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Siria: ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar Barack Obama?

Siria: ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar Barack Obama?

El presidente de EE.UU. parece renuente a intervenir, pero sabe que la peor opción es no hacer nada. Ese es el dilema que enfrenta Occidente.


El ruido de sables es cada vez más ensordecedor, mientras Occidente le pone mala cara a Bashar al Asad, el presidente sirio.

Quizás Estados Unidos y Reino Unido se estén acercando poco a poco al punto de tomar alguna acción. Pero por alguna razón lo dudo.

El sitio de noticias estadounidense The Daily Beast informa que la Casa Blanca pidió al Pentágono que elabore planes para una zona de exclusión aérea dentro de Siria.

En respuesta a este informe, un alto funcionario del gobierno dijo a la BBC: «No voy a discutir nuestras discusiones internas, pero durante muchos meses hemos expresado que nuestro gobierno está preparado para una variedad de contingencias en Siria y todas las opciones están sobre la mesa».

No importa que Obama pensara que una zona de exclusión aérea hubiera sido en buena cuenta un gesto vacío en Libia y finalmente ordenara más acción integral.

No importa que la OTAN no tenga semejante plan.

No importa que el Pentágono crea que semejante acción sería complicada y riesgosa.

Si Obama pudiera ser calificado de intervencionista liberal, sería uno cauteloso.

Si Obama pudiera ser calificado de intervencionista liberal, sería uno cauteloso.

No resulta demasiado difícil adivinar lo que está pasando realmente.

«Se debe hacer algo»

Aunque Francia y Reino Unido ejercieron una gran presión para levantar el embargo de armas de la Unión Europea, no parece que se estén preparando para suministrar realmente esas armas en el corto plazo.

Esto es acerca de presionar al máximo al gobierno sirio para que participe en la conferencia de paz, aunque es cierto que los diplomáticos tampoco tienen mucha esperanza en que eso produzca resultados.

Existen muchos problemas prácticos acerca de que EE.UU. y sus aliados actúen en Siria, y muchos resultados potencialmente desastrosos si lo hacen. Pero es más que esto.

A estas alturas deberíamos saber que si el presidente Obama es un intervencionista liberal, es uno muy cauteloso y renuente. Él sabe que, sin EE.UU., no se hará nada, pero parece sentir que no hacer nada suele ser la peor opción.

Vale la pena reflejar que ésta es la posición mayoritaria de los líderes de todo el mundo.

También parece ser la visión de muchos estadounidenses, cansados de la guerra. Y pocos en la región están pidiendo una intervención abierta.

Pero los que sí están exigiendo los comentaristas y políticos en Francia, Reino Unido y EE.UU., es que «se debe hacer algo».

Todavía se pueden desenvainar los sables.

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