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Vaticano acusa a izquierda anticlerical de difamaciones contra el Papa y Abuelas de Plaza de Mayo critican duramente a Bergoglio

En tanto, el jesuita Franz Jalics, secuestrado en 1976 cuando el pontífice era Provincial de Buenos Aires y actualmente retirado en la pequeña localidad bávara de Wilhelmsthal, asegura encontrarse en “paz” con el Santo Padre, ya que “aclaró en su momento esa cuestión”.


La presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, dijo este viernes que el nuevo Papa Francisco “representa a esa Iglesia que oscureció la historia del país”, reafirmando los cuestionamientos que se le han hecho por su eventual participación durante la dictadura militar argentina. Mientras el Vaticano culpó a la “izquierda anticlerical” de los ataques contra Jorge Mario Bergoglio.

Carlotto, madre de Laura Carlotto, secuestrada el 26 de noviembre de 1977 y asesinada meses más tarde con claros indicios de haber dado a luz, afirmó que “es una historia muy triste que entinta a toda la jerarquía de la Iglesia Católica argentina, que no ha dado ni un paso para colaborar con la verdad, la memoria y la Justicia. Bergoglio pertenece a esa iglesia —y hoy la representa— que oscureció al país. No ha sido así en otros países, en Chile y Brasil”.

La titular de las Abuelas de Plaza de Mayo hizo una crítica al papel que jugó la Iglesia Católica argentina en la última dictadura militar, afirmando que los integrantes de la jerarquía eclesiástica “fueron partícipes, cómplices y ocultadores, directa o indirectamente” de las violaciones a los derechos humanos.

Según sostiene Carlotto, “este hombre, Bergoglio, nunca habló ni se acercó a las Abuelas para ayudarnos”, añadiendo que él “ha ayudado en otros temas, muy lacerantes, pero no el nuestro”.

“Lógicamente, ahora es Papa y hay una especie de satisfacción porque la Argentina figura ahora como país civilizado, conocido y reconocido. Siempre fuimos los del Tercer Mundo y ahora hay un argentino que va a guiar los pasos de la Iglesia en los próximos años”, expuso la dirigenta.

Respecto a los casos en que se involucra a Bergoglio, Carlotto señaló que “él no está condenado, ha sido llamado como testigo, no está imputado», en ninguna causa vinculada con la dictadura, pero admitió que “no somos quienes para aventurar una condena previa. Hay que ser muy cautelosos”.

“Como por naturaleza nos inclinamos a dar un voto de confianza, damos un voto de confianza en esta nueva misión, que ha empezado con mucha humildad”, concluyó.

Vaticano denuncia campaña difamatoria contra el Papa

En tanto, el portavoz vaticano, Federico Lombardi, dijo que las críticas aparecidas en algunos medios argentinos contra el pontífice, referentes al periodo de la dictadura argentina, provienen de “una izquierda anticlerical para atacar a la Iglesia y son rechazadas con decisión”.

“Se trata de una campaña difamatoria, bien conocida”, indicó.

Lombardi salió así al paso de las informaciones aparecidas en estos días, tras la elección del cardenal Bergoglio como Papa, referentes a sus actuaciones durante la dictadura militar argentina.

“Jamás ha habido una acusación creíble contra él. La justicia argentina lo interrogó pero como persona informada de hechos y jamás fue imputado por algo”, subrayó el portavoz.

Lombardi agregó que Bergoglio “hizo mucho para proteger a las personas durante la dictadura” y una vez nombrado arzobispo de Buenos Aires “pidió perdón en nombre de la Iglesia por no haber hecho bastante durante el periodo de la dictadura”.

Jesuita secuestrado por dictadura dice estar en paz con Bergoglio

La orden jesuita en Alemania salió hoy al paso a la polémica por la presunta colaboración de Jorge Mario Bergoglio con la dictadura argentina y afirmó que el sacerdote secuestrado por la Junta está “en paz” con el Papa, al que desea un buen pontificado.

Franz Jalics, secuestrado en 1976 cuando Bergoglio era Provincial de Buenos Aires y actualmente retirado en la pequeña localidad bávara de Wilhelmsthal, junto a Kronach, “está en paz” con el Papa, ya que “aclaró en su momento esa cuestión” indicó a Efe Thomas Busch, portavoz de la orden jesuita en Alemania.

“Hizo las paces, están en paz”, insistió esa fuente, quien confirmó que el sacerdote está en Hungría —su país natal— y no prevé regresar a Alemania hasta el 10 de mayo, para remitirse luego a la declaración del propio Jalics, difundida este viernes en la página de internet de la orden.

“Deseo al Papa Francisco la bendición de Dios en su pontificado”, expresa el sacerdote en ese comunicado, que empieza recordando la época en que ejerció en una villa miseria bonaerense, donde fue secuestrado en 1976 y torturado durante meses por la dictadura.

“Desde 1957 vivía en Buenos Aires”, empieza el sacerdote, nacido en 1927 en Budapest, para explicar a continuación que en 1974, “por voluntad interna”, decidió ejercer su tarea evangélica en medio de “la horrible miseria”, en ese barrio bonaerense y con permiso de Bergoglio.

Jalics recuerda que la Junta argentina desató una situación “similar a una guerra civil”, que en dos años asesinó a 30.000 personas, incluidos “inocentes”, y afirma que en su villa miseria no tuvieron contacto “ni con la guerrilla” ni con los militares.

La Junta cayó sobre ellos tras la desaparición de uno de sus colaboradores durante nueve meses, sí vinculado con la guerrilla, que probablemente bajo tortura puso a los sacerdotes en situación comprometida por sus declaraciones.

Ahí se produjo su detención, un interrogatorio durante cinco días, en el que aparentemente sus torturadores admitieron su declaración de inocencia, pese a lo cual, según su relato, siguieron cinco meses más de secuestro, “con los ojos vendados y atados”.

Jalics afirma no poder hacer “declaración alguna» sobre el papel que Bergoglio pudo haber desempeñado en ese periodo, explica que tras su liberación dejó Argentina y añade que años después, siendo este arzobispo de Buenos Aires, pudieron hablar “de lo ocurrido”.

El jesuita se refiere ahí al viaje realizado por invitación del arzobispado bonaerense a la capital argentina, donde se produjo esa larga conversación a la que aludía el portavoz alemán de la orden, cuyo contenido no revela.

“Me concilié con todo lo ocurrido y lo di por cerrado», apunta al respecto el religioso, quien fue secuestrado junto con el también jesuita Orlando Yorio, de la misma villa miseria.

Yorio falleció en 2000 en Uruguay, mientras que Jalics se trasladó a vivir a Alemania en 1978 y ahí escribió un libro sobre meditación desde su retiro espiritual, situación en la que sigue.

La cuestión de la presunta colaboración del Papa Francisco con la Junta fue abordada años atrás por el periodista argentino Horacio Verbistky y ahora resurgió tras la elección del pontífice.

El propio Bergoglio contestó a las acusaciones en 2010, en el libro “El jesuita” y rechazó tal colaboración.

La declaración escrita de Jalics se produce en medio del cierto revuelo mediático, en Alemania y en Argentina, por tratar de localizar al sacerdote, de 85 años.

Según explicaba la radio pública bávara Bayerische Rundfunk (BR), Jalics lleva una existencia de retiro en la mencionada población bávara y su viaje a Hungría había sido planeado tiempo atrás.

El portavoz de la orden insistió que el jesuita no se ha “escondido” para evitar el revuelo mediático y que su viaje no tiene nada que ver con la elección del Papa.

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