Nuevos choques entre manifestantes y la policía en la capital, Kiev, dejaron al menos 17 muertos pese a que el presidente Viktor Yanukóvich firmó una tregua el jueves con los principales líderes de la oposición.
Al menos 17 activistas murieron a tiros en Ucrania en los más recientes enfrentamientos entre manifestantes antigubernamentales y la policía en la capital, Kiev.
La violencia estalló en la mañana de este jueves después de una tregua acordada en la noche del miércoles entre el presidente Viktor Yanukóvich y líderes de la oposición.
Este acuerdo -ya roto- había dado la esperanza de que Ucrania estuviera un paso más cerca de salir de la crisis en que está sumida desde que, a fines del año pasado, el gobierno puso paños fríos a un acuerdo de mayor integración con la Unión Europea y en cambio giró su atención hacia sus lazos con Rusia.
Las partes habían mostrado su disposición a comenzar «negociaciones», según un comunicado del gobierno, para terminar el baño de sangre de los últimos días. También aceptaron buscar estabilizar «la situación en aras del interés de la paz social».
El anuncio se produjo poco después de que Yanukóvich despidiera al jefe de las fuerzas armadas, General Volodymyr Zamana (no dio explicaciones del porqué).
Con las nuevas víctimas fatales, la cifra de muertos superó este jueves la barrera de los 40.
La paz duró poco. El jueves manifestantes antigubernamentales volvieron a chocar con la policía en la ciudad capital y principal foco de las tensiones, Kiev.
Se dispararon balas. Los manifestantes lanzaron cócteles molotov, mientras que la policía utilizaba cañones de agua.
Centenares de opositores, que buscan la renuncia de Yanúkóvich, recuperaron el control de la plaza de la Independencia, en el centro de la ciudad.
La televisión local ha mostrado imágenes de cuerpos en el suelo, cerca de la plaza.
Las protestas se han tornado más violentas en las últimas semanas.
Aunque la crisis comenzó en noviembre, cuando Ucrania decidió no firmar un acuerdo de asociación con la Unión Europea para acercarse a Rusia, las tensiones han crecido considerablemente en las últimas semanas y las manifestaciones callejeras se han tornado mucho más violentas y mortales (las peores desde que Ucrania se independizara de la Unión Soviética en 1991).
El martes, la policía irrumpió en el campamento en el centro de la capital, Kiev, que habían establecido miles de manifestantes contrarios al gobierno. Además de los 28 muertos -diez de ellos policías- informados por el Ministerio de Salud ucraniano, los enfrentamientos dejaron cientos de heridos.
El miércoles la situación fue menos tensa, con algunos choques esporádicos.
Se informó que los manifestantes tomaron el control de la oficina central de correos.
La tregua del miércoles surgió de los diálogos entre Yanukóvich y tres de los principales líderes opositores: Arseniy Yatsenyuk, el exboxeador Vitali Klitschko y el líder de un partido de la extrema derecha, Oleh Tyahnybok.
Yanukóvich anunció el jueves una tregua con la oposición.
«El asalto a (la Plaza de la Independencia, en Kiev), que habían planeado las autoridades no se realizará», dijo Yatsenyuk en un comunicado publicado en la página web de su partido.
«Se declaró una tregua», agregó. «Lo principal es proteger las vidas humanas».
La noticia había sido motivo de esperanza en Ucrania tras semanas de incertidumbre y violencia, pero en la reunión que originó la tregua no participaron los manifestantes de línea más dura.
Uno de los catalizadores de esta tregua probablemente hayan sido las advertencias de varios países europeos y Estados Unidos de sancionar a Ucrania tras la jornada violenta del martes.
El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, había dicho horas antes que estaba discutiendo la posibilidad de imponer sanciones «para tratar de crear el ambiente para un compromiso».
La UE no ha descartado sancionar a Ucrania por la violencia.
Además de la polarización política y de la crisis en seguridad, Ucrania enfrenta una delicada situación económica. A comienzos de febrero, la moneda, el hryvnia, cayó a su nivel oficial más bajo en comparación con el dólar desde su introducción hace casi dos décadas.
El exboxeador Vitali Klitschko es una de las figuras más importantes de la oposición.
Los funcionarios del gobierno culpan a las protestas masivas parcialmente de la devaluación de la moneda, pero otros lo ven como un resultado natural de varios años de políticas económicas pobres que dejaron al país con un déficit creciente, 18 meses de recesión y una preocupante deuda extranjera.
Ese rendimiento económico juega un rol importante en la crisis actual, pues el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha ofrecido en varias ocasiones ayudar a Ucrania.
La ayuda es uno de los factores por los que Kiev ha estrechado sus relaciones recientes con Moscú.
Este martes, el ministro de Finanzas de Rusia, Anton Siluanov, anunció la entrega de US$2.000 millones en ayuda.
En diciembre, Moscú prometió US$15.000 millones para apoyar la economía ucraniana, pero hasta el anuncio de esta semana sólo habían llegado US$3.000 millones.
