Publicidad
La tregua fantasma entre Nigeria y Boko Haram

La tregua fantasma entre Nigeria y Boko Haram

Acosado por el descrédito ante la comunidad internacional y en carrera hacia las elecciones de febrero de 2015, el Gobierno de Goodluck Jonathan habría buscado una tregua apresurada para darse impulso con una pirueta mediática: el final del cautiverio de las más de 200 niñas secuestradas hace seis meses.


La inminente liberación de las «niñas de Chibok» tras el supuesto alto el fuego entre el Gobierno de Nigeria y la secta islámica Boko Haram amenaza con convertirse en un brindis al sol, mientras los días avanzan sin rastro de las menores y el país se desliza hacia una nueva espiral violenta.

Acosado por el descrédito ante la comunidad internacional y en carrera hacia las elecciones de febrero de 2015, el Gobierno de Goodluck Jonathan habría buscado una tregua apresurada para darse impulso con una pirueta mediática: el final del cautiverio de las más de 200 niñas secuestradas hace seis meses.

No en vano, el cese de las hostilidades con los radicales anunciado por el Ejército nigeriano el pasado día 17 copó las portadas de todo el mundo y rescató del olvido a las menores capturadas en una escuela del norte de Nigeria el pasado abril.

A falta de una fecha oficial para su liberación, medios locales e internacionales se apresuraron a especular con que el cautiverio terminaría en pocos días.

Sin embargo, 24 horas después del anuncio, Boko Haram atacó varias poblaciones y secuestró a 60 mujeres más en el norte del país.

La continuación de los ataques y secuestros, y la falta de noticias sobre el paradero de las escolares, han ido minando los fundamentos de un alto el fuego que Nigeria sigue defendiendo con la boca pequeña -ayer aseguraba que sigue en negociaciones con Boko Haram- y que muchos analistas pusieron en cuarentena desde el primer día.

El activista Shehu Sani, que ha mediado anteriormente en las negociaciones con el grupo terrorista, dijo desde el primer momento que era un fraude: «O el Gobierno se ha sentado con farsantes o el propio Gobierno es parte de la farsa», manifestó a los medios locales.

La autoridad del interlocutor de Boko Haram en la negociaciones, Danladi Ahmadu, también ha sido puesta en duda por quienes creen que solo representa a una parte de la secta, o que incluso es un «impostor», como el activista nigeriano exiliado Ahmad Salkida.

Conocido por sus contactos en la milicia, Salkida explicó en su cuenta de Twitter que un miembro de Boko Haram jamás se llamaría «Danladi», que significa «alguien nacido en domingo» y no es un nombre que aprobaría el grupo terrorista, que sigue sin haber reivindicado oficialmente el pacto.

La persistencia de la violencia también invita a pensar que el acuerdo nunca existió, explica a Efe el analista nigeriano de International Crisis Group Nnamdi Obasi.

La condición mínima para la liberación de las menores -la puesta en libertad de terroristas de Boko Haram en las cárceles nigerianas-, sigue sin haberse cumplido, según fuentes de seguridad.

Según el Chad, país mediador en las negociaciones y convencido del éxito del acuerdo, los flecos en esta cuestión son los que no han permitido concretar la liberación de las niñas

No obstante, la mayor parte de los observadores sospecha que Boko Haram ha seguido atentando para demostrar que el alto el fuego es un fraude, al menos para un amplio sector, apunta Obasi, quien tampoco descarta que grupos criminales ajenos se estén aprovechando del caos reinante.

En cualquier caso, el Ejecutivo nigeriano podría no estar mintiendo, aclara el analista: «El Gobierno puede haber sido engañado en la búsqueda de cualquier cosa que pueda ofrecerle un mínimo rayo de esperanza para avanzar hacia la resolución del conflicto».

Salkaida, por su parte, reprocha al Ejecutivo que esté «más interesado en las sombras y las burbujas que en la sustancia y un compromiso claro con la ideología de Boko Haram», cuyo nombre significa «la educación es pecado».

Las elecciones de 2015 siguen siendo el principal acicate del Gobierno para buscar el final de la violencia, anuncio que mejoraría la denostada imagen del presidente a pocas semanas de que declare formalmente que se presenta a la reelección.

Por el contrario, el fracaso del alto el fuego y la prolongación del cautiverio de las niñas de Chibok podría abocar al mandatario nigeriano a una situación todavía más vergonzosa, que le dejaría sin opciones electorales.

A principios del mes pasado, el Ejército anunció, por tercera vez, la muerte del líder de Boko Haram, Abubakar Shekau. Una semana después, el propio cabecilla lo desmentía a través de un vídeo.

«¿Qué Gobierno en el mundo diría que ha matado a Shekau, y dos semanas después se reuniría con una delegación enviada por el propio Shekau a debatir un alto el fuego?, se pregunta Salkida.

Publicidad

Tendencias