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Papa Francisco reconoce la existencia de un «lobby gay» en el Vaticano Pontífice denuncia una red de corrupción homosexual

Papa Francisco reconoce la existencia de un «lobby gay» en el Vaticano

Christian Buscaglia
Por : Christian Buscaglia Periodista El Mostrador
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«En la curia hay gente santa, de verdad, hay gente santa. Pero también hay una corriente de corrupción, también la hay. Se habla del ‘lobby gay’, y es verdad, está ahí, hay que ver qué podemos hacer», admitió en una audiencia concedida el 6 de junio pasado a la directiva de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR).


El Papa Francisco admitió la existencia de un ‘lobby gay’ en el Vaticano que se traduce en una red de corrupción homosexual.  «En la curia hay gente santa, de verdad, hay gente santa. Pero también hay una corriente de corrupción, también la hay, es verdad. Se habla del ‘lobby gay’, y es verdad, está ahí, hay que ver qué podemos hacer», sostuvo el religioso en una audiencia concedida el pasado jueves a la directiva de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR).

Según consigna el portal católico chileno Reflexión y Liberación, el líder religioso precisó que «la reforma de la Curia romana es algo que pedimos casi todos los cardenales en las congregaciones previas al Cónclave. Yo también la pedí. La reforma no la puedo hacer yo, estos temas de gestión».

«Yo soy muy desorganizado, nunca he sido bueno en esto. Pero los cardenales de la comisión la van a llevar adelante», agregó el Papa Francisco, quien a un mes de su elección en marzo designó a un grupo de ocho cardenales para asesorarlo en la reforma del gobierno central de la Iglesia, sacudida por una serie de escándalos. Los escogidos se reunirán por primera vez en octubre próximo.

«San Pedro no tenía cuenta en el banco»

Este martes, el Papa Francisco sostuvo en su habitual homilía que «San Pedro no tenía cuenta en el banco», haciendo diferencias entre una «iglesia pobre» con una «iglesia empresarial».

«Cuando se quiere una iglesia rica, la iglesia envejece, pierde vitalidad. Una iglesia pobre nos salva del riesgo de convertirnos en organizadores, en  empresarios», recalcó.

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