabajar con nuestros aliados en todo el mundo y para derrotar a los terroristas y a quienes les apoyan», aseguró.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, calificó de terroristas a quines tomaron la planta y dieron muerte a los rehenes. «Este ataque es otro recordatorio de la amenaza que represntan al-Qaeda y otros grupos extremistas violentos en el norte de África», dijo.
«Seguiremos trabajando muy de cerca con nuestros aliados para combatir la amenaza del terrorismo en la región», añadió.
Por su parte, el presidente francés, Francois Hollande, defendió la actuación de Argelia y su respuesta a la crisis. «Cuando tienes a tanta gente secuestrada por terroristas con tanta sangre fría y listos para matarlos, como hicieron, Argelia realizó lo que, en mi opinión, era lo más apropiado, porque no había negociación posible», dijo a los periodistas.
El miércoles, el personal del complejo gasífero estaba dentro del recinto, fuertemente vigilado, cuando un grupo armado islamista lo asaltó asegurando que querían detener la operación militar que realiza el ejército de Francia en la vecina Mali.
Sin embargo, corresponsales de la BBC han informado que los expertos en seguridad descartan que ése haya sido el motivo original porque consideran que la operación de toma demostraba que fue planificada cuidadosamente.
Aunque los militares argelinos estuvieron al mando de la operación y no se ha informado que hayan recibido o solicitado ayuda extranjera, el secretario de Defensa de EE.UU., Leon Panetta, dijo que su país estaba haciendo todo lo posible para resguardar la vida de los rehenes.
En entrevista con la BBC, Panetta dijo que «ninguna opción está descartada» cuando se trata de asegurarse de que Al Qaeda y grupos asociados no establezcan una base de operaciones en el norte de Africa.
Panetta siguió la línea de los comentarios hechos el viernes por la secretaria de Estado, Hilary Clinton, quien dijo haberse comunicado con el canciller Abdelmalek Sellal, quien le informó sobre la marcha de la operación.
Clinton aseguró que la situación era «dificil y peligrosa».
Además, la noche del viernes el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en Nueva York condenó el «abominable» ataque y en una declaración firmada por los 15 miembros del organismo resaltó que el caso evidenciaba la necesidad de llevar ante al justicia a los extremistas de Al Qaeda.
